TREINTA Y CINCO

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35. Final | Llegará el día

Algunos años después

Me levanté lo más temprano que pude, tratando de no hacer nada de ruido. Lo cual fue una tarea muy difícil, considerando que no podía ver mayor cosa y por poco me tropiezo con mis propios pies.

Eso me pasa por haber dejado mis pantuflas al otro lado de la habitación la noche anterior.

Ignorando aquello, me dirigí a la cocina donde empecé a buscar por todos lados. Saqué los ingredientes que necesitaba, tanto del refrigerador como de los estantes, y me dispuse entonces a preparar el desayuno.

No es difícil, conozco a la perfección los gustos de mi novio. De manera que, me fue sencillo descubrir cuál sería un platillo ideal. Acompañé todo con unas fresas con crema que coloqué en una pequeña copa de vidrio. De acuerdo, eso sí lo compré. Lo admito.

En mi defensa, no tenía todo el tiempo del mundo antes de que se diera cuenta de que ya me desperté. De hecho, lo nota muy fácilmente. Es como si al no tantear mi cuerpo junto al suyo, eso lo hiciera despertarse en un instante.

Suspiré

Tan dulce como siempre.

Alcancé a terminar todo tal cual lo pensé en mi cabeza. Dejé los platos sobre la mesa y volví a la cocina para lavarme las manos.

Fue en esa acción, que oí los pasos provenientes del pasillo

—¿Mack? —reconocí su voz, acercándose

—Tardaste —sonreí

—¿Qué...? —se cortó a sí mismo al mantenerse en el umbral de la estancia. Me giré, con una radiante sonrisa en mi rostro. Terminó de frotarse los ojos—. ¿Qué haces?

—¿Yo? Nada —salí, pasando por su lado. Me siguió hasta que lo guie al comedor y me posé detrás de su silla—. Solo hice nuestro desayuno.

Ojeó cada plato, comenzando a sonreír

—Oh, y esto es para ti —levanté la copa que contenía el postre—. Ya sabes, por nuestro aniversario.

Se rascó la nuca. Poco a poco, elevó su mirada hacia mí con esa expresión que siempre ponía cada vez que me miraba.

La expresión de un hombre enamorado.

—Es perfecto —susurró

—¿Significa que te gusta? —dejé todo en su lugar, pasando a tomar mis manos a mis espaldas

Se acercó a mí a pasos largos, acortando la distancia que nos separaba. Mi piel se erizó cuando su brazo buscó mi cintura con tal de pegarme a su pecho

—Me encanta —dejó un suave beso en mis labios—. Feliz aniversario, linda.

Me reí, acariciando su rostro con mis manos

Invierno de coloresWhere stories live. Discover now