¿Como enmendar los errores del pasado sin comprometer tu presente? ¿Existía una manera?
La vida de Lilith-june había sido una montaña rusa de emociones y experiencias desde que tenía memoria, pero eso no la preparó lo suficiente para enfrentar que...
—¡En serio te juro que si no te operas esta vez yo misma te voy a castrar!
Debería hacer cita con el cirujano.
—Esta bien, solo respira y puja.
Lilith-june comienza a hacer lo que digo y junto con el resto de doctores recibimos a nuestra pequeña. Su nombre es Evora Martin, la razón por la que nuestro amor ahora es más fuerte que nunca.
Había hablado con mi esposa más de una vez sobre lo que había pasado con Dallas hacía dos años, al final y casi a regañadientes aceptó que no era bueno para ninguno de los involucrados el que se mantuviera la relación con su hijo, al principio fue duro de asimilarlo, pero cuando se dio cuenta de que el pequeño crecería en un hogar lleno de amor y prosperidad se quedó tranquila. El único de mis compañeros que sí sabía lo que había pasado era mi amigo más antiguo, quien me apoyó manteniéndolo todo en secreto y eliminando los registros del parto de mi esposa, tal como yo le había pedido. Pero su buena disposición no fue suficiente, tuvo que intervenir Dallas y un abogado para que el expediente fuera eliminado en su totalidad, ahora la sombra de aquel parto ya no atormentaba a mi familia.
~Dallas Clutier~
Mis clientes no siempre eran tan generoso como el último con quién había firmado.
Decidí ya no pensar en ello e ir a casa con mi esposa y Benjamín, ya tenía dos años y era el momento preciso en el que supiéramos si la enfermedad que su madre padece lo afectaría o no.
~×~
—No hagamos más larga la espera, solo abre el sobre, por favor Tara —dije y ella lo hizo—. ¡Santo Dios, es positivo!
Así fue como sentí que todo mi mundo se venía abajo, mi hijo tenía leucemia.
—¡Oh, Dios mío! ¿Que voy a hacer? —siento las lágrimas llenar mis ojos y mi esposa me anima con su sonrisa. —
¡Oh, santo cielo! ¿Por que tenía que ser mi pequeño quien pagara el error que cometimos?
—No es tu culpa, Dallas. Además ahora estamos juntos en esto, ya verás que nuestro pequeño guerrero podrá con esto —me consoló —. Esa enfermedad no podrá combatir la luz tan bella que brilla en él, lo superaremos juntos.
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