38 : pensamientos.

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—¡Espera, Rosé! —gritó la omega, corriendo detrás de la alfa para ver como esta se detenía en la banca de un parque.

La de cabello lila contenía el llanto, no podía hacerlo públicamente. Hace mucho que había dejado de llorar.

Lisa se puso delante de ella acunando las mejillas adversas y queriendo que esta hiciera contacto visual. Su corazón dolía, su alfa se veía demasiado frágil.

—Vamos a estar bien. ¿Sí? —le habló bajito, acariciando la piel tersa de su rostro con ambos pulgares—. No importa que tan complicado sea, vamos a superarlo juntas.

Rosé sintió sus ojos arder, sorbió por la nariz nuevamente y cubrió el cuerpo de su omega en un abrazo necesitado. Lisa le correspondió el toque, dándole suaves caricias en la nuca mientras dejaba que esta escondiera parte de su rostro en la unión de su cuello y hombro.

—Todo estaba yendo bien. —susurró con la voz quebrada—. ¿Por qué ahora?

—Hay ciertas cosas que no podemos evitar, solo suceden. Aun así, no olvides que estaré siempre para ti. ¿De acuerdo?

La de cabello lila apenas y asintió, su loba siendo envuelta en un aura de calor reconfortante.

—Solo te quiero a ti y a mi mamá. Son mucho más que suficiente para mi vida.

Lisa sonrió enternecida.

—Vamos, quizás quieras hablar sobre el tema con ella.

—No, de ninguna manera. No pienso decirle que he visto a esa tipa, el pasado debe quedarse donde está.

La omega suspiró bajito, aunque no supiera sobre el tema con profundidad, podía inferir lo que presenció en aquella escena junto a las palabras de Sandara anteriormente.

"Un lazo roto", "abandono".

—Hay mucho que analizar. ¿No crees? —rodeó con sus manos el cuello de la alfa para sacarla de su improvisado escondite y mirarla fijamente—. No insistiré, solo quiero tu tranquilidad. Si gustas, puedo llamar a Somi y decirle que no podremos ir a la fiesta, puedo quedarme en casa contigo.

La alfa pensó por un determinado tiempo y, aunque la idea de dormir abrazando a Lisa era algo maravilloso, no podía fallarle a su mejor amiga.

—Estoy bien, Lis —acunó las esponjosas mejillas y le dio un corto beso en la frente—. Pasaré a tu casa a las siete de la noche y prometo llevarte temprano de vuelta.

La mencionada quiso conformarse con aquella respuesta, pero al notar que el asunto era delicado, terminó por desistir solo un poco.

***

Rosé se prometió tan solo beber un vaso, pero aquel sabor quemando su garganta era mejor que detenerse a pensar sobre lo que pasó en la tarde. Ella tenía muy bien sabido sobre su fijación con el alcohol, pero solo por esa vez quería darse el gran gusto de olvidar.

Lisa, quien por apenas un par de momentos se alejó de ella, ahora estaba a su lado con la preocupación ascendiendo.

—¿No crees que ya es demasiado? —no recibió respuesta alguna y eso no ayudaba en nada a mantener la calma. Por lo que decidió buscar alguna botella con agua mineral, tenía que haber al menos una.

Procuró no tardarse demasiado, caminando rápidamente en medio de los tumultos de gente. Cuando fue a la nevera y encontró un par de estas, suspiró aliviada para volver hacia la alfa. Pero al llegar, nuevamente el sentimiento de inquietud torturó su pecho al no encontrarlo.

—¡Hey, Lisa! —se acercó Somi con una gran sonrisa—. Perdonen la demora, pero tuve que hacer yo misma las botanas otra vez.

—¿Viste a Rosé?

la princesa y la plebeya. | chaelisaWhere stories live. Discover now