Capítulo 19

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Bastian

Cuando entré a buscar un lápiz y un cuaderno, para hacer algo en mi tiempo libre, vi a Adelyne hablando con la chica nueva.

—¿Qué pasó con tu cabello? —le preguntó la castaña a Adelyne.

  Mi intención no era escuchar conversaciones ajenas pero tampoco estaban hablando tan bajo que digamos. No soy un entrometido por eso seguí buscando entre mis cosas aunque no pude evitar preguntarme a qué se refería.

  Escuché también la manera en que Adelyne le respondió a la chica nueva y me sorprendió su rudeza. Después salió y dejó a la chica allí parada.

  La nueva me miró y sonrió tímidamente sin despegar sus labios. Le devolví la sonrisa a medias y salí con mi cuaderno y mi lápiz. Fui para una planta alta de la escuela.

[...]

  En las clases de francés el profesor nos explicó que teníamos que estudiar para una pequeña prueba de idioma que sería la semana que viene.

  Al oír esto, se me ocurrió una idea para acercarme a Adelyne otra vez. Después de todo, el que se alejó había sido yo.

—Adelyne —la llamé. —Necesito un favor tuyo.

—¿Qué? ¿Ahora sí me vas a hablar? —se cruzó de brazos arqueando una ceja.

—Es que no soy tan bueno en francés y ya sabes...,  quiero sacar buenas calificaciones para estudiar en una buena universidad —le expliqué hablándole como si nada hubiera pasado.

—¿Por qué yo? —soltó un suspiro de fastidio.

—Bueno, primero, porque se te da bien y lo hablas fluido. Y en segundo lugar, me debes tres favores. Ahora usaré uno. —Le dije astutamente.

—Entonces, es obligatorio ¿no? —hizo una pausa esperando mi respuesta y yo sólo asentí. —Las cosas no son así. Estuviste días sin hablarme y evitándome. ¿Ahora quieres mi ayuda? —sonrió jocosamente pero su expresión parecía una mueca de indignación.

  Al principio no iba a ceder ante ella, pero el culpable había sido yo. Merecía una explicación. Inhale y exhalé para dejar mis emociones fluir, ya que es lo último que le muestro a alguien. Pero Adelyne tenía ese poder, de mover algo dentro de mí para expresarme con sinceridad y sin tapujos.

—Perdón —dije lo más sincero que pude. —Tenía algunas cosas en las cuales pensar y necesitaba estar solo. —La miré a los ojos.

—La soledad no es la solución —su mirada fue suavizándose. —Hay gente que se preocupa por tí ¿sabes? —expresó desviando la mirada.

—¿La gente? —me reí. —¿Con eso te refieres a tí? —inquirí.

  Ella no me respondió pero vi sus mejillas ruborizarse ante mis preguntas.

—Nos vemos el fin de semana en mi casa para estudiar —dijo aún sin mirarme a los ojos, luego se fue.

  Me había alejado un poco de ella en estos días y la verdad era que tenía que pensar en el por qué me sentía tan raro últimamente. Dejaron de publicar rumores sobre Adelyne y Ricardo; eso me tranquilizó un poco. Ahora las noticias giraban en torno de la chica nueva.

  Empezaron sus deducciones del por qué empezaba casi a mitad de semestre. Se preguntaban entre ellos mismos si era violenta y por eso la habían expulsado de su escuela anterior.

  En el horario del almuerzo me sentí un poco incómodo cuando vi a Ricardo sentarse junto a Adelyne en la cafetería.

  Pensé que todo ese fuego que había dentro de mí se había calmado, pero al ver esta escena, me di cuenta que no, que realmente no entiendo lo que me está sucediendo.

—¿Celos? —me pregunté. —No, no es posible —me respondí descartando esa posibilidad.

  Incluso me había pasado por la mente cancelar los estudios con ella pero me contuve y me quedé desde una esquina observando "disimuladamente".

Adelyne

  Me senté a almorzar con Ricky. Mientras degustaba la comida vi que él no había probado ni un bocado y tenía la mirada perdida.

—Rick —chasqueé los dedos frente a él para captar su atención. —¿Por qué tienes esa cara?

—Es que... no puedo verla todos los días en la escuela. La odio, pero a la vez la quiero.

—¿La chica es de nuestro curso? ¿Quién es? —le pregunté curiosa sin dejar de masticar.

  Después de preguntar me di cuenta que tal vez había sido un poco imprudente, pero Ricardo me respondió.

—Sophie —habló en voz baja.

  Cuando oí ese nombre mi mente se detuvo como si intentara buscar una pieza faltante de un enorme rompecabezas. Me pregunté si había escuchado bien.

—¿Sophie? —volví a preguntar y pestañeé rápidamente.

Ricardo dijo que sí con la cabeza. 

Pero Sophie está enamorada de Bastian.

—Y lo más irritante es que sé también que prefiere a ese tonto antes que a mí. Y no lo ofenderé porque es tu amigo —me dijo Ricardo con una sonrisa que en vez de quedarle linda, parecía una mueca.

  Me hice tantas preguntas y mi cabeza empezó a dar vueltas. Terminé de tragar la comida que todavía tenía en la boca y tomé agua.

  Primeramente no me gustaba ver a Ricardo así, ni siquiera había almorzado. Esto me ponía triste porque yo lo considero un gran amigo y una hermosa persona.

  ¿Era ella la chica que le gustaba a Ricardo?

  En medio de todo ese tormento que tenía en mi interior, terminaron las clases. No atendí a ninguna materia y a duras penas tomé alguna nota.

  Mi cabeza no da para más. Lo único que quiero es llegar a mi casa.

  Aunque no tenía muchas ganas de hablar con mí mamá sobre el pésimo día que había tenido hoy, le conté que Lara empezó en nuestro curso. Le dije que se había acercado a mí y también lo que yo le respondí.

—Pero, Ady, es tu amiga de toda la vida —me dijo persuadiéndome a que la tratara bien. —Además, todos merecemos una segunda oportunidad.

—Pero cuando algo se rompe, no puede repararse otra vez —dije renuente.

—Hija, no creo que sea así. Las cosas siempre pueden repararse por muy rotas que estén. —Me quiso ayudar a reflexionar. —Piensa en las rosas ¿no son bellas? Pero aún así crecen con espinas.

—¿Qué quieres decir mamá?

—Que por muy linda que sea la personalidad de una persona, siempre tendrá ese lado espinoso. Solo hay que aprender a aceptar esa parte. Aunque claro, también hay quienes se disfrazan de rosas, pero sólo son captus.

  Me gustó la forma en que mi mamá me explicó el significado del perdón, pero no sé. Con respecto a Lara, creo que ella de las que se disfrazó de rosa. En el fondo también tengo miedo, porque no sé cuándo se le ocurrirá decirle a los demás mi secreto. Después de mi familia, ella es la segunda persona que lo sabe.

Blanco. El color de mi Mundo. [En Proceso...]Where stories live. Discover now