Capítulo 35 (II)

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Lara

   —Acaso... ¿te gusta Bastian? —quería que sonara a pregunta, pero creo que sonó más a afirmación.

—¿Me lo dices o me lo preguntas? —Sophie rió. —Sí, me gusta Bastian y ella quería robar lo que me pertenece, pero no se lo permití.

—¿Por qué dices que es de tu pertenencia? ¿Son novios? —interrogué.

—No, pero si me gusta a mí no le puede gustar a nadie más. Y si no es mío, tampoco será de nadie más. —Confirmó victoriosa y segura de sí misma.

—Entonces ¿qué hiciste? — Sophie dudó en responderme —Vamos, ¿aún no confías en mí?

—No somos tan amigas como para eso —respondió astuta.

  Por un momento pensé que me lo iba a contar.

—Es verdad, pero verás... te contaré algo yo a ti. Ella vino para esta escuela porque no aguantó más. Había una chica que la acosaba. Y lo que mejor hace Adelyne es huír.

—¿No la ayudaste?

—No, que va. Me puse de parte de la chica que la acosaba. ¿Por qué crees que Adelyne no me habla? —levanté una de mis cejas.

  Sophie se puso a pensar y mientras lo hacía sonreía maquiavélicamente.

—¿Sabes? Creo que las dos estamos en contra de Adelyne. Así, que te voy a contar —dijo Sophie poniendo su confianza en mí. —La que inauguró el sitio de la escuela fui yo.

—¿En serio? —pregunté con asombro.

—Sí. Primero publiqué los rumores sobre Bastian y Adelyne —declaró.

—¿Por qué lo hiciste? ¿No era que te gustaba Bastian? —pregunté confundida.

—Si, pero todo era parte de un plan. Después de eso publiqué rumores sobre Ricardo y Adelyne. Quedó como que Adelyne traicionó a Bastian. Esa era mi manera de que Bastian se pusiera en contra de Adelyne. —Continuó contándome mientras se paseaba por la enorme habitación.

—¡Vaya! ¡Qué inteligente!  ¿Estabas celosa?  —seguí indagando.

—La verdad, la verdad... Sí. —Confirmó satisfactoriamente.

—Supongo que ahí no terminó todo ¿verdad?

—No. También le dije a Adelyne que me gustaba Bastian para ver si se alejaba, pero ella seguía enfrascada en él —dijo Sophie furiosa.

—¿Así que todo fue intencional?

—Si. Todo fue planeado. Pero no me resultó ese plan —negó con la cabeza.

—¿Y entonces?...

—Tenía que buscar algo con lo que el mismo Bastian quisiera alejarla y lo encontré —su expresión ahora iluminaba su rostro de felicidad.

—¿Me quieres explicar? —astutamente pregunté.

  Sophie miró a todos lados como si alguien nos pudiera escuchar y esto le dio un toque dramático a lo que iba a decir, no pude evitar reírme ante su ocurrencia. 

—Fui a la oficina de la directora. Busqué el expediente de Adelyne y decía bien clarito que es albina.

—¡Estás loca! —exclamé perpleja ante lo que me estaba contando. —Cuando quieres algo lo consigues ¿no?

—Sí. Soy Trembley. Pero no tenía evidencias. Y tú me ayudaste.

—¿Yo? —pregunté aún más confundida.

—¿Si te confieso algo no te enojarás? —dijo mordiéndose el labio inferior.

—Dígame usted Trembley. Puedes confiar en mí —le aseguré.

—El día que me acerque a tí, te cogi el teléfono y encontré una foto de ustedes dos y me las envié —sus ojos se posaron en los míos fijamente.

—¡Vaya! De haber sabido que te servirían te hubiera ayudado. ¿Como me voy a enojar Sophie?

—Me alegra que no te molestara, porque si no hubiera sido así habría tenido que tomar medidas contigo y sería una lástima porque me caes bien —expresó con un tono de voz amenazante.

  Me impresionaron sus palabras. ¿Debería tenerle miedo? Esa fue una amenaza muy sutil. Mejor tener a Sophie como amiga y no como enemiga. Es capaz de hace cualquier cosa.

—Te seguiré contando —moduló la voz y siguió hablando. —Después, quise que Bastian lo descubriera por sí mismo.

— Y ¿Qué hiciste? —le seguí el ritmo.

—La empujé por la borda —dijo haciendo un gesto con las dos manos simulando empuje y luego chasqueó los dedos.

—¿No me digas que tú...? —pregunté sorprendida.

—Pero había algo raro y a Bastian no pareció importarle verla así. Por eso, como a él no le afectó, tenía que enterarse todo el mundo.

—¿Y luego? —abrí los ojos como platos.

—Ya sabes —dijo patentando.
—¿Lo publicaste?

—¡Bingo! —exclamó Sophie levantando el pulgar. —El día después del viaje en el barco lo publiqué todo.

—No me extraña.

—No pensé encontrar una amiga que compartiera mis sentimientos malévolos hacia Adelyne —comentó alegre.

—Me siento igual. Aunque tengo que admitir que te admiro por tus planes maléficos —me reí y ella también lo hizo. —¿Qué piensas hacer ahora? Porque me encantaría ayudarte —me ofrecí.

—No sé. Tal vez podamos buscar algún nuevo plan. Dos mentes funcionan mejor que una.

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora