O1 : ella.

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Lisa caminaba con calma por la acera de la transitada calle

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Lisa caminaba con calma por la acera de la transitada calle. Era temprano y no tenía prisa alguna, menos en tener que desesperarse para llegar puntual.

Saludó a un pequeño grupo que conversaba fuera de la universidad y sin más, se adentró para seguir su camino hacia los casilleros.

Una preciosa sonrisa se dibujó en su rostro al notar que justamente ahí, ya estaba parado su mejor amiga, Jennie, una alegre y sociable alfa de brillante sonrisa.

—¡Hola Lili! —saludó emocionada, esperando a que la omega se acercara para poder abrazarla con cariño.

—Hola Nini. —contestó de igual forma.

—¿Cómo estuvo tu fin de semana? —preguntó la pelinegra, mientras sacaba los cuadernos de la primera clase.

—¡Me la pasé bien! —sonrió ampliamente—. La casa de campo de mis papás es hermosa y me divertí mucho, enserio extrañaba mucho Tailandia.

—Ah, me alegra tanto. —respondió.

—¿Y tú?

Jennie bajó levemente la mirada.

—Pues estuve conversando con la omega que te conté.

—¿Esa linda y escurridiza Unnie? —la extranjera sonrió levemente.

—Sí, sobre esa linda omega.

—¡Qué bien, Nini! —aplaudió emocionada—. Ustedes van a hacer una hermosa pareja.

—Alto ahí, que apenas y somos amigas. Me falta mucho para eso, pero en verdad lo anhelo. Ella me gusta mucho.

Lisa la miró enternecida, y es que la alfa se veía adorable con las mejillas sonrosadas. Cuánto daría la omega por ver si quiera al menos una vez así a cierta alfa. A cierto alfa con cabello lila, de carita perfecta y labios esponjosos.

—Ay no —el quejido fastidiado de Jennie logró sacarla de su trance—. Ahí viene esa.

—¡Unnie, no le diga así~! —le reprochó infantilmente, haciendo de su boquita un lindo puchero.

Agh, cierto, me olvidé que hablaba de tu alfa. —canturreó, sonriendo al ver como el rostro de Lisa se sonrojaba efusivamente—. Lamento decirte que no me cae casi nada, Lili.

—Pero, pero casi nunca has socializado con ella. No la juzgues sin conocerla antes. —explicó suavemente, con aquella tersa y dulce voz que poseía.

Nah, no es como si quisiera hablar con ella de todos modos. —se encogió de hombros.

—¡Noona, se ve muy hermosa! —una voz chillona se hizo presente. Haciendo que la omega formara una mueca por tan estruendoso grito.

Tanto Lisa como Jennie fueron testigos de cómo Rosé era rodeada por varios y varias omegas, unos más escandalosos que otros. Todos sacando un gesto de molestia y desagrado en la de cabello lila.

la princesa y la plebeya. | chaelisaWhere stories live. Discover now