Capitulo 12: El misterio tiene nombre (pte 2)

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Heather.

He decidido alejarme un poco de Jana y Elisa, ellas empezaban a mostrarse más cercanas, que he decidido no interrumpir y hacer de mal tercio, aparte también por la masa de gente que hay dentro de la casa, ya me estaba empezando a sofocar con tanta gente junta.

Salgo al patio y me voy para una de las parte donde no hay casi gente, y agradezco la brisa fresca mientras me siento en una de las sillas. Saco mi celular del bolsillo de mi sudadera y veo que es casi media noche, más concretamente las once y treinta. Que bueno que la casa de Jana, queda relativamente "cerca" de mi casa.

Miro a los de la piscina seguir jugando con la pelota, y la música no se escucha tan fuerte. Más allá en las mesas con las comidas se encuentra Mick, comiendo de todo lo que hay, sin molestarse en que lo estén mirando.

—¿Puedo sentarme?

Me volteo ante la voz de Ian, y al mirarlo asiento con la cabeza y se sienta en la silla a mi lado.

—Ya has preguntado eso dos veces —le digo.

—¿Perdona? —luce confundido.

—Me refiero a que hace dos semanas, preguntaste eso mismo en la cafetería.

—Oh, bueno, pero ahora son ocasiones diferentes.

—Lo son.

Me le quedo mirando por un momento fijamente, si de por sí es él quién deja los aviones, he decidido no decirle que lo sé o algo al respecto, si no ha querido decirme nada es porque él no quiere que yo lo sepa y no soy capaz de decirle que lo sé y ponerlo en una situación incomoda. Tal vez, en algún momento, Ian quiera decirme que es él ¿No?

Creo que ya llevó más de un minuto mirándolo fijamente y él lo nota, porque esboza una sonrisa antes de preguntar;

—¿Por qué me miras así?

Parpadeo, apartado la mirada.

—Oh, eh, por nada.

—Vale, hare como que te creo.

—En verdad, no es nada.

—Pues, vale.

Nos quedamos en silencio, y miro hacía todos lados buscando algún tema para hablar.

—Una fiesta muy tranquila ¿No? —comento y él se ríe.

—Si lo dices por la gente, te digo que a Jana se le fue de las manos ese punto.

—Eso ya lo noté —sonrió divertida—, por lo demás es muy tranquila.

—Y tu cantas muy bonito.

Me vuelvo a mirarlo y no puedo evitar pensar en aquel avioncitos dónde decía lo mismo.

—No creo, la verdad, no es lo mío.

—¿Y que es lo tuyo? —pregunta y la vaga imágen de mí sosteniendo una camara me viene a la mente.

—No lo sé —contesto.

—Por tu mirada, creo que si sabes.

—Vale, ya —digo—, creo que a ti se te da mejor la música a qué a mí.

—¿Por qué piensas eso?

—Para mi la música, no es más que algo con que desaparecer un rato tus problemas, con la cual al escucharla, cierras los ojos y entras en un estado de relajación.

—La música es más compleja que eso, es sentirla, vivirla y crearla, algo con lo que escapas y experimentas diferentes sensaciones a través del ritmo y la letra, que te llevan a sentir todo lo que transmiten con intensidad, como si realmente hayas pasado por algo aparecido, y todos tenemos diferentes puntos de vista, tu tienes la tuyo, pero este es el mío.

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