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5 de Agosto, 1640
Mihrişah Sultan vestía un vestido color morado oscuro, con detalles claros y llevaba en su cabeza, una corona que resaltaba su poder.
─Selim es un miedoso ─dijo Ekrem, burlándose de su gemelo
─¡Te voy a acusar con mamá! ─le gritó, luego salió corriendo a los aposentos de su madre.─Mami, mami.
─¿Que está pasando? ─Mihrişah vio que su hijo se le acercó.─¿Que ocurre?
─Ekrem me dijo miedoso porque dormí contigo ─justo luego de decirlo, Ekrem entró con Serhan detrás
─Ekrem ─Mihrişah lo miró molesta.─Ven aquí.
El gemelo de Selim se acercó con la mirada en el suelo.
─Madre, no quise hacer sentir mal a Selim, no volveré a hacerlo.
─No me lo digas a mí, dile eso a Selim, que merece una disculpa.
─Sí, madre ─asintio Ekrem
Muchos alaban de que Mihrişah Sultan fue una buena madre para todos sus hijos, tenía preferencias, por Selim, ya que deseaba protegerlo por ser el primero, por tal razón Ekrem solía molestarlo.
─Mira madre, traje una flor para ti.─Ekrem extendió una flor hacia su madre
─Gracias, hijo ─beso su frente
─Mira, mamá. Una flor ─luego Selim se acercó, su flor estaba más maltratada, pero se veía tan tímido que causó ternura en su madre
─Mi principe, gracias.─le dijo
─Ustedes son muy simples ─Serhan le dijo a sus hermanos mayores, ya que el tenía en sus manos un gran racimo de flores y rosas.─¿Te gustan, mamá?
─Son muy bellas, mi Şehzade.─sonrió ligeramente
Los Şehzades eran conocidos por ser competitivos entre ellos para impresionar a su madre y ganarse más reconocimiento de su parte, el más tranquilo de todos era Mehmed, que no le gustaban los problemas, solo dormía, y esperaba la atención necesaria y justa de su madre.
─Mi Şehzade, mi amado hijo ─Mihrişah tomó entre sus brazos a su hijo más joven.─¿Si te abran alimentado bien? ¿Dormiste bien?
Su bebé solo balbuceaba, y se reía sin entender a su madre aún, solo estaba feliz de ver a su progenitora.
Aunque pera ser tan feliz, Mihrişah tenía que hacer sacrificios, que podrían hacerla ver cómo una Sultana cruel.
─Está es la hija bastarda de Nakkaş Paşa, el esposo de Hanzade Sultan.─Lalezar Khalfa presentó a una jovencita de la misma edad que Mihrişah
─¿Cuál es tu nombre? ─Mihrişah posó sus manos sobre su vientre
─Hatice ─contesto Lalezar, pero Mihrişah quería una respuesta de la jovencita
─Soy... Hatice, mi Sultana.─le dijo.─Vine a usted por libertad, quiero mi libertad, quiero ser libre para amar.
─¿Para amar? ─ladeó su cabeza
─Está enferma, está enamorada de una mujer.─dijo Ayşe.─Que repugnancia de mujer.
Hatice se arrodilló frente a Mihrişah y lloró a sus pies a punto de seguir hablando.
─Tengo miedo, no quiero que le hagan daño por mi culpa.─sollozó
─Mi sueño, es que todos tengan una sonrisa sobre sus rostros, nadie será la excepción.─la miró.─Debo pensar en los demás también. Nakkaş Paşa es un gran aliado, pero un mal esposo... Nadie lo extrañará de todos modos.
Una orden de ejecución fue escrita por Mihrişah, y ordeno que Silahtar Mustafa Paşa y Kemankeş Paşa, presenciaran todo en su lugar.
Días después, le llegó una carta, proveniente del Sultan, que le cuestionaba por su decisión, ya que el matrimonio de su hermana no llevaba ni un año. El pensaba que su hermana estaría triste, pero fue todo lo contrario.
─Gracias, gracias, gracias...─Hanzade se arrodilló frente a ella y le agradeció.─Me salvó de la desgracia de estar a su lado.
─Haría cualquier cosa por la familia...─dijo
─Estoy embarazada, un hijo de el, ¿qué debo hacer?
─Ese niño nacerá y se convertirá en un buen y leal Sultanzade, tu no tendrás que sufrir por cosas del matrimonio, esto será su decisión mientras esté a mi lado.─Mihrişah hacia cosas para ganarse la lealtad de los demás, cosa que siempre funcionó.─Siempre y cuando usted sea fiel a mi, y no a la Sultana Kösem, tendrá todas sus libertades correspondientes como Sultana de sangre.
