Capítulo 15

9 3 9
                                    

Bastian

Sentí la piel de su cara ponerse caliente y vi sus mejillas enrojecer. No pude evitar sonreír ante semejante espectáculo. Se veía hermosa, a pesar de que había llorado. Seguía siendo linda aún con el pelo mojado.

  No sé por qué quiere ocultar su piel, si también es bonita. Tampoco sé el por qué de mi forma de actuar. Solo tuve el impulso de tenerla cerca. Por eso me tomé el atrevimiento de acercarme un poco más, casi rozando su nariz. Agaché un poco mi cabeza, porque ella es un poco más pequeña que yo, sólo un poco.

  Pude ver más de cerca sus ojos. ¡Dios mío! ¡Qué belleza! Son como un cielo despejado, sin nubes, pero lleno de arcoiris y destellos violetas.

  Sin disimular, dibujé con mis ojos todo tu rostro y me acerqué un poco más...

  Me detuve a mirar cómo le caían suavemente unas gotas de agua por su frente, borrando un poco el maquillaje de sus cejas, dejando al descubierto lo que parecía ser su color natural.

  Era cierto lo que había visto aquel día en el baño. Sus cejas son rubias, casi blancas. Me impresioné porque nunca había visto algo así. Pero a la vez me empecé a preguntar muchas cosas. Ella se percató del asombro en mi mirada y se alejó.

—No me mires —me dijo ocultando su rostro con las manos.

—¿Por qué? ¿Qué pasa? —me exalté.

—No me mires, por favor —insistió. —Es por esto que para mí nunca escampa —musitó aún con su cara entre sus manos.

  No me gustó la forma en que ella pronunció esas palabras. Pareciera que se está ocultando como si fuera un monstruo.

  En ese momento me puse a pensar que tal vez tenía algún secreto que quería guardar, al igual que yo tengo los míos. Por eso decidí ignorar mi curiosidad y ayudarla.

  Me quité el abrigo que llevaba puesto y me quedé con el pulóver.

  Le coloqué el abrigo por la cabeza. Puse mi mano izquierda por detrás de su espalda y la agarré por el hombro. Con la derecha sostuve una de sus manos entrelazando nuestros dedos. La agarré fuerte y la guíe ya que el abrigo le obstruía la vista.

  La llevé hasta su casa, la dejé en la puerta y luego me fui pensando en tantas cosas, teniendo mi mente tan revuelta. Pero estaba feliz, porque pude estar a su lado en lo que parecía ser un momento difícil para ella. 

  Esa noche, después de bañarme y cenar, me puse a investigar sobre el daño que hace el sol a la piel muy blanca. Quería buscar algo que ayudara a Adelyne y lo encontré...

  Al otro día, me levanté un poco más temprano de lo acostumbrado y me senté en frente de mi casa para esperar a Adelyne. Ella pasó por aquí y empezamos a caminar uno al lado del otro, como era la costumbre.

—Hola Gatita, buenos días. ¿Dormiste bien anoche? —le pregunté intentando ser amable.

—Sí. —se limitó a responder. Estuvo en silencio unos minutos pero luego habló: —De ayer, quiero que no recuerdes nada de lo que pasó.

—¿Ayer? ¿Pasó algo importante? —me hice el desentendido.

  ¿Cómo podría olvidarlo? Pero si pretender que no vi nada, la hace feliz, eso haré.

—Gracias, una vez más —dijo con la voz baja.

  Su mirada que estaba un poco apagada.

—Ya van tres favores, Gatita —hice una pausa pero ella no me respondió, por eso cambié el tema de conversación. —Sabes, deberías dejar se usar ropa negra.

—¿Es una orden? —preguntó sin ganas.

—Una surgerencia —le sonreí con una pizca de diversión.

—¿Por qué debería hacerte caso?

—Porque te proporciona beneficios —me hice el chico importante y entrelacé mis dos manos frente a mí. —El color negro absorbe más calor que los colores claros, incluso hasta 2,5 veces más radiación solar que las ropas blancas. Esto es debido a la refracción.

>>Por lo tanto, los colores claros reflejan la luz, mientras que los oscuros la absorben. Al absorberse se convierte en calor, lo que hace más daño, peor aún, en personas de piel muy blanca.

—¡Oh! Señor Científico. ¿Ahora te dedicas a investigar? —me dijo con sarcasmo.

—Sí, y si no me crees búscalo en Google —dije caminando unos pasos más antes que ella, en señal de orgullo.

—Estás loco —dijo soltando una pequeña risita.

—Vamos a hacer algo —me giré hacia ella caminando de espaldas —si lo buscas en Google y es mentira ya no me debes los tres favores, pero si es verdad, tienes que pagarlos. Y además llevarás ropa de color claro, todo menos de color negro. ¿Trato?

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt