Capítulo 50

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Min Ho no se sintió sorprendido cuando Taemin le dijo que quería quedarse con los rebeldes, después de todo, él también estaba considerando que ellos eran su mejor opción, claro, si podían ganarse su confianza, pero a él no le importaba mucho si lo mantenían encerrado por el resto de su vida si su hijo y su omega estaban bien, pero sería cuestión de tiempo para que mantenerlo encerrado y con Taemin visitándolo antes creara más desconfianza, o tal vez lo veían como una moneda de intercambio si el ejército o el equipo especial llegara a invadirlos.

—Tú... —Taemin levantó la mirada —¿crees que es seguro quedarse?

—No tanto —fue sincero Min Ho.

—Entonces, volvamos a la ciudad.

—Sabes que ahí tampoco es seguro.

Taemin lo miró como si esperara que él sugiriera otro lugar a donde ir y que los mantuviera a salvo, como si él le dijera que el infierno los mantendría a salvo, lo seguiría sin duda alguna. Algo que a Min Ho lo hizo sentir impotente por no poder darle a su familia la seguridad que necesitaba, pero a la vez una parte de él estaba feliz por saber que su omega confiaba en él.

—Entonces, ¿qué vamos a hacer? —preguntó el omega.

Min Ho miró hacia la puerta cerrada de la celda. Sabía que afuera había un guardia vigilándolos, porque al parecer en ese día decidieron darles algo de intimidad. El alfa supuso que los rebeldes se habían dado cuenta de que en realidad ellos no representaban una gran amenaza, porque si el ejército supiera en donde estaban, ya estarían ahí.

—Llama a mi padre, dile que estamos bien y no vamos a volver —susurró el alfa.

Taemin lo miró con desconfianza, porque si llamaba al papá de Min Ho, era seguro que la gobernadora también se enteraría en donde estaban y la idea le aterraba, después de todo, ella no lo quería y si hubiera estado en sus manos, hace mucho tiempo que su hijo se habría casado con un omega de una prestigiosa familia.

—Papá es el único que sabe que vine a buscarte. Si desaparezco por demasiado tiempo, es posible que tengamos al ejército aquí.

Su madre odiaría la idea de movilizar tropas para buscar a un traidor y mucho más si ese traidor era su hijo, pero sabía que si su papá le pedía que lo encontrara, al final del día no se negaría, porque parecía que él era su único punto débil, por quien cedería un poco a sus propios deseos, y Min Ho casi podía verla feliz de encontrar la base de los rebeldes, pero eso no evitaría que al regresar, si no eran juzgados como traidores, no tuvieran que regirse a las leyes de la ciudad, lo que los dejaba en el punto inicial, no podría proteger a su hijo.

—Con mi brazalete solo puedo hablar contigo —le recordó Taemin.

Min Ho volvió a vigilar la puerta, luego tomó los hombros de Taemin y los movió, colocándolo de espaldas a la puerta, de modo que si el guardia no pudiera ver lo que él hacía. Le pidió al omega que le mostrara su brazalete y digitó un código que el dio acceso al sistema de este, en el que borró a la persona de contacto y colocó a su papá para que pudiera hablar con él.

Taemin lo miró con curiosidad, porque para encender y apagar un brazalete no era suficiente con apretar un botón, pero tanto Min Ho como Jong In, lo habían hecho ver de esa manera y si eso no era fácil, ellos como ciudadanos no podían borrar configuraciones que estaban ahí casi desde que se los entregaban, pero al parecer eso no era verdad si su esposo acababa de borrarse como contacto y colocó a su padre.

—¿Cómo...?

No pudo terminar la pregunta cuando se vio sorprendido por Min Ho tomando su rostro y segundos después sus labios estaban sobre los suyos. En otro momento había querido seguir con su pregunta, pero en ese solo se entregó al beso, al sentir la mano de su esposo deslizarse hasta que se posó en la parte posterior de su cuello. Taemin por la sorpresa solo pudo posar sus manos en el pecho de su esposo, sin quejarse porque sabía que una parte de él necesitaba eso, que lo deseó desde que entró a la celda.

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