Capítulo 47

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Taemin era un omega inútil, o al menos de esa manera se sintió cuando se dio cuenta de que los otros omegas no solo se dedicaban a ser amos de casa, había algunos que incluso eran buenos en combate y parecían tan fuertes como un beta o un alfa, hasta Ki Bum con sus casi cinco meses de embarazo parecía menos inservible que él si fue llevado a un área diferente de la cocina, que fue a dónde se le asignó, porque su estancia con los rebeldes no era gratis, todos debían tener un oficio para que tenerlos ahí no fuera un desperdicio de recursos.

No llevaba más de cuatro días ahí, pero Taemin sentía que estar con los rebeldes no era diferente de vivir dentro de la ciudad, la diferencia estaba en que nadie había amenazado la vida de su hijo, pero dentro de la ciudad nadie lo hizo hasta que su bebé dejó de servirles. A diferencia de otros alfas y omegas, a él no se le había permitido ir a las plantas superiores y su brazalete seguía estando en su muñeca, mientras que había podido ver que los otros alfas, omegas y betas, llevaban un brazalete diferente, como el que había visto en la muñeca de Ki Bum.

Taemin estaba sirviendo un poco de ensalada en un plato cuando las puertas del comedor se abrieron y entraron dos betas que él no conocía, pero podía reconocer que eran de los guardias de ese lugar, ya que eran los únicos destinados a usar armas y uniformes. Su llegada pareció paralizar todo, que detuvieron sus acciones y los siguieron con la mirada, como si esperaran ver un gran espectáculo.

—¿Eres Lee Taemin? —inquirió uno de los guardias cuando se detuvieron frente a él.

—¿Sí?

—Síguenos.

Taemin miró a su alrededor sin comprender lo que estaba pasando. En los pocos días que llevaba ahí, no había visto a nadie ser llevado por los guardias, que generalmente estaban para garantizar el orden y seguridad de cada uno de ellos, después de todo, a pesar de que no vivían dentro de la ciudad, necesitaban a personas haciéndose cargo de esas áreas si no querían que el día en cuestión de semanas o meses se convirtiera en un caos inhabitable, en el que todos hacían lo que podían y querían, olvidándose de las normas básicas para la convivencia.

—¿Qué pasa? —preguntó el omega sin deseos de seguir a los guardias.

—Necesitamos que nos acompañes.

—¿Para qué?

El guardia que estaba respondiendo pareció empezar a perder la paciencia, sin embargo, respiró profundo y volvió a hablar.

—El líder Do quiera hablar contigo.

Se suponía que esa respuesta debió de tranquilizarlo, pero causó todo lo contrario en Taemin, que solo pudo recordar que cuando vieron al líder, Ki Bum no dejó de repetirle que debía decir quien era su pareja, ¿acaso su mentira había sido descubierta tan pronto y ahora sería castigado o echado por su mentira?

—¿Puedo preguntar, para qué me quiere el líder?

—Lo sabrás cuando lo veas.

Si se suponía que esas palabras debían de tranquilizarlo, no lo hicieron y, a pesar de que no quería seguir a los guardias, tuvo que obligarse a mover los pies e ir detrás de ellos.

Su vida siempre había sido sencilla, si bien, sus padres no podrían considerarse estar en la parte alta de la sociedad, nunca tuvieron dificultades económicas y él se creció bajo los parámetros impuestas por la sociedad, por lo que no se parecía en absoluto a muchos de los omegas que desde que nacieron fueron parte de los rebeldes, pero en ese momento le hubiera gustado no haber sido criado como alguien débil que solo podía depender de su alfa, ya que si las cosas iban mal, no iba a saber cómo defenderse ni a él, ni a su bebé y eso era lo que más le aterraba. Desde que había dejado la ciudad, parecía constantemente estar esperando lo peor, o tal vez fue desde que se enteró de que otra vez estaba embarazado y temía que ese bebé también le fuera arrebatado.

El líder de los rebeldes estaba en el primer piso desde la superficie, ya que a diferencia de como la ciudad se distribuía que era en edificios que se elevaban al cielo, los rebeldes para protegerse de los ataques consideraban que el desarrollo hacia el interior de la tierra era mejor, por el simple hecho de que sus armas de defensa no eran igual de poderosas que las de las de la ciudad, por lo que tuvo que seguirlos tres pisos hacia arriba.

—Señor Do —dijo uno de los betas cuando llegaron —está aquí.

Mientras iban hacia el primer piso bajo la superficie, Taemin había pensado en todos los peores escenarios posibles con los que podía encontrarse y, sabía que de manera fantasiosa salía ileso en cada uno de ellos, no obstante, ni siquiera el peor de todos esos escenarios se comparó con el que lo recibió en cuanto entró en ese salón, porque en el centro de este, frente al líder se encontraba parado su esposo y cada guardia que estaba ahí, tenía su arma apuntando a él, parecían dispuesto a disparar a matar si el alfa tan solo suspirara.

—Señor Lee —dijo el líder de los rebeldes —¿es verdad que el Mayor Choi es su esposo?

El señor Do acababa de hacer su pregunta cuando Taemin escuchó como era quitado el seguro de un arma, la misma que fue colocada en la parte posterior de su cabeza como una amenaza, que el omega no sabía si se debía a que querían la verdad, o si en el momento en que confirmara que él y Min Ho estaban casados el arma sería accionada. Taemin miró a su esposo como pidiéndole ayuda, pero todo lo que hizo este fue quedarse mirándolo sin mover un solo músculo, como estuviera analizando la mejor situación.

—Sí —finalmente murmuró Taemin y apretó sus ojos, esperando su castigo.

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