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~Lilith-june Anderson~
Presente...

Sigo en el pasillo, estoy esperando en la fila para el baño, pero parece ser que todas las mujeres presentes en el restaurante se hubieran puesto de acuerdo para venir al sanitario al mismo tiempo.

—Un baño de mujeres no puede estar así de concurrido ¡ni que estuvieran regalando donas!

Así se escuchaba una madre de dos niñas esperando impacientemente en una interminable fila.

—Intenta calmarte. Ni que fuera para tanto no poder hacer pipí —rió mi hija mayor y un par de desconocidas que iban delante nuestra en la cola.

—No orinar a tiempo no es un juego, Isana. Podrías tener serios problemas urinarios si lo haces seguido.

—Ok, entonces espero que esto sirva. ¡A un lado todo el mundo! ¡Mi mamá tiene cáncer, está en los últimos días de su vida y solo quiere hacer pipí en paz! Así que háganse a un lado —gritó con una autoridad impresionante.

Las señoras comenzaron a hacerme espacio y en cuestión de segundos pude ingresar al cubículo vacío que quedaba a casi treinta personas de mí. La idea loca de Isana había funcionado.

—No puedo creer que eso funcionara. A veces tienes ideas locas, Isa —expreso caminando hacia la mesa en la que estábamos antes de ese percance —. Unas muy locas, diría yo.

—Oye, mami, tienes un nuevo mensaje de voz —me dijo mi hija pequeña mientras me daba el teléfono, la mirada molesta de la mayor de ellas no me pasó desapercibida.

Salí de esa habitación. No sé por qué Dallas Clutier me enviaba mensajes de voz, pero no quería que nadie más que yo los escuchara y por eso me fui algo lejos de la mesa, a un jardín dentro del mismo restaurante.

~×~

~Dallas Clutier~

Un insistente golpe en la planta baja de mi casa me hizo levantarme de la cama.

—No sé qué haces Benjamín, pero más te vale que sea algo serio porque si me levantaste a las dos de la mañana por absolutamente nada, te la cobraré caro —digo bajando las escaleras —. No me digas que esto fue lo que me despertó —hablo conmigo mismo al ver a un pequeño cachorro.

—Oh, parece que no soy el único que escuchó el estruendo —comentó mi hijo.

—No sé cómo llego aquí, pero hay que ayudarlo. Benjamín, toma las llaves del auto, iremos al veterinario —le ordeno.

—¿Ahora tendremos una mascota? —cuestionó esperanzado.

¿Una mascota? Apenas puedo hacerme cargo de tu salud sin volverme loco.

—Aunque por tu mirada es más que evidente que esa no era tu intención —dice fingiendo una sonrisa para ocultar si desilusión —. Al menos estamos haciendo lo correcto.

—¿Están bien? ¿Que sucede?

—Iremos al veterinario porque este cachorro apareció en nuestra sala —digo —. Ahora que ya estás despierta puedes acompañarnos. O si prefieres quedarte está bien. Solo que ahora tenemos una mascota.

—Es muy tierno. Y papá ya acepto. No puedes negarte mamá.

Pero sí puede.

—Oh, vamos, mamá. En toda mi vida no he tenido un solo cachorro, la vida nos está dando una señal. ¿No crees? —trata de hacerla ceder.

—No puedes decirle que no a nuestro muchacho. Además ya está bastante grandecito para hacerse cargo él mismo, ¿verdad, hijo? —afirmo.

—Ok, está bien. Prometo que parte de mi mesada estará destinado al cuidado del cachorro —promete.

Abrazo a mi hijo y llevamos al animalito al veterinario.

~×~


Tengo un poco más de tiempo ahora que ya es seguro que que el cachorro se quedara con nosotros, Benjamin siempre se sale con la suya.

—¿Estas en contacto con tu ex?

Tara entra a la habitación y me suelta la pregunta de la nada, además noto un poco de celos en su tono de voz. Siempre se ha sentido insegura de Lilith-june, pero no debe hacerlo.

Tengo que solucionar esto.

Mi esposa aparece y le da a llamar al teléfono de la madre de mi hijo.

—¡No la llames, amor! ¿Que sucede? Ella y yo no tenemos nada romántico, solo hemos estado hablando de vez en cuando.

—Ok, lo siento —y cuelga la llamada enviando un buzón de voz, luego me da una sonrisa triste, la misma que mi hijo ha aprendido.

Bien, quizás habíamos empezado a distanciarnos un poco, pero estaba más que seguro que Tara era la mujer que siempre soñé.

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