DOCE

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12. Tú lo haces especial

Jamás en mi vida había estado tan feliz.

Sí, había ocasiones en las que lo estaba, pero nunca tanto. Ni siquiera cuando era más pequeña y pasaban cosas que podían emocionar a una niña pequeña.

Esta vez todo era muy diferente. Empezando porque ya era una adulta, y siguiendo con el hecho de que era muy probable que hubiese encontrado el amor.

Cuando era más niña, jugaba a las muñecas y siempre esperé tener ese típico chico que lees en los libros. No podía evitar contentarme justo ahora y menos cuando él parecía estar justo ahí donde había deseado.

Frente a mí.

Había sentido esa conexión en nuestras miradas desde el primer momento en que lo vi. Y ahora mismo era como si fuésemos dos almas gemelas encontrándose.

Por eso estaba feliz.

Corrección; estaba indiscutiblemente feliz.

Tanto así que este día parecía ser perfecto. Había llegado el momento y mi corazón latía rápido al pensar en esta noche y el hecho de que tenía que pedir permiso.

Por eso estaba un poco nerviosa de repente.

Porque en este comedor solo abundaba el silencio. Mucho silencio y una extraña tensión que se sentía con frecuencia cuando mi padre parecía no querer hablarle a nadie. Quizás estaba de mal humor. Y con eso me refiero a que no es el mejor momento para hablar.

Sin embargo, necesitaba hacerlo.

Aclaré mi garganta con valor

—Ya terminé mi ensayo para la universidad. Lo enviaré la próxima semana.

Eso llamó la atención de mi padre, que levantó su cabeza para mirarme

—¿Ah sí?

—Sí, le hice los cambios que me pediste.

—¿Y cómo quedó?

—Como... como si ya hubiese entrado.

Al menos pareció satisfecho por mis palabras

—Bien —continuó con su comida

—Teniendo en cuenta de que ya lo hice... —continué, aumentando mi ansiedad—. Pensé que podría... pedir un permiso.

—¿Otro? —enarcó una ceja

—Cariño —mi madre interfirió—. Sabes que lo merece.

Qué bueno que ella sí está de mi lado

—Sigue —animó el hombre, rendido

Obviamente no podía hablarle de Ethan así como así, lo conocía y si se enteraba probablemente me impidiera verlo, sin contar que ni siquiera me permitiría explicárselo.

Invierno de coloresWhere stories live. Discover now