Capítulo 17

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CAPÍTULO 17

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CAPÍTULO 17

2 de Diciembre, 1637

Mihrişah acaricio el pelaje de su gata, evitando llorar, y más estando enfrente de sus hijos.

Habían pasado tres días desde lo ocurrido.

─Ay Elizabeth, ¿cómo pude ser tan tonta? ¿cómo pude creer que el en verdad me quería?

─Sultana Mihrişah, su majestad ha pedido verla.─informó un guardia

Mihrişah de mala gana asintio y ordeno que Meryem se encargará de los mellizos.

─Su majestad.─realizó la debida reverencia.─¿Ha pedido verme?

─Mi sol, extrañe tu compañía.─intento acercarse pero la fémina retrocedió

─Creí que no quería volver a verme.─levantó su mirada

─No puedo vivir sin mi amor.─la agarró de los brazos, sosteniendo la con fuerza

─Usted no me ama, nunca lo hará.─se deshizo del agarre. En sus ojos aparecieron lágrimas.─Ni siquiera sabe lo que es el amor.

─Mihrişah, verte llorar me rompe el corazón.

─Usted es un mentiroso, alguien en quien nunca podré confiar, ni podre querer.─se dió la vuelta y se trató de ir a no ser porqué Murad tomo su brazo con más fuerza

Cuando obtuvo su atención, agachó la cabeza y se arrodilló frente a ella.

─¿Que más quieres de mi? ¿Que más puedo hacer? ─pregunto con la voz agitada

─Yo... Debo irme.─al tratar de abrir la puerta, noto que no podía abrirla y eso la asustó

─No podrás salir de aquí hasta que me perdones.─le dijo

─Entonces nunca saldré de aquí, porque nunca tendrá mi perdón.─apretó sus puños

Murad se puso de pie y fue hasta su Consorte.

─Te daría el mundo entero si me lo pidieras.─tomo sus manos.─Te amo, te amo más que a nadie en el mundo, te amo con todo mi ser. Mi corazón se partirá en mil pedazos si te niegas.

─Lo único que pido, es que confíe en mí. Pero es algo imposible para usted.

─Lo haré.─puso su mano en su mejilla

─Bien, pero no será lo mismo.─súplica tras súplica, finalmente accedió


Desde aquel día, algo en Murad cambio, ya no recibía a otras mujeres más que a ella.
Subió su sueldo diario a 3.000 aspers, regalo tierras, palacios entre muchas cosas más.

En sus aposentos, ella cargaba a sus pequeños Selim y Ekrem. Cantaba una canción que su madre le cantaba cuando era tan solo una pequeña niña.

Aquella canción los hizo dormir profundamente. Esa canción tenía una linda melodía.

─Mihrişah.─escucho la voz de Murad

─Majestad.─sonrió alegre.─Los príncipes duermen.

Murad se sentó a su lado en el sofá, y estuvo mirando a los príncipes en sus cunas por un buen rato. Hasta que dijo.

─Desde hoy serás la directora del Harem, te lo entrego, puedes hacer lo que desees con el.

─Murad.─eran de las pocas veces enas que era llamado por su nombre

Mihrişah lo llevó a la cama y lo sentó allí.
Murad desabotono su vestido y lo dejo caer al suelo, dejando ver su cuerpo ya recuperado del embarazo.

Se acomodó con sus piernas a cada lado y poco a poco su miembro entro en su intimidad.

Dió suaves sentones, que rápidamente se convirtieron en sentones profundos y rápidos. Murad y Mihrişah tuvieron su orgasmo al mismo tiempo, sintiendo esa corriente del placer.

Mihrişah tenía cuidado de no hacer mucho ruido, por tener a sus hijos cerca.




Murad estaba más tranquilo que hace unos días, ya que por fin, había arreglado las cosas con su consorte. Despertaba feliz sabiendo que su amada estaba allí.

Aunque desde las sombras, estaban el Şehzade Kasım y el Şehzade Ibrahim. Observando su belleza desde lejos, amándola en secreto, su mayor secreto era el amar a una mujer prohibida.

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