O5 : omega.

662 118 17
                                    

—¿Lili, qué pasa? ¿Qué tienes? —preguntó Jennie, alarmada

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

—¿Lili, qué pasa? ¿Qué tienes? —preguntó Jennie, alarmada.

La alfa estuvo esperando a Lisa, las clases habían culminado desde hace ya unos buenos minutos y al momento de darse por vencida e ir en busca de la omega, la vio acercarse a ella con lágrimas deslizándose por sus mejillas y un leve puchero sobresaliendo.

—No es nada. —musitó bajito.

—Ya, dime la verdad. ¿Por qué estás llorando?

La omega se limpió bruscamente las mejillas con la manga de su gran polera, intentando sorber por su nariz y ya no soltar algún sollozo.

—No tiene importancia.

—Para mí sí la tiene.

—Solo, solo me dijeron algo y me sentí mal. —se encogió de hombros.

—¿Qué fue lo que pasó?

—Y-Yo solo estuve escribiendo el nombre completo de Rosé, estaba tan centrada en hacerlo de una forma muy bonita que no me di cuenta que un par de omegas me estaban viendo. —sus bellos ojitos volvieron a cristalizarse.

—¿Se burlaron? —la castaña asintió apenada y el corazón de la alfa no pudo soportarlo. ¿Por qué la gente era tan estúpida?

—Empezaron a reírse y decirme cosas horribles. Yo s-sé que Rosé es alguien imposible para mí, pero... ¿Por qué me lo recalcan de una manera muy fea? Y-Yo no quiero que me digan esas cosas. —bajó la mirada con cierta tristeza. Siempre se encargaban de lastimarla, de hacerle recordar de que no era una omega lo suficientemente buena para alguien como Roseanne Park.

Qué ilusos eran todos.

—Ya, cálmate, Lili. Ellos no saben lo que dicen, solo tienen miedo de que una omega como tú robe la atención de Park. Solo ignóralos.

—A veces es muy difícil. —mordió levemente su labio inferior, terminando por abrazar a Jennie con necesidad. La alfa era tan especial para ella, como una verdadera hermana, la hermana que siempre quiso y nunca pudo tener. Pero ya no le importaba, tenía a Jennie y eso ero lo más bonito que pudo sucederle.

—No les hagas caso. Mejor vamos por un pastel de chocolate. ¿Qué dices? —le habló suavemente, intentando hacer que olvidara el mal momento. Adoraba a Lisa como si fuera su hermana y detestaba verla mal.

—Está bien. —susurró.

—Ok, ahora ve al baño y quita esas lágrimas que no merecen estar en tus mejillas. Yo te espero aquí.

—No tardo. —avisó, intentando animarse al lado de la alfa y yendo rápidamente hacia los servicios.

—Estúpidos omegas. —gruñó la pelinegra— Ya quiero ver cuando Lisa deje a Park totalmente enamorada. —susurró, sonriendo de forma ladina. Jennie confiaba en que aquello pasaría.

—Bien, somos tres que atienden a la clientela

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

—Bien, somos tres que atienden a la clientela. —habló la rubia—. Una está en la caja y otra es la que nos pasa los pedidos por esa pequeña apertura. Lo que nos queda es ya sabes, lo normal: apuntar, limpiar las mesas, colocar los alimentos en la bandeja y ser servicial todo el tiempo. Nada difícil en realidad.

Rosé asintió, tomando en cuenta cada cosa que debía de hacer.

—¡Bien chicas! —apareció JiHyo al centro de la sala—. El local vuelve a abrirse en tres minutos, las quiero ver sonreír y trasmitir sus buenos ánimos a los que vengan. ¿De acuerdo?

Todas sonrieron con levedad, incluso Rosé que se sintió extraña. Al parecer Jeon tenía razón, con la omega todo parecía ser diferente de manera anímica.

Un fuerte "sí" se escuchó.

—¡Perfecto! —aplaudio, siendo acompañada por las demás al instante.

El reloj que yacía colgado en la pared, sonó indicando la hora clave. JiHyo se despidió, dirigiéndose hacia la cocina. Todas empezaron a dispersarse y a tomar su respectivo lugar.

—Suerte. —comentó la rubia mientras le codeaba con diversión.

Ambas alfa rieron y Somi se acercó a la puerta del local para dar vuelta al pequeño cartel colgado, dejando a la vista de afuera la palabra "abierto".

Poco a poco la gente comenzó a llenar el lugar. Una a una se turnaba a atender con alegría y amabilidad. De vez en cuando cada una se iba para una mesa cuando llegaban más grupos. Rosé empezó a entrar en confianza, en la sala todo era tranquilidad y un buen toque de comodidad.

Tomó el pedido de una joven pareja y fue hasta donde recibían aquellos boletos. Se recostó un poco mientras veía que todo permanecía de manera correcta. Somi seguía escribiendo en donde había una pequeña familia y su otra compañera omega, HyeRi, entregaba un par de capuchinos en las mesas personales.

Todas estuvieron bien, hasta que escuchó como la campanita volvió a sonar, avisando que alguien acababa de abrir la puerta para poder entrar al local.

Su nariz volvió a percibir aquel aroma, sus ojos viajaron con rapidez hacia donde estaba aquella persona.

Su loba aulló nuevamente emocionada. Aquella omega era sin duda, la omega más preciosa que pudo haber visto en toda su corta vida.

Aquel cabello, indudablemente castaño, sedoso y brillante. Haciendo que resaltara el tono de aquella perfecta y nívea piel.

Cuando ambas conectaron sus miradas, Rosé pudo perderse fácilmente en aquellos orbes, unos orbes pequeños, profundos y de un brillante color miel. Pudo notar que aquellas mejillas se sonrojaron, pues adquirieron un leve color rosa y la hacía ver jodidamente adorable.

—¡Hey, Rosé-ah! —aquella voz la desconcertó. Volteando a ver detrás—. Ya está lo que pediste, ponlo en la bandeja. —la alfa carraspeó para luego asentir, algo perdida.

Su mirada volvió al frente. Y un gruñido resonó en su pecho al ver que aquella preciosa omega tomaba asiento junto a una alfa.

"Mía", fue lo que reclamó su loba con potencia.

"Mía", fue lo que reclamó su loba con potencia

Deze afbeelding leeft onze inhoudsrichtlijnen niet na. Verwijder de afbeelding of upload een andere om verder te gaan met publiceren.

¡Gracias por leer!

la princesa y la plebeya. | chaelisaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu