Capítulo 16

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Adelyne

  Dudé un poco antes de aceptar el trato de Bastian, pero no pensé que fuera cierto lo que él me contaba sobre las ropas oscuras y la influencia del sol. Resulta que tenía razón.

  Como diría mi abuela:"Vous apprenez toujours quelque chose de nouveau  (Siempre se aprende algo nuevo)

  Unos días anteriores mientras estaba relajada en mi casa había escrito esa frase en mi libro acompañada con este párrafo:

  "Blancanieves está cambiando. Un día rompió las reglas y salió del castillo. Empezó a hacer nuevos amigos y ellos la ayudaron a olvidar su pasado, donde estuvo encerrada toda su vida".

  Estaba ansiosa por saber cuál sería el final de este cuento.

[...]

  Estuvimos estudiando en clase algunos turnos. El de lengua francesa, mi favorito, donde me desenvuelvo bastante bien. También ciencias, mates y muchos más, tantos, que perdí la cuenta.

  En el almuerzo, hice mi rutina. Me senté en la mesa del comedor sola, pero no por mucho tiempo. Todo estaba bien, hasta que llegó Bastian.

—¿Me puedo sentar? —preguntó cuando ya estaba acomodado en la silla y con la primera cucharada en la boca.

—¿Para qué preguntas? —sonreí divertida.

—¿Has revisado el sitio de la escuela?

—No, ¿hay algo nuevo? —arqueé una ceja

  Cuando abrí la página me quedé estupefacta. Habían muchos artículos y fotos que hablaban sobre Bastian y yo. Rumores que decían que estábamos saliendo. Muchos comentaban positivamente, otros chismoseaban y hablaban mal sobre mí sin conocerme.

—¿Pero? ¿Qué es esto? —pregunté perpleja al ver tantas publicaciones.

  Me fijé particularmente en una foto del día de ayer. Nos capturaron saliendo de la escuela y yéndonos juntos bajo la lluvia.

  Ésto no era nada nuevo porque desde los primeros días estaban diciendo que Bastian y yo éramos la supuesta "pareja perfecta". Lo que en realidad me molesta es que infundan y esparzan tantas mentiras. Y sobre todo que acechan a las personas para conseguir estas ridículas fotos.

  Seguí deslizándo mi dedo por la pantalla de mi celular y vi otro artículo. Cuando pensé que lo había visto todo, aparece algo más.

—¿Qué es? —me preguntó Bastian al ver mi cara de asombro.

  Le enseñé un artículo publicado hace solo cinco minutos donde nos captaban en una foto de estos mismos instantes: Yo sentada frente a Bastian en la cafetería.

  El artículo decía:

"La hermosa pareja almorzando juntos".

—No me sorprende —dijo despreocupado y luego rió a carcajadas. —Aquí todos se  dedican a eso, a chismorrear sobre la vida de otras personas. —Habló un poco alto, como para que los demás escucharan.

  Me causa admiración la manera en que Bastian ve las cosas. No le preocupa que hablen de él o chismeen.

  ¡Ojalá yo fuese igual!

  Luego de unos minutos viene Sophie y se sienta al lado de Bastian y a los pocos segundos también viene Ricky quien se sentó a mi lado.

—Los vi muy solos, y vine a hacerles compañía —dijo Ricky. —Pero veo que ya Sophie había llegado. —Se expresó con su característico tono divertido.

  Terminamos de almorzar los cuatro y se sintió bien estar acompañada.

  Por unos momentos olvidé mi soledad y mi dolor del pasado. Es verdad lo que dicen sobre las heridas que sanan si alguien está ahí para llenar esos vacíos. Y creo que las estaba empezando a olvidar y rellenándolas con la amistad de estos chicos.

  Cuando se acabó la hora de almuerzo, Bastian y Sophie se fueron juntos porque les tocaba clase de arte, pero a Ricky y a mi nos correspondía teatro, así que me fui con él.

  Las clases de hoy estaban animadas porque se trataban de escenificar una obra teatral. Casualmente mi compañero de actuación era Ricardo. Dramatizamos la típica historia de Romeo y Julieta.

  ¡Fue muy divertido!

  Pero todo cambió cuando llegó la parte del beso. Los demás lo habían hecho.

—"Es sólo una obra" —decían. 

  Pero yo no quería gastar un beso así. Ricky es mi amigo, es guapo, pero no...

  Ricky se acercó, me agarró la mejilla y se inclinó un poco. Me sentía nerviosa, pero en ese momento recordé lo que había pasado ayer con Bastian. Las emociones que sentí cuando él se acercó a mí, no eran las mismas que tenía ahora con Ricardo.

  ¿Qué me sucede?

  Todos empezaron a gritar de la emoción... Pero Ricky se detuvo y gritó:

—"¡El Fin!"

  Todas los compañeros bajaron los pulgares e hicieron un: ¡Buu!

—No protesten. Todos saben lo que sucedió después. 

  Al fin, pude respirar tranquila.

  Cuando salimos de las clases le agradecí a Ricky por haberse limitado y no haberme dado ese beso.

—No tienes qué agradecer. No podría hacerte eso a ti, además... —dejó la frase en el aire.

  No le insistí en que me dijera más porque al parecer no quería hacerlo así que solo lo acompañé para merendar juntos en el receso de la tarde. Nos sentamos en un banco bajo la sombra, en la parte delantera de la secundaria.

—Me divertí hoy en la clase de teatro, hace mucho tiempo que no disfrutaba tanto de la escuela —le dije mirando la amplia secundaria.

—¿Por qué? ¿No hacían estas cosas en tu otra escuela? —me preguntó.

—Sí, pero, no podía disfrutarlas por culpa de las personas de la escuela. Vivía pendiente a lo que pensaban de mí y no era feliz. —Le confesé.

—¿Por eso te mudaste?

—Sí —afirmé.

  No quise hablar más del tema y él lo notó, por eso me contó lo que había dejado antes entre dientes.

—Yo hubiese besado a Julieta —dijo y lo miré confusa. —Pero si mi Julieta hubiera sido otra chica.

—¿Otra chica? —pregunté curiosa.

—Pero no soy correspondido —dijo Ricky y luego suspiró.

—¿Cómo lo sabes? —inquirí.

—Le interesa otro chico —su voz sonó desvanecida.

—Pero, ¿no has intentado decirle lo que sientes? 

—No sé si quiera intentarlo —expresó pensativo.

  No sé lo que es estar enamorada, y mucho menos lo que significa no ser correspondida. Por eso, lo mejor que pude hacer en ese momento fue quedarme a su lado en silencio.

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Kde žijí příběhy. Začni objevovat