Capítulo 3

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Adelyne

Finalmente llegó el domingo, lo que corresponde al día de la reunión de equipo. Le conté a mi mamá lo que debía hacer y ella me respondió entusiasmada:

—Me alegro hija, así podrás hacer nuevos amigos —dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

—No quiero amigos mamá, además no sé dónde queda ese parque —la contradije.

—No hay problemas con eso mi niña, cualquier persona puede indicarte, en este pueblo todos se conocen. —Intentó convencerme.

No tengo otro remedio que ir en busca de alguien que me diga dónde queda el dichoso lugar.

Mi mamá Amélie Blanc siempre ha salido adelante conmigo. Es una hermosa mujer con el pelo natural de un tono rojizo y por los hombros. Siempre busca la manera de ganar dinero y hacer ahorros para que pueda tener una carrera en la universidad. Ella y mi padre, quieren que sea feliz después de todo lo que tuve que sufrir desde que nací y empecé a asistir a colegios.

Mi papá, Étienne Rousseau trabaja en una misma empresa junto a mamá. Es un hombre muy apuesto, y no porque sea mi padre. Es de pelo claro y ojos verdes. También ha estado ahí cuando lo he necesitado.

Mis padres tienen apellidos franceses porque nacieron en París; allí se conocieron y se casaron. Pero cuando llegué yo se mudaron para Canadá. La razón es que en verano París es muy cálido, lo cual me afecta por mi piel tal sensible. Además una ventaja es que en Canadá se hablan dos idiomas, francés e inglés, lo cual los favorece porque dominan bastante bien ambas lenguas.

Desde que nací ellos investigaron sobre mi condición de albinismo e hicieron lo posible por cuidarme.

[...]

Después de almorzar fui por mis maquillajes y mi respectivas ropas negras. Una licra larga hasta los tobillos, medias y zapatillas negras. Me puse mis guantes, nasobuco, gorra y gafas de sol oscuras y graduadas.

Sé que todo irá bien siempre que no descubran mi secreto, siempre que no me vean, siempre que no sepan que soy albina.

Decidí salir a la una y media de la tarde para buscar el "parque". Cuando salí de mi casa que caminé unas cuantas cuadras apreciando la hermosa naturaleza de la Isla. Luego de unos minutos vi al chico del cole que está en mi equipo, Bastian creo que era su nombre. Era mi salvación, pero me daba vergüenza acercarme y preguntarle. Así que solo decidí seguirlo.

—Al lo mejor va para el parque —pensé e ingenua continúe mi persecución.

Después de un rato de caminar tras él, vi que entró a lo que parecía ser una casa. Yo me quedé a las afueras disimulando y observando el cielo, toda esta pantomima para esperar que el chico saliera. Luego de varios minutos lo vi salir con una bicicleta. Enseguida me levanté para seguirlo, pero al darse cuenta que yo venía tras él; se volteó y nuestros ojos se encontraron. Su mirada, un poco fue intimidante y confusa; la mía, avergonzada.

—¿Tú qué haces aquí? ¿Me estás siguiendo? —gritó intimidante.

—Na-nada -tartamudeé —Yo solo...

—¿Qué? ¿Te dedicas a eso —interrumpió.

—Es que pensé que ibas para el parque a la reunión del grupo y pues yo no sé dónde queda así que...

—Me seguiste -terminó la frase. —¿No podías preguntar? —su tono de voz era claramente molesto.

—Es que me mudé hace poco. No quise...

Dejé la frase a medias para no complicar más la conversación. Estaba parado de brazos cruzados, con una ceja levemente alzada. Yo bajé la mirada y para ocultar mi vergüenza le hice otra pregunta:

—¿Me puedes decir por dónde puedo coger para ir hacia el parque? -forcé una sonrisa.

—Es lejos, te puedo llevar en la bici. —Ya estaba calmándose, pero su voz seguía sonando ruda.

Me impresionó que de pronto me dijera tal cosa.

—¿Tan lejos es? —pregunté claramente asombrada ante tal invitación.

—Si te sigues demorando en decidir serían treinta y cinco minutos a pie, pero si me dices que te vienes conmigo en diez ya estaremos allí.

—Bueno, está bien —acepté dudativa.

Me monté en la parte de atrás de la bicicleta. No sabía si esto era correcto o no, pero no tenía más opción que confiar en un desconocido.

—¡Agárrate fuerte! —sugirió mientras aceleraba.

No le hice caso al principio, aunque después de un bache lo agarré por la cintura y noté como salió de él una pequeña sonrisa de burla como un "te lo dije".

—No persigas a las personas, podrían malinterpretar —dijo mientras manejaba.

—Yo solo...

—Estaba resolviendo algo y luego pasé por mi casa a recoger la bicicleta para ir a la tonta reunión de equipo —se excusó. —Pero, ya sabes hay cosas que uno siempre quiere ocultar.

Me quedé un poco extrañada ante su comentario. Por un momento me pregunté qué es lo que estaría ocultando, pero luego recordé que eso no tenía nada que ver conmigo.

Resulta que el parque era en dirrección contraria a donde yo había estado caminando. Eso me pasa por estar como acosadora, persiguiendo personas.

Efectivamente después de diez minutos llegamos, exactamente a las dos de la tarde.

—Gracias por traerme y perdón —le dije sonriendo mientras me bajaba de la bicicleta.

—No hay de que —me guiñó un ojo. —Para la próxima asegúrate de saber dónde queda "cierto lugar".

No le hice mucho caso y me fijé en el paisaje. Me impresionó la vista tan hermosa de la Isla desde el este lugar. Se veía a lo lejos las montañas y frente a mí una playa.

Bastian me dijo que lo siguiera, entonces bajamos por unas escaleras que había en medio de una loma. Estábamos entre las montañas.

—Que bueno que llegaron, justo a tiempo —dijo Sophie mientras se alzaba en puntitas de pie para darle un beso en la mejilla a Bastian, sin embargo él la esquivó.

Gracias a esto, por alguna extraña razón, Sophie estuvo de mal humor todo el tiempo. No la había visto así ya que siempre mostraba una sonrisa. Noté que todavía se dibujada en su rostro, pero esta vez era una sonrisa forzada.

El chico rubio había llegado, cuando lo vi, le di una mirada cortés para saludar. Tampoco me iré a los extremos, no soy una odiosa, amargada y sin modales. El hecho de que sea introvertida no quiere decir que soy un monstruo.

Después de un rato debatimos sobre los animales que íbamos a exponer y quedamos en reunirnos una próxima vez para ensayar la exposición.

Me sentí extrañamente bien. No hablé demasiado, solo lo necesario, pero aún así fue divertido escuchar las ocurrencias del rubio ojiverde. Pero, no quiero sentirme bien, porque en la confianza está el peligro.

Debería empezar a fijar los límites.

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Si encuentran alguna falta ortográfica me pueden decir... Todavía la historia está en proceso de edición

(Disculpen las plecas cortas. Wattpad las cambia)

En Multimedia: Parque Nacional Highlands.

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Where stories live. Discover now