CAPÍTULO 15
Mihrişah miraba de forma severa a quienes fueron sus sirvientes.
─Me han decepcionado.─soltó bajando la cabeza.─Les di todo lo que podrían desear, dinero, un hogar, ¿es esta la forma de agradecer a la persona que los saco de la ruina?
─Mi Sultana.─Abdullah iba a hablar.─Por favor entienda, estamos enamorados.
─¿Saben lo que pensaría la gente si supiera que mi sirvienta más leal, está embarazada? En este lugar, su amor no puede ser visto, eso es pecado.
─Sultana Mihrişah...─Hande se arrodilló y tomó un pedazo de su vestido
─Serán exiliados, vivirán en la calle, allí podrán hacer lo que quieran.
─Se lo ruego, no nos haga esto.─Hande empezó a llorar
Por un momento, la Sultana sintió compasión, pero pronto desapareció y sin apartar la mirada habló.
─¡Aghas! ─llamo. Entraron y dio una orden.─Llevense a estos traidores al calabozo. Mientras pienso en un castigo justo.
─Como ordene.
Apenas salieron su mirada se dirigió a las cunas de sus hijos.
─Allah los libre.─se puso de pie y camino hacia sus mellizos.─Mis amores.
Su mirada fue hacia la puerta cuando estás fueron golpeadas tres veces.
─Adelante.─dijo, las puertas se abrieron y el Şehzade Kasım entro.─Alteza.
─Sultana Mihrişah.─realizó una leve reverencia.─Quería pedirle algo.
─¿De que trata, Şehzade? ─entrelazó sus manos sobre su vientre
─Deseo que me acompañe a mi entrenamiento, todos están ocupados.
─Me encantaría.─miro a sus príncipes y luego lo miro a el.─Debo llevar a los Şehzades al Harem, allí cuidarán de ellos.
─Te acompaño.─dijo de repente
─Como quiera.─cargo entre sus brazos a Selim
Kasım con cuidado agarró entre sus brazos a Ekrem.
Ambos salieron de los aposentos y se dirigieron al Harem de las concubinas.
─¡Atención! El Şehzade Kasım y la Sultana Mihrişah están aquí.─anuncio un Agha
Caminaron entre las mujeres, Kasım seguía de forma sumisa a Mihrişah sin mirar a nadie más.
─Melek Khalfa, deseo que cuiden de los príncipes.─le dijo alegre
─Como usted desee.─entre Melek Khalfa y otra mujer, cargaron a los príncipes
Mihrişah rápidamente se retiró con Kasım llendo detrás de ella.
─¿Que hacen en los entrenamientos? ─ella preguntó
─El Sultan es quien nos entrena a mi a mi hermano Ibrahim, también nos enseñó a disparar con flechas.─contestó
Al llegar al jardín privado, allí estaban Murad charlando con el Şehzade Ibrahim.
─Su majestad.─ambos realizaron una reverencia
─Kasım, Ibrahim. Practiquen mientras yo charlo con la Sultana Mihrişah.
Mihrişah se puso nerviosa cuando Murad la miraba demostrando estar molesto.
─¿Que hacías tan cerca de el?
─El Şehzade Kasım me invitó, mi señor. No quiero que piense cosas que no son.
─No quiero verte cerca de el otra vez, no sabes de lo que soy capaz.─cuando estuvieron lo suficientemente lejos, el la beso desesperadamente.─Nadie puede siquiera verte, no puedo soportarlo.
─Yo solo tengo ojos para usted.─dijo agitada
─Eso espero.─le dió un último beso
La noche de ese día, Murad desquitó su dedo carnal con Mihrişah, no tenía piedad con su cuerpo.
─Por Allah...─Mihrişah lloraba de placer con cada embestida de parte del Sultan que entraba y salía de su intimidad como si de eso dependiera su vida.─Se lo ruego, no puedo más.
Sin querer escuchar sus súplicas, siguió con su salvaje movimiento hasta que finalmente, tuvo su primer orgasmo en lo que llevaban de la noche.
─Eres mía, nadie más puede acercarte a ti, ni siquiera pueden mirarte.─luego de tomar un corto respiro, empezó otra vez, no pararía hasta que estuviera satisfecho
─Se lo ruego, déjeme ir...
Murad negó con la cabeza mientras se impulsaba desde su cadera.