CUATRO

6.7K 541 229
                                    

4

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

4. Manos a la obra

Di vueltas y vueltas por toda la habitación con algo de enfado. Tenía al menos todas mis prendas de ropa arrojadas por toda la estancia e incluso los zapatos casi haciéndome tropezar. Sin embargo, no podía detenerme, pues el asunto me estaba carcomiendo la cabeza a tal punto de dejarme sin ideas.

Esto era frustrante.

Ni siquiera entendía las palabras de mi amiga con cabello rizado, pues ella no lo había notado, pero hacía mucho que no le estaba prestando atención. Algo que, a decir verdad, debería estar haciendo ya que Wendy es experta en dar buenos consejos.

Además, si se entera que no la estoy escuchando sería capaz de dejarme sin estabilidad emocional cuando rompa nuestra amistad.

Detuve mis pasos, mirándola

—...y por eso creo que la situación en la que estás no es tan grave, ¿puedes creer que los pingüinos no usan smoking?

Parpadeé, repetidas veces

—¿Me... hablas a mí? —Me señalé

Asintió con su cabeza, en respuesta

—¿Por qué? ¿Acaso no me estabas prestando atención? —preguntó en tono acusatorio—. Lo sabía. Dije lo de los pingüinos para confirmar que no me estás oyendo y acabo de hacerlo, ¿es que no aprecias nuestra amistad?

Solté un suspiro, cayendo sentada en el borde de mi cama

—Tu no entiendes mi situación —negué, abrumada

—Claro que la entiendo, Mack, no es tan grave —se rió—. Puedo... digo, yo puedo prestarte un vestido para esa noche. Aún falta tiempo, seguro si no te gusta la primera opción entonces puedes comprar uno nuevo. Si empiezas a ahorrar desde ahora...

—¡Yo no sé ahorrar dinero!

—¿Cómo no vas a saber? Todo el mundo lo sabe.

—¡Yo no! —me tumbé por completo en el colchón, mirando hacia el techo—. Si veo algo que valga la pena comprar así sea completamente innecesario, lo haré.

—A ver, eso no... no es tan cierto —resopló—. ¿En qué te basas para decirlo?

—En la porcelana de la sirenita que está en mi tocador —señalé sin mirar—. O el portarretrato en forma de manzana que al final no usé porque no encontré una foto que fuese de ese tamaño. O puedo hablarte también sobre mi sombrero de playa que compré en invierno. Lindo, ¿eh?

Levanté un poco mi cabeza, solo para ver su mirada seria

—¿De verdad compraste ese sombrero? —frunció el ceño—. Te dije que era absolutamente innecesario cuando fuimos a esa tienda de artesanías.

—Al parecer llevamos dos años de amistad y aún no me conoces —volví a acostarme, soltando el aire como un globo desinflándose—. Creo que iré al baile con una bolsa de basura.

Invierno de coloresWhere stories live. Discover now