Capítulo 28

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Cuando Taemin no quería que alguien entrara a su casa, no solo se trataba de los desconocidos, sino de al parecer todas las personas en general porque cuando frente a su puerta apareció la gobernadora y su esposo, apretó su mano en el borde de la puerta y su cuerpo la bloqueó, odiando la idea de que entraran, pero no podía solo dejarlos afuera.

Quiso morderse la lengua cuando deseó preguntarles sobre lo que hacían ahí porque sería evidente que los estaba echando y, aunque sentía que ya no necesitaba fingir ser un buen esposo frente a la gobernadora, ahí estaba el papá omega de Min Ho, él a pesar de que no eran cercanos, le simpatizaba más que la alfa que siempre parecía estarlo mirando como si fuera indigno de pertenecer a su familia.

—Te trajimos esto —habló en un tono suave el otro omega.

Taemin observó las dos bolsas que eran extendidas hacia él y dudó un momento antes de tomarlas, con una pequeña sonrisa en su rostro que gritaba que no estaba cómodo, no obstante, si la pareja lo notó, no dijeron nada, pero a diferencia de la alfa que parecía estar caminando por su propia casa, su esposo se mantuvo alrededor de Taemin, como si esperara el permiso de este para que todos fueran a la sala de estar, en donde la gobernadora acababa de sentarse.

—Uhm, ¿vamos? —inquirió inseguro, Taemin.

A pesar de que no era cercano a sus suegros y realmente no le gustaba estar cerca de ellos, Taemin nunca sintió que fue tan difícil compartir un mismo espacio, pero como pasó con cada persona que entró a la casa a excepción de Min Ho, su aroma era tan molesto, que incluso en ese momento sentía que empezaba a marearse y las náuseas comenzaban a aparecer. Quizás se debía a las feromonas descontroladas de la gobernadora, las que se extendían por toda la habitación como si necesitara marcar ese como su territorio.

Taemin apretó sus manos en puño mientras se sentaba frente a la gobernadora, lo más alejado que pudo y se obligó a no gruñir y no pedirle que se fuera de su casa porque la estaba apestando. Se abrazó a un cojín y enterró su nariz en este, que aunque no le gustaba el perfume de feromonas que Min Ho le dejó antes, parecía haberse impregnado de este lo suficiente como para ayudarlo a controlarse.

—¿Estás bien? —preguntó el otro omega que había notado cada reacción de Taemin.

—Deberías de recoger tus cosas —habló la alfa como si no hubiera escuchado la pregunta de su esposo —vendrás a vivir con nosotros.

El ceño de su esposo se frunció y pareció reprocharle con la mirada, pero fue quien se vio más incómodo cuando la alfa lo miró por unos segundos y luego observó apática a Taemin que también tenía el ceño fruncido, luciendo bastante confundido y disgustado.

—¿Qué? —preguntó Taemin.

—Taemin —empezó en un tono suave el otro omega —estás embarazado y Min Ho no puede estar aquí todo el tiempo, pensamos que podrías vivir con nosotros hasta que nazca el bebé, de esa manera podremos cuidar de ustedes.

—No —dijo firme Taemin.

—Omega, no tenemos tiempo para esto —habló sin paciencia la gobernadora — vendrás a vivir con nosotros hasta...

—No.

Taemin apretó sus manos en el cojín para controlarse un poco y no echarlos por la fuerza en ese momento.

—Taemin —intentó el otro omega —es por...

—No soporto el olor de otras personas sin que me causen náuseas —dijo con los dientes apretados —ni siquiera a los betas.

No era exactamente como sucedía porque soportaba a las personas en la calle, lo que odiaba era que entraran a su casa, la que no quería dejar para ir a vivir en la casa de los Choi. Ni siquiera tenía una buena relación con ellos como para querer ir a su casa, y si era necesario que viviera con alguien más, les pediría a sus padres que lo dejaran quedarse con ellos, no a sus suegros.

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