Capítulo 26

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Adelyne

¿Por qué se sentaron juntos?

  Me disgustó que Bastian tuviera algo qué conversar con Lara, pero a la vez tenía miedo. Ellos son las únicas dos personas que saben sobre lo que realmente soy.

  El autobús arrancó y en el camino a la escuela Ricardo notó que estaba distraída y le dije que no tenía ganas de hablar así que buscó sus audífonos y me colocó uno; él se puso el otro.

—Mi música está mejor que la del bus —sonrió guiñándome un ojo.

  Me sentí libre entre las montañas y el aire que entraba por la ventanilla despeinándome. Es una sensación de alejamiento total del mundo, donde todos los pensamientos preocupantes se quedan colgadas en las nubes, en el paisaje...

  La playlist de Ricardo empezó a sonar con la canción "Colors" de Stella Jang ³. Es una melodía que combina perfectamente con el ambiente.
 
¿Cuál es tu color?

  Así decía el estribillo de la canción. Esa pregunta me hizo pensar si todas las personas tenían un color porque el mío era el blanco. Una vez más vino Bastian a mi mente, ¿cuál será su color? A veces parece tener un alma negra y oscura, pero a la vez es una buena persona.

  Entre una canción y otra se fue haciendo más corto el camino. Mientras meditaba en la letra y su significado o la semejanza con mi vida. Así es la música: el lugar donde puedes identificarte y hallar un pedacito de ti en ella.

[...]

  Cuando llegué a la casa me duché,  me miré al espejo pensando en que no tenía por qué huir de la realidad, que debería enfrentarme a ella... Pero no le diría nada a mis padres de lo que había sucedido, ni tampoco iría la escuela mostrando mi albinismo. Suena un poco contradictorio pero algo sí tengo claro y es que no le hablaré a Bastian. No es que esté huyendo de él, es sólo una manera en la que puedo ahorrarme problemas.

  Al otro día mientras iba camino a la escuela vi a Bastian como todos los días. Iba a pasar de largo y hacer como si no lo hubiera visto, pero él me detuvo.

—¡Hey Gatita! ¿cómo estás? —preguntó muy normal.

—¿No te dije que no me hablaras más?

—Sí, me lo dijiste —afirmó.

—¿Entonces?

—Yo nunca dije que te haría caso —sonrió. —Sé que no quieres hablar, ni decir nada más. Pero ¿sabes qué hago cuando no hay palabras? —Negué. —Escucho música e intento viajar a otro mundo e imaginarme una vida completamente diferente. Aunque esto no cambie mi realidad, me hace escapar por un instante de mi mundo tan oscuro.

  Yo mejor que nadie he comprobado que la música es una parte importante en la vida. Sin ella no podríamos respirar.

—Sé de una canción que puede ayudarte —me recomendó —"Perfect", de Anne Marie. Búscala y después me dices que te pareció —sonrió de nuevo. —Cuando lo hagas cierra los ojos y al escucharla piensa que eres tú la protagonista.

—Está bien —asentí desganada.

—Promete que lo harás —cerró la mano en forma de puño y sacó el dedo meñique.

  Lo miré atónita y le reproché:

—¡Vamos! No soy una niña. Además, pensé que no te gustaban esas cursilerías de promesas de meñique —repliqué.

—No me gustan, pero haría cualquier cosa si es una garantía de que escucharás la canción —dijo triunfante.

  Sus palabras me dejaron sin habla. Y... no sé; tal vez por inercia, o tal vez me había convencido, hice el mismo gesto que él y acerqué mi meñique al suyo, sellando así una promesa.

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora