Capitulo 54

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La Sultana Mihrişah, madre de príncipes y Sultanas, esposa legal del Sultan Murad, directora del Harem Imperial, la piadosa, el sol del Sultan, la amable. La querida, la justa, esposa del Cruel, Sultana del Imperio y también del mundo entero.

La poderosa mujer observaba a sus hijos mayores, los mellizos Selim y Ekrem. Habían sido circuncidados junto a sus otros hermanos.

─Mamá, me dolió mucho.─Ekrem se quejó, a diferencia de su mellizo, quién fingía no sentir dolor

─Mi príncipe, el dolor pasará, ya lo verás.─Mihrişah se acercó y beso la frente del mellizo menor

─Llorón ─se burló Melek, a lo lejos acompañada de Melek y Sabriye

─No me hagas alargar tu castigo.─advirtió su madre

Sabriye Sultan era la menor, tan inocente, ya que su alma y corazón estaban en blanco, solo faltaba que creciera y formará su personalidad.

Melek Sultan era conocida como alguien rebelde, le gustaba seguir a su mellizo a dónde sea que fuera, deseaba poder ser tan libre como el viento.

Finalmente Özlem Sultan era la mayor, ella deseaba ser como su madre, la admiraba infinitamente y se esforzaba por ser tan perfecta para no causarle ningún disgusto a la Sultana. Deseaba poder ser tan poderosa, deseaba ser tan respetada, sin embargo, era una niña que su mayor miedo era la oscuridad.

El Şehzade Selim era más... parecido a su padre, en varios aspectos. Aparentemente, sentía un poco de atracción por una niña que había llegado al Harem, era dos años menor que el.











18 de Noviembre, 1649

El Şehzade Abdullah dormía en los brazos de su madre, porque había tenido una pesadilla "Muy fea" y no podía dormir, ya no podía decir lo mismo.

─Sabriye es la más joven de todos.─habló el Sultan, que acariciaba el cabello de su hija.─No seré como mi padre, ni como la Sultana Kösem, bajo ninguna circunstancia, ninguna hija mía se casará antes de los 16 años.

─Crecen demasiado, si fuera por mi, no dejaría que se casen hasta que no cumplan treinta años.─dijo Mihrişah, miró a su hijo y lo apretó un poco en su agarre.─Abdullah es el hijo varón más joven, se esmera en parecerse a ti, todos nuestros hijos te admiran como no tienes idea.

─Hace mucho, tuve un sueño bastante extraño.─hizo una pausa.─Soñé ver desde la torre de la justicia como al parecer un hijo mío se sentaba en el trono, luego, alguien venía y lo mataba. Sentí como si me arrancarán parte de mi corazón.

─Ha pasado por muchas cosas, mi Sultan.

Murad terminó por darle la razón a su esposa, tenía miedo de ver qué algún día sus hijos se mataran entre si sin piedad. No quería que hicieran lo mismo que el con todos sus hermanos, los asesino, absolutamente a todos, excepto Atike. Que ni siquiera poseía sangre Otomana, pero la apreciaba como si fuera una hermana.











19 de Noviembre, 1649

Rabia Hatun, aquella que fue olvidada, se negó a luchar contra la Sultana Mihrişah, y fue enviada al antiguo Palacio, sin piedad alguna. Años denigrantes para ella sin duda, tratada como una criada sin estatus.

Pero ahora, estaba frente a quien se negó a declarar la guerra, con la cabeza inclinada como símbolo de respeto.

─Desearía retroceder el tiempo y haberte dado un mejor trato.─habló la Haseki

─Siempre desee tener tanto poder como el que usted posee ahora, pero nunca llegué a más de una simple concubina.

─No te denigres a ti misma más de lo que ya han hecho los demás.─le dijo, suspiró suavemente.─Después de dar a luz a la Sultana Sabriye, su majestad me otorgó el poder absoluto del Harem. Decido que tiene libertad, desearía que todos pudieran ser libres... Pero así no funciona. Sin embargo, serás libre, te otorgó la libertad que no te dieron antes, tendrás un sueldo de 300 aspers, con eso puedes darte una vida digna.

─Sultana Mihrişah, mi querida Sultana.─se arrodilló frente a ella y beso el dobladillo de su vestido.─Allah la bendiga y le de una vida plena.

─¿Harías algo por mí?

─Por supuesto. La verdadera pregunta es, ¿que no haría por usted?

─Quiero a la Sultana Atike muerta. Tengo mis métodos para hacerlo.

─Haría todo por usted, daría mi vida por esa libertad.

─Muy bien ─mostró una sonrisa de satisfacción.─Te entregaré este veneno, fue difícil conseguirlo, pero valió la pena.

Cuando Mihrişah Sultan se quedó sola, vio en un rincón a Mehmed, jugando con Ahmed y Abdullah, mientras que Burak está solo, entristecido.

─Burak, ven aquí.─lo llamó con una suave voz

─Mamá ─Burak estaba feliz con el llamado de su madre

─Te quiero asignar una misión, ¿ayudarás a mamá?

─Me gustan las misiones, lo haré.─sonrió, abrazando entre sus manos al caballo de madera

─Acompaña Nergis, trae dulces, tantos como puedan.

Burak asintio, tomó la mano de la Khalfa y se retiraron. Mihrişah respiro profundo, eso mantendría ocupado a su hijo. Sabía lo bien que le gustaba el riesgo y la emoción.

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⏰ Last updated: Nov 25, 2023 ⏰

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