01.- Volver a casa

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

01.- Volver a casa

Irse de gira con su padre había sido increíble, tal vez era justo eso lo que necesitaba, romper con todo y conocer mundo. Salir de su cómoda vida y aventurarse a lo desconocido. Dejar atrás a la Juleka asustada y encontrar a la real.

Al principio había pensado estar fuera dos o tres meses, pero al final se quedó los dos años que duró aquella locura de gira mundial. No se arrepentía ni un poquito, había aprendido muchas cosas, había conocido a gente, había vivido experiencias increíbles y, sobre todo, había ganado seguridad en sí misma en lo personal y lo musical. Lo único que no estaba bien en aquella historia era el haberse alejado de Rose.

La entrada de Zoé a Kitty Section la había hecho sentir extraña, incluso en su relación con Rose. Rose era la de siempre y la culpa no era de Zoé, el problema era ella, sus inseguridades y fantasmas. Así que el empujón de su padre para ir a vivir aventuras había sido la excusa perfecta para huir de la situación. Sí, porque era justo eso lo que había hecho. Huir.

Tenía ganas de volver a París, de ver a su madre, de volver a ver a sus amigos y a Rose, por supuesto, a quien más ganas tenía de volver a ver era a Rose.

Se lavó la cara y salió de los aseos del aeropuerto. El vuelo a París salía con retraso a causa de un temporal de lluvia y viento sobre la ciudad y ya llevaban tres eternas horas en la sala de espera VIP del aeropuerto.

Luka seguía meditando en su butaca. Penny dormitaba agotada con la cabeza descansando en el hombro de Jagged que, con el ceño fruncido, miraba fijamente la pantalla en la que se anunciaban los vuelos. Y el resto de los músicos jugaban a las cartas, hablaban o leían algo para matar el tiempo.

—Papá —susurró para no despertar a Penny—, mirar la pantalla fijamente no va a acelerar el tiempo.

—Penny no debería de estar durmiendo en una butaca incómoda en su estado —farfulló.

La miró, su embarazo hacía unos meses que era evidente. Al principio ambos habían buscado escusas plausibles para ocultarlo y que pudiera descansar, pero ya no había donde esconderlo. Aquella barriga de seis meses destacaba a pesar de la amplia cazadora que llevaba puesta.

—Te diría que está embarazada, ni enferma ni inválida.

—Ya. Pero le dolerá la espalda y se le hincharán los pies. Y se quejará, con todo el derecho del mundo.

Juleka sonrió. Le gustaba ver que su padre se preocupaba tanto por la mujer a la que quería y el bebé que nacería en unas pocas semanas. A veces se preguntaba si con Luka y ella se había comportado igual, pero no se atrevía a verbalizarlo.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco —admitió. Imitó a Penny y apoyó la cabeza en el hombro de su padre que le acarició la mejilla con suavidad—. Me da miedo que todo sea diferente a cuando me fui.

Y que Rose hubiese pasado página y la hubiese olvidado.

—Las cosas que importan no cambian nunca, Juleka.

—No lo sé, eso espero.

Cerró los ojos. Ella también estaba cansada. Suspiró.

Una suave sacudida la despertó. El vuelo hacia París iba a salir por fin. Embarcaron y aunque trató de volver a dormirse ya no lo consiguió. Observó por la ventanilla el cielo nocturno y las luces de los núcleos urbanos que sobrevolaban deseando tocar tierra y retomar su vida allí donde la había abandonado hacía dos años. Pensó en Rose, en si tendría tantas ganas de verla como ella.

El aterrizaje fue fácil, el equipaje salió puntual y se ahorraron el tener que buscar un taxi porque el chófer de Jagged se ofreció a llevarlos al Liberty.

Su madre les esperaba en el sofá, con la guitarra en su regazo emitiendo un murmullo amortiguado al no estar conectada al amplificador. La sesión de besos y abrazos fue corta, prometieron poner al día por la mañana y cada uno se metió en su habitación para descansar unas horas. Juleka se puso el pijama con pereza, encendió su teléfono móvil y lo puso a cargar. Volvió a pensar en Rose, en si estaría bien, en si su madre le habría dicho que aterrizaba aquella noche, en si aún pensaría en ella después de dos años... sujetó el móvil entre las manos y abrió la pantalla de chat abandonada dos años antes con el último mensaje de Rose que no había tenido fuerzas para eliminar, lo leyó y se le volvió a encoger el corazón:

Creo que lo mejor sería dejarlo, dos años es mucho tiempo. Si conoces a alguien no quiero ser un obstáculo. Quiero que seas libre.

Había aceptado pese a no estar de acuerdo. Ella tampoco quería ser un obstáculo para Rose si conocía a otra persona. No era tan egoísta.

Revisó la hora y finalmente escribió:

Acabo de volver. ¿Te apetece que nos veamos y hablemos un poco?
Estoy agotada y puede que duerma hasta mediodía, pero estaré en casa de mi madre.

Dejó el móvil, se acurrucó en la cama, la decisión final quedaba en manos de Rose. El suave balanceo del agua del Sena la ayudó a dormirse en seguida. Era bueno volver a estar en casa.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Como ya es tradición traigo una historia corta para el Pride Moth, denuevo con Juleka y Rose. Serán capítulos breves de entre 500 y 1500 palabras. Esperoque la disfrutéis.


Seulement des chansons d'amourWhere stories live. Discover now