Capitulo 36

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2 de Agosto, 1640

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2 de Agosto, 1640

El día comenzó para Mihrişah, cerca de los ocho de la mañana, las sirvientas iban a venían, todos los días, iba al Hammam para asearse y luego volvía a sus aposentos para colocarse algún vestido, de los tantos que tiene.

Süleyman Agha esperaba paciente afuera de los aposentos, en espera que todos se fueran para darle las noticias del día, decían que sentía envidia de una criada en especial, Ayşe Hatun.

Hoy, la Sultana Mihrişah vestía un vestido de su color favorito, el azul oscuro. Habían rumores de que el Sultan pedía que trajeran todo tipo de telas azules, traídas desde diferentes partes del mundo, apoyando la idea de que su esposa no era como las demás.

Ello acertaba a resaltar su belleza, a la joven edad de 17 años, había logrado cosas que nadie más pudo. Ser la madre de 8 hijos, contando al Şehzade Bayezid, directora del Harem, Sultana, Haseki Sultan. Tenía más títulos que ni siquiera podía contar con sus dedos, pero debido a sus embarazos y recuperaciones, no tenía tiempo para hacer caridad, y en su lugar, mandaba a personas de su entera confianza.

─Mi madre, la más bella de todas ─el Şehzade Selim como todos los días, venía a saludar a su progenitora, a su lado, por supuesto lo acompañaba su mellizo Ekrem

─Mis bellos hijos, mis príncipes ─con cariño beso sus frentes.─¿Cómo amanecieron el día de hoy?

─Bien, mamá ─habló Ekrem.─Te ves muy hermosa.

─Como todos los días ─añadió Serhan, acompañado de su melliza, Özlem

─Mis hijos, mis adorados ─los observó, pero con ese amor tan maternal.─Esperen, uno, dos, tres... ¿Dónde están Ibrahim, Mehmed y Melek?

─Aquí están, mi Sultana ─Ayşe llegó con Ibrahim de la mano, con dos criadas y los mellizos

─Falta Bayaceto, traiganlo ─miró a su criada Ayşe

─Pero el no es nuestro hermano ─dijo Selim

─Selim, no quiero oír esas palabras salir de tu boca otra vez, ¿entiendes? ─lo reprendió.─Bayaceto es tu hermano, aunque sea de otra madre.

─Sí, madre. Lo lamento ─Selim bajó la cabeza

─Llegó el Şehzade Bayezid ─dijo Ayşe, al ver entrar al bebé entre los brazos de una criada

─Dámelo, dame a mi bebé ─Mihrişah se puso de pie y lo agarró entre sus brazos

─Sultana, dicen que el Şehzade ya está intentando caminar ─dijo Ayşe, colocándose a su lado

─Nuestro príncipe aprende rápido ─besó su frente, dirigió su mirada a su otra criada Nergis.─Trae la comida, para todos. Que la traigan aquí, por favor.

A pesar de que no había necesidad de que usará los Por favor, los demás la describían por ser educada y por pedir amablemente las cosas, pacífica y solidaria.

─Mamá está molesta contigo ─se burló Serhan de Selim

─¡No te burles, Serhan! ─dijo el, llendo a un rincón solo

Mihrişah estaba concentrada en Bayezid, haciéndolo reír, sin dejar de lado a sus hijos más pequeños.

─Mehmed, mi Melek ─le dió al Şehzade a otra sirvienta y fue a cargar a su Mehmed.─Mi adorado principe.

Melek no se quedaba atrás, ya que lloraba a veces en las noches y su madre iba a ayudarla a dormir, atendiendo sus cuidados. Era mimada, y algo envidiada por su hermana mayor, ya que antes de su nacimiento, toda la atención venía a Özlem, porque era la única hija mujer.




















4 de Agosto, 1640

En un día de tormenta, los niños dormían profundamente en sus camas o cunas, menos Selim, que le temia a los rayos, ni siquiera su gemelo Ekrem compartía su miedo.

Invadido por el miedo, agarró su manta y abrió las puertas, caminó temeroso, saltando por los sonidos, el camino apenas era iluminado por las antorchas colocadas en las paredes.

Al llegar a las puertas, su madre estaba acostada, con un libro abierto entre sus manos.

─Mamá...─se acercó unos pasos

─¿Selim? ¿Que haces aquí, hijo? ─dejó el libro a un lado

─Los truenos...─murmuró

Mihrişah finalmente entendió, abrió sus brazos y espero a su hijo mayor, el fue hacia ella corriendo y se lanzó en sus brazos.

─Mamá, mamá...─susurró, mientras se acomodaba en el pecho de su madre

─Cuando estaba pequeño, como tú. También me asustaban los rayos, los truenos que veía, ¿sabes cómo ya no me dan miedo? ─acarició el cabello de su hijo, el hizo un sonido que decía siguiera.─Cantaba una canción.

─¿Una canción? ¿Puedes decirmela, ma?

─Mmm... De acuerdo.─sonrió ligeramente

Un bello canto salió de los labios de Mihrişah, quién con ello logró hacer dormir a su hijo temeroso, a Selim le gustó, y estaba dispuesto a seguir escuchando la voz angelical de su madre.

SOLEWhere stories live. Discover now