✨Prólogo✨

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Un año atrás.

Una habitación de hospital fría, sin color y con olor a medicamentos. Nunca me han gustado los hospitales y ahora me encuentro en uno.

El cuerpo marchito de mi hermana, Alexa, en la camilla, con miles de cables adheridos a su cuerpo. Sus pulmones aún más marchitos por el cancer, no sé aún como hemos llegado aquí.

Un día ella estaba feliz y disfrutando de su vida. Al otro sentía una presión y dolor en el pecho, al mes tenía una intensa tos con sangre y dificultades para respirar, a los dos meses le diagnosticaron cáncer pulmonar avanzado, por descendencia familiar.

A los largo de estos tres años, vinieron las quimioterapia, la lobectomía pulmonar, radiocirugía y otras cirugías más para eliminar el tumor y que no funcionaron del todo porque el tumor aún vive en ella.

Así acabamos aquí con ella luchado por su vida, gracias a una nueva recaída.

Tomo la huesuda mano de mi hermana entre las mías. Nuestros padres están afuera hablando con los médicos.

Respiro hondo tratando de no llorar, no me gusta verla así, es joven solo tiene diecinueve años, es hermosa y tiene toda una vida por delante y está aquí en esta cama, pidiendo a Dios un día más de vida.

Tiene el cabello negro desordenado sobre la almohada, sus ojos ámbar antes con brillo se encuentras opacos, el oxígeno la ayuda a respirar pesadamente.

Mi hermana me aprieta débilmente la mano.

—Oye ache.

Su voz es susurrada, sin fuerzas.

—Tranquila, vas a estar bien —le digo.

—Ache, no creo que puedo salir de esta.

Escucharla decir eso me parte en alma.

—N-no digas eso, vas a salir de esta ¿Y sabes por qué? Porque eres una luchadora, una guerrera.

—No puedo —me dice respirando pesadamente.

—Sí, sí puedes —me falla la voz.

—Ache, escúchame.

Me pide y asiento bajando la mirada cerrando los ojos con fuerza.

—Yo no puedo más, aceptemos que no puedo más o que mis pulmones no pueden más. Quiero vivir, por ti, por mamá y papá, quiero poder vivir una vida plena, pero eso no se puede, quiero que me sigas tomando fotografías y que sigas tocando la guitarra mientras yo improviso una canción...

Levanto la mirada, con lágrimas bajando por mis mejillas, mirando su rostro antes lleno de vida ahora se encuentra con unas ojeras y estado de enfermedad extrema. En cambio ella no llora, su rostro se encuentra serenó.

—Ache, estos días te he visto apagada, y necesito saber que si me voy, por favor no te apagues y mucho menos por mí, se que no tienes amigos y que la única es Elisa además de mí porque eres demasiado tímida y no te estoy juzgando por eso, pero necesito que me prometas que no te vas a apagar y que seguirás haciendo lo que te gusta y seguirás brillando.

» Que seguirás con tu sueño de ser fotógrafa, que vivirás feliz, y cuidaras de tí y de mamá y papá. Prométeme eso.

Me pide hablando pausadamente.

—Lex, yo...

—Prométeme eso.

—Te lo prometo —le digo mirando sus ojos ámbar.

Ella me sonríe débilmente.

—Pero tienes que hacerlo en serio ¿Vale? Que te conozco.

Sonrió un poco, secando me las mejillas al escuchar eso.

—Lo haré, te lo prometo —repito.

—Te amo Ache.

—Te amo mucha más.

—También amo a mamá y papá.

—Eso se lo podrás decir tu misma cuando salgas de aquí.

Ella me sonríe y cierra los ojos quedándose dormida. Sigo sosteniendo su mano entre las mías por un rato más mientras respira lentamente, hasta que escucho un pitido.

Levanto la mirada hasta el monitor que a empezado a avanzar en una línea recta amarilla, mientras sigue pitando.

—¿Lex? No, no, no —me alarmó cuando no me da ninguna señal—. ¡DOCTOR! ¡Doctor venga rápido!

Grito y mientras me aferró al cuerpo de mi hermana.

—No, por favor no me dejes —le suplico al punto del colapsó—. Tienes que quedarte conmigo.

Entran los doctores doctores apresurados, con nuestros papás más atrás, me apartan de mi hermana he intentan darle reanimación rápidamente, lo intenta una, dos, tres veces y nada.

Nos pueden que salgamos de la habitación, pero nos negamos.

Mamá llora mientras piden que hagan algo que se la regresen. Mientras papá me tiene entre sus brazos.

—¡Por favor hagan algo! —lloro—. Ella no puede, no puede...

El pitido sigue permanente, el doctor se gira hacia nosotros y nos mira con aflicción.

—Lo siento mucho, hicimos todo lo que pudimos pero sus pulmones no resistieron. A muerto.

—¡¡NOOOO!! —grita mi mamá.

Yo miro al cuerpo de mi hermana inerte en la camilla, recuerdo la conversación que tuvimos hace una rato.

—No, está mintiendo —trato de liberarme del agarre de mi papá—. ¡Lex! ¡Lex despierta no puedes dejarme! ¡No puedes!

Forcejeo con mi papá, pero no me suelta está tan destrozado como yo pero no me suelta.

Pierdo fuerzas dejándome arrastrar fuera de la habitación.

Recuerdo todas la risas, los juegos, los secretos que compartió conmigo, los concejo que una ves me dió, ella posando mientras le tomaba fotos, ella y yo peleando, ella contándome que le gustaban las chicas, ella viéndome llorar mientras me pide que siga adelante.

Mi mamá llora desconsoladamente a mi lado, mi papá está en el mismo estado, mientras yo me quedo en silencio en estado de shock.

No sé que sucedió después, me si se que me puse incontrolable intentando entrar de nuevo en la habitación donde estaba mi hermana, mientras gritaba que me dejarán entrar.

Llegaron dos enfermeras llevándome con ellas a una habitación donde me pusieron un calmante y después nada, todo se volvió negro.

Mi hermana murió y yo no he vuelto a ser la misma.

(✯✯⁠)

Nota de la autora: Empezamos tristes, Dios debo admitir que me puse un poquitín sensible al escribir esto.

Así le damos inició la historia de Heather e Ian.

Los amo <3

Cris López.

Aviones de papel Where stories live. Discover now