Capitulo 49

253 34 4
                                    

28 de Diciembre, 1642

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

28 de Diciembre, 1642

Sultan Murad IV "El cruel"

Apodado de esa manera por sus múltiples matanzas, y varios ataques de ira, que causaba muertes sin razón alguna. Durante 10 años, patrulló las calles de Estambul, buscando erradicar la corrupción y los males de su capital.

Uno de los tantos historiadores, cuenta su actitud explosiva, enfrente de su propia esposa.

"─Es celoso y controlador con su propia amada, temeroso de perder a la persona que salvó a su dinastía ─"

Mihrişah Sultan caminaba por las calles de Estambul, en dirección a la mansión donde fue invitada.

─Alessandra, o quiero decir, Sultana Mihrişah.─Massimo, un viejo compinche de la nombrada

─¿Que haces aquí? ─intento no sonreír

─Vine a verte, ¿hace cuánto que no veo el bello rostro de Alessia? ─colocó su mano en la mejilla

Ella no quiso apartar la mano, pero al darse cuenta que cualquier contacto estaba prohibido, retrocedió.

─Debes irte, o te matarán ─advirtió, respiro profundo y siguió hablando.─A pesar de mi edad, tengo varios hijos que cuidar.

─No, no te vayas.─su voz parecía suplicante, con miedo a perderla otra vez, agarró su mano

─Debo hacerlo.─dijo, tratando de mantener la calma

Cuando estuvo fuera de la mansión, su mirada chocó con la del Sultan Murad. Allí comenzó el verdadero infierno para ella.

Murad no parecía nada contento de ver a su esposa agarrada de la mano con otro.

Ella trató de escapar, pero no había escapatoria ya, luego de ser vista, el Sultan no demoró en acercarse y abalanzarse sobre el descarado que se atrevio a tocar a su esposa.

─Sultana.─Silahtar apareció, evitando que se vaya

Massimo susurró su nombre, antes de que el Sultan le diera el último golpe que acabaría con su vida.

Fue golpeado, apuñalado sin piedad, hasta que finalmente murió.

─Hablaremos de esto en el Palacio.─dijo, sin mirar a su Consorte

Mihrişah solo pudo limitarse a asentir y seguir al Sultan, que se mantuvo muy cerca.

Del cielo empezaron a caer una llovizna, que mojó el largo cabello de la Haseki, evitando también que su silencioso llanto fuera descubierto.

─Retirense.─ordenó a Silahtar y Kemankeş Paşa

Cuando ellos se fueron, Mihrişah se arrodilló frente a su Sultan.

─¿Cómo pudiste? ─Murad agarró su cuello con suavidad, algo que asustó a la menor.─¿Cómo te atreviste a traicionar la confianza que te di? Dime, ¿que eres? ¿eras amante de ese hombre? De ese hombre que se atrevió a tocar a mi esposa.

─Mi Sultan, déjeme explicarle.─dijo, temblorosa

─No, no te escucharé de nuevo.─negó.─No volverás a salir de este Palacio.

─Ese hombre era alguien que fue comprometido conmigo, mucho antes de yo posar un pie en este Palacio.─trató de explicarle.─Finalmente me encontró.

─De igual forma, ya no confiaré de la misma manera en ti.─la miró

─Por favor, mi Murad, mi majestad.─sollozó

Sabiendo que no podía hacer nada más, se puso de pie, y se retiró de los aposentos. Pero no lucía derrotada, ni nada parecido, estaba firme, solo que tenía el cabello mojado, al igual que su ropa.

─Sultana, ¿le ocurrió algo? ─Nergis se acercó a ella

─Busca un vestido, uno color negro.─le dijo a su fiel sierva

─Sí, mi Sultana.














2 de Enero, 1643

Los días anteriores, Mihrişah siempre vistió el color negro, sin corona. A sus hijos no les importó demasiado, ya que pensaban que no pasaba nada en la mente de su madre.

Por la mente de la Sultana italiana, pasaban muchas cosas, pensaba en como sería reemplazada por Mahpeyker, que seguro aprovecharía su ausencia.

─¡Atención! El Sultan Murad está aquí.─la presencia del Padişah fue anunciada

─Su majestad ─realizó una reverencia

─Mi sol ─Murad tomó el rostro de su esposa entre sus manos.─No estés más triste.

─¿Cómo quiere que no lo esté? ─lo miró, con sus ojos ya llenos de lágrimas.─Usted no me cree, no cree que no fue mi intención que ese hombre se me acercara. No cree en su propia esposa y madre de sus hijos.

─Tenía miedo...─murmuró él

─¿Miedo? ¿Usted?

─Tengo miedo de perder a mi esposa, mi compañera y a mi amor.─beso sus labios sin poder aguantarse más.─Durante años viví en la oscuridad, tú fuiste la luz que me salvó.

SOLEWhere stories live. Discover now