DIECISEIS

3.9K 346 103
                                    

16. Te veo a ti

No tenía idea de cómo iba a decirle a mi madre sobre aquello.

El hecho de que Ethan, el tímido Ethan, el que no se arriesga, el precavido, el miedoso muchas veces, hubiese dado el siguiente paso en vez de dejármelo a mí, claramente fue algo que me tomó por sorpresa, y no por eso fue malo sino todo lo contrario.

Fue memorable.

La conexión que teníamos era tanta, que ni siquiera dudé al decirle que sí. Supongamos que sólo hice lo que mi corazón me gritó. Y por eso, sabía que había sido la decisión correcta.

El problema era precisamente lo que me tenía pensando desde la noche anterior. ¿Cómo se supone que mi madre supo que había algo entre Ethan y yo? O mejor aún, ¿cómo es que no ha reaccionado como una madre normal reaccionaría?

Seguro soy muy evidente, y quizás recordó que no sé mentir con frecuencia.

Sin embargo, el hecho de que no hubiese reaccionado de forma negativa me trajo al menos un porcentaje de tranquilidad. De esta manera, sé de antemano que Ethan será bien recibido cuando le comente lo que pasó.

Eso, o todo saldrá muy mal.

Me removí con ansiedad. Lucía tan fresca que incluso tarareaba una canción como si nada estuviera sucediendo. Mientras que yo, me encontraba nerviosa, muy nerviosa y no sabía de qué forma simplemente mencionárselo.

Pasé saliva

Entreabrí mis labios dispuesta a decirle algo, pero en ese preciso instante, fue ella quien se me adelantó

—¿Me ayudarás a lavar los trastes o por qué estás ahí parada?

Solté una bocanada de aire

—Es que sí tengo que decirte algo. O sea, no te ayudaré a lavar nada, pero sí te diré algo.

—Oh, gracias, como siempre eres tan sincera.

Ella se rio, aun así, yo no lo hice

¿Y si se ríe porque sabe lo que le diré y solo se burlará de mí cuando me diga que no?

De acuerdo, Mack, será mejor que dejes de alucinar.

—¿Es algo grave? —me miró, deteniendo su labor—. Porque si es así cuéntame ya antes de que me ponga nerviosa.

Volví a suspirar, controlando mi nerviosismo

—Sé que te diré esto porque me has dado esa confianza para creer que no vas a regañarme, sino que vas a creerme y al final, me darás un consejo.

Se quedó mirándome con confusión

—No salgas con que estás embarazada.

Mi rostro se puso más rojo que un tomate

—¡Mamá!

—Porque si es así puedes asegurarte de que estoy muy decepcionada.

—¡No es nada de eso! —me tapé las mejillas—. ¿Podrías por favor callarte y no decir esa tontería? Las palabras tienen poder, por lo que más quieras.

Invierno de coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora