Capítulo 6.

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Esperó en silencio a que la secretaria de su madre le avisara que estaba afuera de su oficina, viendo como la mujer a pesar de que intentaba mostrarse tranquila, en realidad no lo estaba, mirándolo en repetidas ocasiones como si en cualquier momento él fuera a sacar un arma y apuntarla con esta. Una reacción que a Min Ho le parecía tan ilógica porque él estaba tranquilo, o al menos estaba seguro de que era como se mostraba.

—Dice la gobernadora que puede pasar —informó la secretaria.

—Gracias.

Min Ho no necesitaba que la secretaria lo guiara a la oficina de su madre, porque había estado ahí tantas veces y aunque había ligeros cambios como algún cuadro nuevo, la pintura en las paredes, entre otras, para él todo seguía siendo igual a sus recuerdos.

—Buenos días —saludó el alfa cuando entró en la oficina.

Su madre levantó la vista de un documento que leía y luego extendió su mano hacia una carpeta beige y la empujó al otro lado del escritorio, pareciendo demasiado ocupada como para dedicarle más atención a las cosas.

—Escoge uno.

El ceño de Min Ho se frunció mientras se sentaba frente a su madre. Realmente no sabía para qué lo había llamado en ese momento pero al teléfono sonaba como algo urgente, lo cual ahora no parecía, o quizás la manera de su madre de expresar su urgencia ahora era diferente de como él recordaba.

Abrió la carpeta que le fue dada y su ceño solo pudo profundizarse ya que en la primera página se encontró con el perfil de un omega, seguido de un breve resumen sobre su familia, y los documentes siguientes era algo parecido. Todos eran perfiles de omegas que provenían de una buena familia.

—¿Qué es esto?

—Escoge al que te guste —dijo la gobernadora sin prestarle atención.

—¿Para qué?

La gobernadora continuó en su trabajo por un corto tiempo más antes de levantar la mirada hacia su hijo, con un rostro bastante serio.

—Para casarte —explicó con calma —todos son omegas con los que eres compatible más del setenta y cinco por ciento.

El rostro casi siempre imperturbable de Min Ho empezó a mostrar rastros de molestia, porque de todo lo que pensó que su madre podría decirle al llamarlo, eso no era una opción.

—Ya estoy casado...

—Con un omega infértil y criminal.

Min Ho apretó los puños al escucharla.

—Taemin no es infértil y... sobre los supresores, yo le sugerí que los tomara.

La gobernadora pareció perder la paciencia bastante rápido, soltando el bolígrafo que sostenía y centró toda su atención en su hijo. Si Min Ho no fuera un alfa adulto, probablemente se habría estremecido bajo su mirada como cuando era niño y su madre lo reprendía, para al final aceptar cada una de sus decisiones.

—No sé la razón de que te aferres tanto a ese omega.

—Es la pareja que me fue asignada.

—Pronto se aprobará una ley sobre la compatibilidad de las parejas, solo necesitaran un setenta y cinco por ciento para poder casarse. Podrás casarte con otro omega.

—¿No es eso contra la ley? ¿Divorciarme y volver a casarme?

Las cejas de la gobernadora se alzaron y sus labios se curvaron en una sonrisa burlona, porque lo era y parecía que su hijo iba a jugar aquella carta de estar a favor de la ley cuando él mismo acababa de romperla. En ese momento empezó a odiar que desde que creció, Min Ho parecía tan apegado a la ley, como si fuera algo inquebrantable.

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