26.- La canción de amor

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Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.

26.- La canción de amor

Ensayos, reuniones con la mánager, clases de canto, salidas con las amigas. Para cuando quiso darse cuenta ya habían pasado dos meses desde su regreso.

Estaba sentada con Rose en su cama, revisando la última canción que habían compuesto juntas. Era genial volver a componer como lo hacían de niñas, lo único que faltaban eran los sentimientos ocultos.

—¿Crees que sonará bien así? —preguntó Rose enseñándole la letra casi acabada.

—Creo que sí, podemos hacer una prueba.

—Me gustaría.

Juleka conectó el bajo a pequeño amplificador que guardaba en su cuarto, puso el volumen casi al mínimo para no molestar a su madre que hablaba por teléfono en la sala de estar. Sus dedos resbalaron por las cuerdas y entonó el primer acorde. Rose se aclaró la garganta e irguió la espalda en aquella pose estudiada que le había enseñado Jagged para cantar sentada. Su voz sonaba mucho mejor que antes, más firme y segura, alcanzando notas más altas sin que le temblase o le faltase el aire.

Frunció el ceño cuando el tono de la letra desentonó con el del bajo, quedaba extraño, no sabía si funcionaría con el resto de instrumentos. No quería que Rose modificase aquella nota alta, buscaría la manera de mejorarlo sobre la línea de bajo. Tal vez le pediría consejo a su padre.

—¿Te ha sonado bien?

—Hay que hacer algunos cambios —admitió Juleka—, pero está genial.

—¿Te gusta la letra?

Era una canción de amor, sonaba bonita, el mensaje era romántico y sencillo, acompañaba bien a su voz.

—Sí.

Rose soltó una risita ante aquella respuesta tan escueta, Juleka no era una gran fan del romanticismo, pero no lo era sobre todo porque la incomodaba.

—Puedes decirlo si te parece cursi, no me voy a ofender.

—No, no. Es bonita. A los demás les encantará.

—Tu partitura suena increíble, Juleka. ¿Puedo contarte un secreto?

La bajista asintió interesada, hacía tiempo que no compartían secretos.

—Cuando éramos unas niñas y nos encerrábamos aquí a componer pensaba en lo increíble que eras, lo bien que tocabas el bajo y cómo conseguías que mi voz destacase a pesar de ser un desastre —explicó con naturalidad acomodándose un mechón rubio tras la oreja—. Yo quería estar a tu altura, por eso me esforzaba tanto y siempre quería ensayar. Quería ser tan increíble como tú.

»Cuando te asustabas y no eras capaz de hablar, me hacía muy feliz poder ayudarte, me sentía útil y, por unos segundos, creía estar a tu altura.

—Rose...

—Y entonces empezó Kitty Section y ya no éramos sólo tú y yo, pero te veía tan feliz que me daba igual porque quería que lo fueras. Después te fuiste de gira con tu padre, estaba tan orgullosa de que pudieras ir con él, de todo lo que ibas a hacer y vivir.

»Pero sabía que yo me quedaría atrás, que cuando regresases yo seguiría siendo el mismo desastre mientras que tú destacarías aún más.

»Y ahora mírate. Eres una bajista extraordinaria, te sientes segura de ti misma y eres capaz de hablar sin problemas. Yo ya no puedo ni hacer eso por ti, me he quedado muy atrás.

—No digas eso.

La abrazó con suavidad y frotó su espalda. No se había dado cuenta de que Rose se sentía así, siempre la había visto tan segura de sí misma que había dado por hecho que era impermeable a la seguridad.

—Si no hubiera sido por ti nunca me habría atrevido a subirme a un escenario. No sería quien soy ahora. Y eres una gran cantante, has mejorado mucho en pocas semanas.

—Eso es mérito de tu padre.

—Te ha enseñado algunas cosas, pero si no valieras para ello no habrían servido de nada sus clases —musitó sin soltarla—. Además, si no creyera que eres buena no se habría ofrecido a ayudarte.

—Gracias, Juls...

Juleka la soltó y volvió a acomodar los dedos sobre el mástil del bajo. Tocó los primeros acordes de la primera canción que había compuesto para Rose, nunca se le había puesto letra, pero creía que dejaba claros sus sentimientos por ella. El paso de los días la había hecho recuperar la confianza en ella, pero como había dicho Marinette lo mejor era ir poco a poco.

—¿Es nueva? —preguntó emocionada.

—No, la escribí hace muchos años, pero nunca te la había tocado.

—¿A mí?

—No me atrevía a decirlo en voz alta —confesó, no le importaba que lo supiera—. Intenté declararme con esta canción, pero tampoco me atreví a tocártela nunca.

—Es preciosa.

—Se podría mejorar —musitó algo decepcionada, al parecer Rose no había captado el mensaje.

—¡No! ¡Es perfecta!

Los dedos de Juleka tocaron de nuevo el trozo de la melodía que desentonaba con la letra de Rose, no se le ocurría cómo solucionarlo de una manera sencilla y sin desmontarla por completo.

—Juleka... —Dejó de tocar y la miró—. Yo también te quiero.

Aceptó y correspondió el suave beso en los labios iniciado por Rose. Era el momento de salir del punto muerto y retomar aquello poco a poco, sin prisas.

Continuará

Notas de la autora:
¡Hola! Ayer no pude actualizar por un corte de luz. Aquí os dejo a nuestras chicas preferidas avanzando por fin.
Mañana más.


Seulement des chansons d'amourWhere stories live. Discover now