Capítulo 11

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Kim Jong In fue el vecino de toda la vida de Taemin antes de ser reclutado y si el alfa no hubiera estado reclutado para cuando llegó su primer celo, Lee creía que poco le hubiera importado si se suponía que su primer celo no debía compartirlo con nadie, sino quedarse en casa. El omega incluso se había imaginado exponiendo su cuello para Kim, había sido una fantasía recurrente después de que su primer celo llegó, pero no pasó y parecía que no pasaría jamás.

Jong In no solo estaba casado ahora, sino que también tenía un hijo de aproximadamente un año y medio y su esposo estaba embarazado otra vez, aunque eso no fue lo que realmente a Taemin le importaba, porque si hubiera tan solo un mínimo de interés del alfa hacia él, creía que hubiera tomado la oportunidad, sino que era que Kim nunca pareció atraído hacia él, ni en el pasado, ni ahora.

Taemin fingió que le prestaba atención a lo que hacía su hermano, pero realmente cada vez que escuchaba una risa fuerte, volvía su atención hacia la casa de al lado, y no pudo evitar morder con fuerza su labio cada vez que escuchaba la voz de Jong In llamar con palabras cariñosas a su esposo o hijo. A pesar de que no le desagradaba ver al alfa Kim, Lee no dejaba de preguntarse la razón por la que justo en ese día al igual que él estaban de visita en la casa de los padres de Jong In, porque era más fácil cuando no los veía, ya que casi podía olvidarse de la situación.

—Taemin —escuchó la voz de su esposo llamar.

—Agh, ¿otra vez tú? ¿Qué quieres? —preguntó colocándose de pie de las escaleras del jardín.

Min Ho no respondió de inmediato, pasando su mirada de su esposo hacia el jardín de la casa de al lado, en donde ahora solo quedaba Jong In con su esposo, que estaban abrazados y parecían bastante cómodos, como si se hubieran encerrado en una burbuja en la que olvidaron de que no estaban completamente solos, porque no únicamente de la casa de los padres de Taemin se podía ver a su jardín.

—¿Celoso? —inquirió Choi.

—¿Qué? —preguntó algo confundido.

—Deberíamos irnos a casa.

Sabía que eso no fue lo que su esposo quiso decir hace un momento, pero como siempre lo hacía, no le dio mayor importancia.

—No —dijo firme Taemin —no quiero irme todavía.

Vio la mirada de Min Ho intensificarse pero no hubo ninguna otra reacción que le dijera exactamente lo que estaba pasando por la mente del alfa, que metió las manos en los bolsillos de su pantalón y apoyó su espalada en la pared a un lado de la puerta mientras veía a su cuñado perseguir un balón.

—No me importa si haces un berrinche —habló el alfa en un tono neutral —vamos a tener un hijo.

—Ya te dije...

—Acabo de decir que no me importan tus berrinches.

Min Ho miró a su esposo y luego su mirada se dirigió a la pareja en la casa de al lado. Realmente la cerca que dividía las propiedades no era muy alta, por lo que era fácil saber lo que hacían las personas de la casa de al lado, después de todo, parecía que al gobierno en realidad no le importaba la privacidad de las familias, por eso, luego de que las personas se casaran y tuvieran hijos, eran designados a casas muy parecidas y que en estructura no podían cambiarse, no sin pasar por un riguroso papeleo que muy probable sería denegado.

—Idiota —gruñó Taemin entre dientes.

Choi no se inmutó como si no lo hubiera escuchado, pero Taemin estaba seguro de que lo había hecho y verlo sin hacer ninguna acción, lo hizo sentir molesto. A veces el omega sentía que necesitaba hacer que su esposo se enojara para estar satisfecho. El omega esperaba que después de hablar Min Ho se volviera a ingresar a la casa, pero este no parecía tener intenciones de hacerlo, pero tampoco de acercarse a él, algo con lo que internamente estaba de acuerdo.

SistemaWhere stories live. Discover now