Capítulo 25

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Min Ho estaba sentado sobre el sofá en la sala de estar, a veces miraba el reloj solo para ser más consciente de que llevaba horas enteras de retraso en su regreso a su trabajo y a pesar de que pudo hacer lo de casi siempre, irse a la madrugada para estar a tiempo en su trabajo, en ese día no lo hizo, porque todavía necesitaba hablar con su omega, sin que este se acurrucara en su regazo como si su vida dependiera de eso.

El día anterior no fue un buen día para hablar con Taemin cuando él parecía solo necesitar estar abrazado o cerca del alfa, porque incluso a la hora de la cena no se había sentado al frente de él o lo más alejado que pudo, sino que lo hizo a su lado y Min Ho creía que si el omega no hubiera estado intentando controlarse a sí mismo, quizás pudo colocar su cabeza en su hombro o volver a estar en su regazo como si tuviera una necesidad insaciable de contacto físico.

Cuando finalmente Taemin despertó, Min Ho lo supo al escucharlo bajar lentamente por las escaleras y cuando miró sobre su hombro a estas, se encontró con la imagen de su esposo con su puño derecho frotándose los ojos, no parecía de muy buen humor, pero eso no fue algo que sorprendió al alfa, ya que el omega siempre parecía molesto cuando lo tenía a su alrededor, a excepción de la última semana, sobre todo, el día anterior que lo necesitaba cerca, pero esa etapa parecía haber terminado.

Min Ho se levantó del sofá y tomó de la mesa de centro el pequeño frasco que había conseguido en su trabajo el día anterior y que se convirtió en una de las muchas excusas para volver a casa, aunque su estadía fuera muy pequeña.

Taemin se detuvo en el último escalón y miró a su esposo vestido de negro como casi siempre y quiso gruñir cuando se dio cuenta de lo que eso significaba.

—¿Te vas? —inquirió cuando el alfa empezó a caminar en su dirección.

—Sí.

Quiso gruñir ante esa respuesta, porque sabía que no le gustaba, de la misma manera que en esa mañana no fue bonito despertar solo en la cama, porque no fue suficiente hundir su nariz en la almohada de su esposo o que su aroma todavía permaneciera en la habitación, necesitaba más y casi se tranquilizó cuando al salir de esta sintió más fuerte el aroma de Min Ho, lo que le dijo que el alfa seguía en casa, no obstante, como estaba vestido le dijo que no sería por mucho tiempo.

—Pensé que te quedarías más días.

Apartó la mirada luego de decir eso, no quería que Min Ho pudiera ver su anhelo porque lo hiciera, incluso si no dejaba de repetirse que se debía al bebé que necesitara al alfa cerca.

—Debo regresar al trabajo —explicó el alfa.

—Tendré mi primera consulta con el obstetra mañana —mintió —escuché que se espera que los dos padres vayan juntos a las consultas.

No era una mentira que eso se esperaba, pero lo era con respecto a su consulta con el obstetra, porque ya había ido solo, pero ahora creía que podía agendar otra cita para que Min Ho lo acompañara. Si alguien le preguntara la razón de hacerlo, no sabría responder, se justificaría con que ya que el alfa era quien quería tener hijos, debía de estar en cada etapa del embarazo y convertirlo en su prioridad, que debía de conocer como era el latido del corazón de su bebé, más allá de solo conocerlo por la fotografía de una ecografía.

Taemin culpaba a que ese pensamiento se arraigara más en él, al hecho de que el día que fue a la consulta, vio a varios omegas y betas acompañados de sus parejas, y aunque Min Ho no le gustaba, él no quería ser mirado extraño, como un omega que había infringido la ley por estar embarazado fuera de un matrimonio, aunque probablemente muchos sabían que él era el esposo del hijo mayor de la gobernadora, pero eso no hizo que pensara menos en que esa etapa era de los dos, o de los tres con el bebé.

Min Ho lo miró por un par de segundos, en los que Taemin volvió su mirada a él pero casi inmediatamente la apartó, pareciendo un poco incómodo.

—Lo siento —dijo el alfa —no podré estar.

La mandíbula de Taemin se tensó y su cuerpo se apoyó en el pasamanos, si Min Ho no pudiera ver sus cejas fruncidas, su labio siendo mordido y su mandíbula tensa, hubiera creído que su respuesta no le afectó, pero creía entender que todo eso se debía a su necesidad de estar cerca de él debido al bebé, no porque el omega lo quisiera ahí.

—Tampoco te quería ahí.

El omega volvió a apartar la mirada pero la tensión en su cuerpo se hizo más visible, al igual que sus labios temblando, que provocó que Min Ho quisiera olvidarse de sus obligaciones y quedarse en casa como al parecer su esposo quería o necesitaba.

—Lo siento por no poder quedarme, pero creo que esto te ayudará.

Min Ho extendió hacia su esposo el pequeño frasco que había tomado de la mesita de centro y esperó ver alivio en el omega, después de todo, con eso no lo necesitaría en casa, ni tendría que aferrarse a él como el día anterior, pero todo lo que pareció provocar fue que el ceño de Taemin se frunciera más, casi mostrándose confuso.

—¿Qué es eso?

—Un perfume de mis feromonas —dijo —te ayudará.

Dio un paso más cerca de Taemin cuando este no se movió para tomar el perfume, sin perder ningún detalle de la reacción del omega, porque pensó que estaría feliz de saber que no lo necesitaría ahí, pero era evidente que su esposo no lo estaba.

—No quiero a Jong In y Min Seok aquí —gruñó y tomó el perfume.

—Taemin, ellos están aquí para protegert...

—¡Apestan toda la casa con sus feromonas! —pisoteó Taemin, pareciendo a punto de hacer un berrinche. —Si es para protegerme, ¿por qué entonces no estás tú aquí?

La respiración del omega era irregular y sus ojos se llenaron de lágrimas de frustración, no quería escuchar de que otros estaban ahí para protegerlo, él no quería a otros más que a Min Ho y, tal vez ese perfume que su esposo acababa de entregarle, podría ayudarle con el aroma de Min Seok y Jong In, pero la sola idea le disgustaba tanto que lo enojaba y lo frustraba, y lo hacía querer llorar ahí mismo con una sensación de que estaba siendo abandonado por su alfa.

—Se supone que eres mi alfa —su voz salió quebrada.

Min Ho guardó silencio sin saber qué responder, porque el omega tenía razón, se su ponía que él debería de estar ahí para proteger a su omega y a su hijo si seguían corriendo peligro, para él tampoco era fácil, pero se había limitado a mostrar sus emociones como si fuera algo que debía de suceder y él respetar.

—Taemin, no puedo quedarme.

—Idiota —gruñó —alfa inútil.

—Taemin, sé cual es mi deber contigo y nuestro hijo, pero...

—¿Entonces por qué no te quedas? —la voz del omega fue casi un sollozo cuando bajó el último escalón que lo separaba de Min Ho.

Cuando fue reclutado, una de las cosas por las que los otros omegas habían estado fascinados, era cuando les dijeron que ellos tenían la posibilidad de tranquilizar y hacer cambiar una decisión de su alfa cuanto más vulnerables se vieran. Taemin había criticado en silencio cuando escuchó a otros omegas decir que ellos tendrían a sus parejas en la palma de su mano si era así, que usarían eso tanto a su favor como pudieran. Nunca se vio a sí mismo intentando dar la imagen más suave y vulnerable que pudiera para Min Ho y mucho menos para que se quedara más tiempo en casa.

—Solo un día —sonó casi a una súplica.

Expuso su cuello para el alfa como muestra de sumisión, pero lo único en lo que estaba pensando era en convencer a Min Ho de quedarse.

Min Ho era un alfa entrenado para no caer en los encantos de un omega incluso cuando estaba casado, era uno de los entrenamientos más serios del equipo especial, no obstante, se habían olvidado de la parte más importante y era entrenarlo para que no cayera en los encantos del omega que llevaba su marca, de quien si se veía vulnerable despertaba sin dudarlo su instinto protector y peor si estaba embarazado.

Choi era un ejemplo a seguir en el equipo especial, siempre llegaba a tiempo y a la fecha acordada, por lo que era más fácil creer que tuvo un accidente de camino al trabajo, a que no se presentó porque se quedó en casa a pedido de su omega.

SistemaWhere stories live. Discover now