25.

35 5 50
                                    

~Lilith-june Anderson~

Mis hermanos y yo nunca habíamos tenido una relación idónea.

-Intentamos arreglarlo todo -los tres me sonrieron y el menor de nosotros me tendió un ramo de flores.

Alcé una ceja.

-Únicamente queremos que sepas que estamos aquí para ti -murmura mi hermano menor.

Leo, mi hermano menor, observaba con una expresión casi de pánico la manera en la que yo reaccionaría. Mi mejor intento fue tomar las flores aunque no siquiera agradecí por ellas.

-Ahora ya pueden irse.

Mientras más rápido se vayan, mejor.

Leo sonrío incómodo y se volteó para cumplir con mi petición.

-¡Alto! No vamos a irnos. Estas muriendo y vamos a hablar como hermanos que se han llevado buen toda la vida antes de que sea demasiado tarde -exclamó mi hermana bastante decidida.

-Ustedes no estarían aquí si no estuviera a punto de irme de esta tierra. Y no quiero que pretendamos ser algo que no somos. Por eso les pido que se vayan.

-Un poco de tiempo en familia es lo que más necesitas en este momento.

Entonces alcé una ceja sin poder creer lo que mis hermanos pedían. Era hora de que aceptarán que eso no iba a pasar. Dejé besos por las mejillas de cada uno de ellos cuando me fui de casa y ninguno me respondió con amabilidad, así que no veía razón para que mis hermanos quisieran estar conmigo en mis últimos días. Mis papás no estaban juntos desde el nacimiento de mi hermano menor y muestra familia se había echado a perder desde ese momento. Leo fue el único que me correspondió gustoso aquel beso de despedida casi veinte años atrás, pero no era suficiente para dejarlo quedarse aquí porque tampoco había luchado por su relación conmigo. Me separé de mi familia por una razón: vivir mi vida de la manera en que a mí me parecía hacerlo. El paso del tiempo no había cambiado esa decisión y su absurdo intento de hacer que cambie de opinión no iba a funcionar.

-¿En verdad nos estás echando?

-Oye, ya la escuchaste, no nos quiere aquí.

Orchid, mi única hermana, mordió su labio evitando llorar cuando entendió que no había nada más que hacer.

Evan alzó una ceja en mi dirección esperando una negativa de mi parte.

Leo me dio una sonrisa y salió de la habitación.

Su cálida sonrisa me hizo recordar nuestra infancia, la única etapa buena de nuestras vidas.

-¿Saben que? Tienen razón, ya no tenemos tiempo para remediar las cosas, pero podemos fingir que si.

-¿Así que podemos quedarnos?

La mueca de sorpresa en el rostro del menor de nosotros me hizo reír un poco, asentí y les pedí que se sentarán en las nada acolchadas sillas que había en la habitación. Orchid soltó una risa que la hizo derramar un par de lágrimas, ella siempre era así de dramática.

-¡Ay! Que bonita familia reunida.

Así fue como todos nos tensamos con escuchar su voz.

-¿Ustedes que hacen aquí?

-Estamos visitando a nuestra hija ¿no es obvio? -preguntó mi padre.

-¡Hagamoslo oficial: esta es una reunión de la familia Anderson! -celebró mi hermano menor sin nada de gracia.

Él sonrío de lado.

Íbamos a fingir ser una familia llena de hermanos felices pero la aparición estelar de mi padre no era parte del plan.

Beginning Where stories live. Discover now