Capítilo 24

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Taemin no estaba por ninguna parte de la casa, o eso pareció cuando entró, pero de acuerdo al reporte de Jong In, su esposo no había salido de la casa, pero desde que el omega echó a Min Seok, ninguno había entrado, no querían tenerlo gruñendo disgustado porque simplemente apestaban la casa.

El aroma de Taemin estaba en el aire, pero no pareció haber gran diferencia entre la sala, la cocina o la habitación, no más allá de lo habitual y cuando estaba por llamarlo para saber si tal vez había salido sin ser visto, pudo reconocer levemente como el aroma de su omega parecía volverse más fuerte cuanto más se acercaba a su armario y tuvo que recordarse que cuando hablaron horas atrás, el omega parecía estar ahí.

Al ingresar al armario no fue difícil ver a Taemin, ya que este estaba en el suelo, acostado dormido sobre lo que parecía una cama hecha con su ropa. Min Ho se detuvo un momento al ver la imagen y su respiración se volvió un poco más rápida y una emoción extraña pareció subir desde su estómago hasta instalarse en su pecho.

—Taemin —llamó suavemente mientras se arrodillaba a su lado.

Taemin se movió y hundió más su rostro en una camiseta de Min Ho. El alfa no pudo negar que esa acción le gustó demasiado y un pensamiento posesivo que nunca dejó instalarse en su cabeza empezó a asomar lentamente, como si hubiera estado esperando el momento preciso para hacerlo. Mío se repitió una y otra vez en su mente pero el alfa casi se gruñó a sí mismo por pensarlo, porque ese omega no era suyo, no importaba si estaban casados, llevaba su marca y ahora a su bebé en su vientre, Taemin no lo veía como su alfa, solo como el hombre con el que se vio obligado a casarse y le arruinó la vida.

—Taemin —volvió a llamar en el mismo tono —no puedes dormir aquí.

El omega se quejó e hizo un mohín mientras abría lentamente sus ojos. Parpadeó como si le costara demasiado mantener sus ojos abiertos y miró en silencio a Min Ho que dejó que su esposo terminara de despertarse.

—Min Ho —susurró —¿qué haces aquí?

El alfa lo observó en silencio y se negó a sí mismo decir que casi había discutido con sus superiores cuando le negaron el permiso para ir a casa a ver a su omega que lo había llamado para decirle que lo necesitaba. Sabía que dentro de lo profesional no estaba bien que abandonara su trabajo cuando quisiera solo porque su omega lo llamó, pero también en las reglas generales de la sociedad, ya que estaba enfocada en mantener una tasa de natalidad y dependiendo del rango, los permisos estaban permitidos.

—No puedes dormir aquí —en cambio respondió.

Taemin lo miró en silencio y solo pestañeó, que Min Ho empezaba a creer que tal vez no estaba por completo despierto.

—Ven —dijo acercándose al omega —si tienes sueño debes dormir en la cama —regañó pero su voz no perdió el tono suave.

Min Ho estaba preparado para que Taemin lo rechazara cuando extendió su mano hacia él, pero el omega ni siquiera lo dudó antes de tomar su mano, dejando que lo ayudara a sentarse y cuando el alfa intentó alejarse un poco para levantarse, Taemin se inclinó hacia adelante y hundió su rostro en su cuello. Inhaló profundamente y suspiró como si hubiera necesitado tanto hacer eso para respirar con tranquilidad.

Min Ho no supo como reaccionar ante esa acción. La última vez que estuvo en casa había notado que el omega parecía sentirse atraído por su aroma y todo tenía lógica para él al saber que Taemin estaba embarazado, pero no esperó esa acción, incluso estaba ahí porque lo llamó para decirle que lo necesitaba. Tampoco pudo negarse que le gustó, era como si ese día el omega hubiera decidido hacer cosas que calentaran su pecho con tanta satisfacción que parecía irreal.

—Taemin —llamó luego de salir de su sorpresa —¿estás bien?

No intentó apartarlo pero cuando puso una mano en la espalda del omega, este pareció hundirse más en su cuello mientras pudo sentir sus manos aferrarse a su chaqueta, como si esperara que intentara alejarlo.

—Oye, es...

Min Ho no pudo seguir hablando y sus ojos se ampliaron al sentir los dientes de Taemin enterrarse en su cuello. No fue una mordida con malicia sino gentil, pero eso no quitó el hecho de que doliera, sin embargo, no fue lo que detuvo al alfa de seguir hablando, sino la sorpresa, porque no era común de que un omega mordiera a su pareja, pero si lo hicieran, su esposo hubiera acabado de marcarlo sin su permiso y sin temor a que él pudiera tener una mala reacción, porque no todos los alfas daban tales libertades a sus parejas.

Sintió la lengua de Taemin pasar lentamente sobre el lugar que acababa de morder y con duda dejó que su otro brazo se envolviera alrededor de la cintura del omega, como si temiera incomodarlo, o provocar que fuera demasiado consciente de sus propias acciones.

—Te odio —susurró Taemin pero todavía hundió su rostro en el cuello del alfa.

Esas dos palabras siempre hicieron sentir incómodo a Min Ho incluso cuando fingía ignorarlas, pero en ese momento, cuando escuchó a su esposo decirlas con el mismo tono de necesidad que usó horas antes cuando lo llamó, parecieron llenar de calor a su pecho, que solo pudo atraerlo más hacia él hasta dejarlo sentado en su regazo.

Cuando el alfa fue a casa, lo último que esperó fue encontrarse en esa situación, pero no se arrepentía de estar ahí, incluso si después su esposo volvía a odiarlo en serio y no como en ese momento que parecían ser palabras dichas más por costumbre que porque fueran ciertas.

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