Capítulo 1

45 5 0
                                    

Adelyne

  Después que pasamos las vacaciones en la Isla de Cape Breton Victoria, mi familia y yo decidimos quedarnos a vivir aquí. Esta es una zona que está muy complementada con la naturaleza y el clima es costero templado, algo diferente de mis años anteriores en Ottawa, la capital de Canadá. La razón por la que nos mudamos, bueno... digamos que fue una manera de huir para comenzar una vida completamente diferente.
 
  Hoy será mi primer día de clases en la nueva escuela, la New Waterford- High School. Estoy en último año de secundaria y tengo dieciocho años. 

Me levanté temprano en la mañana. Me vestí con ropa negra de mangas largas; un pantalón, una sudadera, gorra, gafas de sol graduados, —ya que tengo algunos problemas en la vista— también me puse guantes, botas de tacón, nasobuco, todo negro.

  Mis cabellos por la cintura, los teñí de un color castaño para ocultar mi verdadero tono blanco, también me hice un flequillo para disimular la piel tan resaltante de mi frente. Maquillé mis pestañas con rímel y me hice las cejas oscuras: duración veinticuatro horas.

  De ser la chica del color blanco, pasé a ser todo lo contrario: la chica solitaria que sólo viste de negro y anda por ahí como si la vida fuera una película de terror. En eso me convertí, en una persona totalmente diferente de lo que realmente soy.

  Entré por los pasillos de la escuela y todos me miraban como si fuera una extraña. Y sí, lo era. Intenté ignorar la tensión que provocan todas esas miradas sobre mí. Puse de mi parte para no tropezar torpemente con mis propios pies.

  Se empezó la apertura de las clases, lo cual me desespera. Este primer día suelo odiarlo, está todo muy revuelto, demasiada gente para mi gusto.

  A los pocos minutos, terminaron de explicar todo lo referente al nuevo curso. También nos dieron los horarios en los que teníamos las clases.

  Busqué un casillero para allí colocar mis cosas y luego entré al aula que me correspondía.
 
  Me senté en la última mesa y junto a mí una chica con el cabello negro y lacio hasta los hombros. Sus ojos color café estaban sutilmente delineados haciendo que su mirada fuera más suave. Y en sus labios rojos, tenía una sonrisa dibujada. Parece que intenta ser amable.

—Hola ¿Cómo te llamas? —me preguntó acomodándose en la silla.

—Adelyne —respondí con el rostro serio.

—¡Lindo nombre! Yo soy Sophie, Sophie Trembley, mucho gusto —dijo estirando la mano para estrecharla con la mía.

—Igual —me limité a decir y a penas rocé sus manos con mis guantes.

—¿Por qué llevas guantes? —al ver que no le respondí continuó. —Disculpa, deben ser tus gustos.

  Su rostro se mostraba totalmente jovial. Parece ser una buena chica, pero no puedo dejarme engañar tan pronto.

  Las personas que más me han lastimado siempre me sonreían.  Por eso debo seguir sin confiar en nadie.

El día transcurrió bien. En el descanso merendé sola en un banco, fui sola a la biblioteca. También almorcé sola y me fui a casa sola. Todo perfecto, como debe de ser. Espero no tener ningún contra tiempos y que todos los días sean así monocromáticos.

  Cuando llegué a casa sentí alivio. Al fin puedo ser yo misma, sin tensiones. Me di un buen baño y quité todo mi maquillaje.

—¡Blanco! —murmuré aliviada viéndome al espejo.

  Al caer la noche, aunque estaba tranquila en mi hogar, me sentía un poco sola; pero no quiero admitirlo, no puedo admitirlo. Mis padres siempre están ocupados y no tengo hermanos con los qué divertirme o al menos discutir.

  Por eso, la única manera en la que no me siento tan sola es escribiendo. No sé explicar lo que siento cuando lo hago. Es como estar volando en un universo diferente, es un mar en el cual nunca será en vano sumergirse.

  Esta vez quería escribir algo parecido a un cuento para niños pero basado en mi propia historia:

"Érase una vez una princesa de piel muy blanca, de ahí su nombre: Blancanieves, vivía sola en un castillo en una tierra muy muy lejana. La chica era hermosa, pero nunca nadie había osado en acercarse al castillo. Blancanieves cada día se aburría más de estar sola, aunque tenía una vida con "paz" no era feliz, pero debía ocultar todo lo que sentía porque ese era su destino"...

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora