Capitulo 44

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12 de Noviembre, 1641

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12 de Noviembre, 1641

Mihrişah había despertado luego de haberse desmayado en medio de los pasillos hacia el Harem, todo el mundo se alarmó, pensando que la causa del desmayo haya sido el envenenamiento, pero fue algo mucho mejor.

─Felicidades, está embarazada.─dijo la partera.─Tiene al menos un mes de embarazo.

─Oh, gracias a Allah ─sonrió alegremente.─Soy feliz nuevamente.

La joven Italiana no pudo evitarlo y fue a abrazar a la partera, se sentía muy feliz y emocionada, estaba embarazada, otro hijo al cual podía amar con todo su corazón.

─Díganle a su majestad que estoy aquí y deseo verlo.─le dijo a los guardias

─Sí, Sultana.─uno de ellos entró a informar de su presencia

Mihrişah tocó su vientre, no podía esperar más para darle la noticia. Las puertas fueron abiertas en su totalidad, indicando que entrara.

─Su majestad.─realizó una reverencia.─Pensé que debería enterarse de la excelente noticia.

─¿Que noticia? ─preguntó, estaba muy cómodo sentado en su escritorio

─Estoy embarazada.─finalmente confesó

El Sultan se puso de pie y fue inmediatamente a abrazar a su consorte.

─Me has regresado la alegría.─dijo, llevó su mano hacia la mejilla de la menor

─La partera dijo que tengo al menos un mes de gestación.─habló emocionada

─Tenía un raro presentimiento en la mañana, ahora ya sé la razón.

9, fueron los cañonazos que el Sultan mando a dar, luego de enterarse del octavo embarazo de su esposa, algo que los historiadores registraron como único, ya que ni siquiera el Sultan Süleyman I, tenía tantas formalidades con la Haseki Hürrem.

─Nergis Khalfa ─Mahpeyker se acercó a la mujer.─¿Que celebran?

─¿Acaso no lo sabes, mujer? La Sultana Mihrişah está embarazada, las mismas concubinas quisieron celebrar.

─¿Que dices? ¿Justo cuando yo perdí a mi bebé? ¿Ella va a tener uno?

─Habla con respeto hacia nuestra Sultana, Hatun. Y sí, así es la vida.─mostró una pequeña sonrisa














27 de Febrero, 1642

Finalmente, Atike Sultan había dado a luz a una saludable niña, justo como ella había deseado durante los 9 meses.

─Su nombre será... Turhan, Turhan, Turhan.─declaró.─Este nombre significa noble y gentil, es un nombre adecuado para una niña tan bella.

Atike miraba con ojos llorosos a su hija en brazos de su hermano, se aseguraría de hacer que esa niña fuera la más feliz de todas.

─Es una niña preciosa.─dijo Mihrişah con la recién nacida entre sus brazos.─Musahıp Cafer debe estar feliz por su nacimiento.

─Sí, lo está ─afirmó la Sultana.─Sultana Mihrişah, ¿puedo pedirle algo?

─¿Que cosa? ─inquirió, mientras dejaba a la Hanım en su cuna

─Quiero que mi madre venga a Palacio.

─¿La Sultana Kösem? Por mí no hay problema, el problema es con nuestro Sultan.

─Convencelo, te lo ruego. Deseo que mi hija conozca a su abuela.

─Lo intentaré ─murmuró Mihrişah.─No va a ser mi culpa si su majestad se niega a tu petición.

─Se lo agradezco, mi Sultana ─sonrió con alegría






Un día después, Mihrişah caminaba con una mano sobre su vientre, que ya estaba abultado, porque ya tenía sus 5 meses, solo faltaban cuatro más. Se veía muy tranquila con su vestido color blanco, que decían que era más ligero en el embarazo.

─¿Sucede algo? ─preguntó Murad, quién se puso de pie, para luego avanzar unos cuantos pasos hacia su esposa

─Vengo a pedirle algo.

─¿Que cosa? ─colocó sus manos sobre su vientre

─La Sultana Atike pidió que la Sultana Kösem viniera a Palacio.─aquellas palabras rompieron la tranquilidad del Sultan

─No.─negó de inmediato.─La Sultana Kösem nunca volverá a pisar el suelo de este palacio, no lo permitiré.

─No piense en su rencor hacia la Sultana, piense en su hermana menor, Atike desea que su hija conozca a su abuela.

─¿Por qué no vino Atike a decírmelo ella misma?

─No lo sé, solamente pidió que fuera yo quien se lo pidiera.

El Sultan Murad parece haber luchado contra sí mismo, pero luego de unos segundos, decidió decir.

─Bien, pero no se quedará en mi Palacio por más de unos tres días.─dijo

─La Sultana Atike estará muy feliz.─sonrió levemente.─Allah lo ha hecho piadoso.

─¿Matar a cientos de hombres te parece muy piadoso?

─No, pero está decisión, fue un buen comienzo.

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