Capitulo 28: Emociones

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Heather.

Mil cosas pueden pasar en unos días, en muy pocos días.

En estos días, me he visto a mi misma, yendo a casa de Ian, todas las tardes después del instituto, pasándole los apuntes de las clases, ya que han presentaron una justificación a sus faltas a clase. He hablado mucho con él, de cosas que no llegaba terner ninguna importancia y otras que la tienen toda. 

Mick, Jana y Elisa, también han venido, y todos hemos pasado buenos momentos estos días, bromeando entre nosotros. He conocido a Ian un poco más, y ya lo he dicho antes, pero repito que es una persona muy, pero muy especial, me ha hablado un poco más de toda su vida, de cosas que solía hacer y como se intereso en la música.

Por otro lado la mamá de, Ian, es demasiado buena conmigo y sumamente divertida, literal, estos últimos días que he venido no ha parado de contar anécdotas de Ian cuando era pequeño que me hicieron reír mucho. También me invitó a cenar con ellos y por supuesto acepte; la cena estuvo bien, pero un poco incómoda por lo sucedido entre Ian y el papá. La madre de Ian, era quien sacaba conversación y yo la seguía, apretando la mano de Ian, por debajo de la mesa, pero a pesar de eso, estubo bien.

En una ocasión, le comentamos a su madre, sobre el vídeo de la presentación de Ian, en la voz kids, y ella fue como un remolino a buscar un pendrive y una laptop en donde poner ese vídeo guardado; ahí salía un Ian mucho más pequeño, con el cabello castaño rozando sus orejas, en sus ojitos se mostraba un brillo de terror y emoción mientras cantaba, Someone like you de, Adele, delante del jurado y todo el público y para ser el niño de nueve años, que no tenía la mejor voz, como él mismo había dicho, era una completa mentira, su voz era igual de sueve, profunda, fuerte y melodiosa, solo que ahora esta más mejorada.

Por mi parte, estos días me he estado sintiendo un poco mejor, aunque los mareos y los dolores de cabeza han seguido, y eso me tiene un poco nerviosa, pero a parte de eso estoy bien. Lo estoy, de verdad, eso creo, así me siento; más liviana, con el peso sobre mis hombros menos pesado, aunque, aún me tengo que enfrentar a la cena tan esperada con mis padres que, es esta misma tarde.

Eso, es en todo lo que pienso, mientras con una pequeña sonrisa lo miro, a Ian, que mira por la ventana del salón de su casa, apoyado en una de las muletas que aún necesita, porque aún no puede apoyar completamente bien su pie, que se encuentra considerablemente mejor. Y obvio, Margaret, esta rondando por la casa, de hecho, creo que esta en la cocina.

Me pongo de pie y me acerco a él, ya que estaba sentada en uno de los sofás, me planto a su lado, él me regala una media sonrisa, me recuesto de su hombro, e Ian, sigue observando por la ventana, mordiéndose el labio inferior, con gesto pensativo.

Se lo que le pasa, está pensado en su padre, sí, como dije, también me contó lo que había pasado entre ellos. El señor Alan y él no habían vuelto a hablar desde ese día y no me se todos los detalles, pero sé que es eso lo que lo tiene pensado.

—Oye, las cosas se resolveran —lo abrazó de lado —. Estoy segura, tal vez puedan arreglar sus diferencias.

—No creo que sea tan fácil, principalmente por su parte —murmura, mirandome aún con una sonrisa está vez algo decaída.

—No seas pesimista.

—Mira quien lo dice —bromea.

—Estoy tratando de ser positiva —frunso los labios mirando mi reflejo en sus ojos grises.

—Dios, como me gustan tus ojos —suspira y me da un tierno beso en al frente, y yo trago saliva sonríendo—. Son como el mar más profundo o el cielo más azul, son mágico.

Aviones de papel Where stories live. Discover now