DIECIOCHO

4.4K 336 107
                                    

18

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

18. Eres importante para mí.

A pesar de que en la noche anterior todo salió de maravilla, mi padre no se comportó como un auténtico machista frente a mi novio, no fue grosero —o al menos no la mayoría del tiempo—, y no se interpuso en nuestra relación; había algo que hacía que esta mañana en la mesa del desayuno el ambiente estuviera tenso.

Sí, reconozco que no me esperaba una reacción más emotiva o que todo cambiara de repente, por supuesto que no. Sin embargo, admito que sí llegué a pensar que no todo sería tan incómodo a como lo es cada día.

Otra vez me equivoqué.

Pues, desde que empecé mi día normalmente, las cosas se han visto más rígidas de lo normal, por así decirlo, de manera que, en la mesa hay un silencio que quizás podría cortar toda gota de tranquilidad proveniente de alguno de nosotros.

Mi padre estaba en la misma tónica, la de todos los días.

Eso no era novedad. De todas formas, mi organismo estaba igual de tenso y por alguna razón, me preparé mentalmente para cualquier cosa que pudiera suceder. La ansiedad por saber si todo estaba bien o no, me impidió probar bocado, así que me la pasé revolviendo mi desayuno sin interés.

Lo único que se oía era el sonido de los cubiertos al chocarse contra el plato, proveniente de las demás personas en la mesa, aunque todos intentábamos no hacer un ruido que pudiera ser fastidioso para mi padre.

Otra razón para creer que alguien está en problemas.

Lo que no pensé, es que ese alguien fuese yo.

El hombre soltó la servilleta sobre la mesa y se puso de pie, ocasionando que todas las miradas fueran a parar en su dirección.

—Mackenzie —nombró, mirándome—. Termina de comer y pasa un momento a mi despacho

Eso me dejó en extremo confundida

—¿No irás a trabajar ya? —preguntó mi madre

—Será sólo un momento antes de irme —repitió, para después abandonar la estancia de camino al lugar donde me había citado

Inmediatamente mi estómago se revolvió, cerrándose lo suficiente para impedirme siquiera probar un bocado. Esperé hasta que estuviera más lejos y entonces me puse de pie, con la intención de salir

—Mack —me llamó mamá—. No has comido nada...

—Papá me llamó —recordé, como si ella no lo hubiese escuchado

—Sí, pero te esperará hasta que termines.

—No, es mejor no hacerlo esperar. Debe trabajar, así que...

—No creo que tardes mucho, lo guardaré para cuando vuelvas.

—No es necesario —pronuncié, saliendo de mi asiento—. No tengo mucha hambre.

Invierno de coloresWhere stories live. Discover now