LIBRO 3. SAGA «COX»
Ethan es el prototipo de chico tímido que por lo general no tiene muchos amigos.
Mack es la chica sonriente y divertida que ama ocuparse todo el tiempo y ayudar a los demás.
Ethan le tiene miedo a casi todo.
Mack casi nunca le...
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Este cap es uno de mis favoritos, agradezco mucho los votos y los comentarios que me puedan dejar<3
* 5. Tienes un gran corazón
Aún hay una parte que me confunde.
El hecho de que parecía que hace unos días el sol brillaba más, los pajaritos cantaban, las nubes no estaban oscureciendo el cielo, pero luego, de la nada, era todo lo contrario, era como si un momento hubiese estado todo bien y ahora está todo mal. Lo que me lleva a pensar, que quizás mis estúpidas técnicas para hablar un poco más están del asco.
¿Qué haría Elliot en estos casos?
Nada, porque ni loco pienso averiguarlo.
Había empezado la primera hora de la tarde, luego la segunda, luego la tercera y ya simplemente me había desanimado, como si la única razón para que pudiera estar de buen humor se hubiese esfumado en un chasquido.
Sí, al parecer eso pasó.
Me quedé un momento allí en el comedor, con mi taza de chocolate a medio beber, esperando, sin saber muy bien qué se supone que estaba esperando. No quería admitirlo en voz alta, sin embargo, mi aburrimiento era muy obvio.
No tenía razones para subir al ático.
Suspiré
Será más difícil de lo que llegué a deducir.
Volví a la realidad cuando escuché una especie de carraspeo, frente a mí, mi abuelo repartió una tanda de cartas para él, luego para mi abuela y siguió conmigo, sin preguntarme si iba o no a jugar.
No dije nada al respecto. Él pareció pensarlo
—Hoy haremos una apuesta —dejó un grupo de cartas en el centro y pasó a tomar la suya—. ¿Qué pueden ofrecerme?
Mi abuela se lo pensó
—Un rico desayuno —respondió, felizmente
El hombre arrugó el ceño
—Eso ya me lo da, señora. Es físicamente imposible que me dejes sin comer por un juego.
—Puedo —se encogió de hombros
Este suspiró
—Ethan, ¿qué puedes ofrecerme tú?
—Ah —levanté la cabeza, confuso al oír mi nombre. Los dos ancianos compartieron una mirada, y al final fue ella quien terminó hablándome
—¿Por qué parece que estás en la luna?
—Está en Marte —corrigió él, con una pequeña sonrisa—. ¿Entienden? Ma-rte. O sea, Ma de Ma...
—No estoy de ninguna forma —lo interrumpí, tomando mis cartas—. Es que no sé cómo se juega, ¿cuál es el objetivo de todo esto?
