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12 de Enero, 1643
Azul, ese era el color del vestido de la Sultana Mihrişah. Eso alegró a Nergis Khalfa, que sabía bien que ese era su color favorito, y también era una señal de que había amanecido de buen humor.
─Mi Sultana ha amanecido de buen humor ─dijo Nergis
─Así es.─Mihrişah sonrió.─Quiero que traigas a la Sultana Atike, deseo negociar.
─Sultana, perdone mi curiosidad...─hizo una pausa.─¿A qué se refiere con negociar?
─Buena pregunta.─tomó una bocanada de aire y luego le explicó.─Mi deseo es tener una buena relación con ella, aunque ni siquiera tenga verdadera sangre de Sultana.
─Todo el mundo la trata como tal.─murmuró
─Ahora ve, traela ante mi ─ordenó, con una voz más severa
─Sí, mi Sultana ─asintio, realizó una reverencia y se marchó
Mihrişah dirigió su mirada hacia la cuna donde su hijo Burak dormía plácidamente.
─Turhan estará bajo mi cuidado, cueste lo que cueste ─susurró para ella misma, mientras jugueteaba con sus manos
Las puertas se abrieron y una demacrada Atike ingresó, con su hija entre sus brazos.
─Desde que la conocí hace varios años, siempre fui respetuosa y nunca intente nada malo en contra de usted.─empezó, tenía una serena voz.─Usted no es una Sultana, ni siquiera tiene la sangre de la Dinastía.
─¿Quien te crees? ─dió grandes pasos hacia ella
─Es de mala educación interrumpir.─dijo, poniéndose de pie.─Como iba diciendo. No merece todas las veces en las que realice una reverencia hacia usted, no merece que la trate con respeto, y no pueda hacer lo mismo. Es algo que no soportaré más.
─¿Y que harás? Su majestad no dejará que me vaya.
─Dudo mucho eso, Atike.─respiró profundo, luego colocó sus manos detrás de su espalda, entrelazandolas.─¡Guardias!
Ellos entraron de inmediato.
─Escolten a la Sultana Atike a sus aposentos, que no salga sin mi permiso.─ordenó, sin apartar la mirada
Murad ingreso en los aposentos de su esposa, deseoso de ver el rostro de la madre de sus hijos.
─Mi majestad ─se apresuró a hacer reverencia
─Mi sol ─tomó el rostro de su amada y dejo un casto beso en su frente.─Me enteré de lo que hiciste. Enviar lejos a Atike, me pregunto, ¿por qué tomarias esa decisión?
─Es lo correcto ─dijo rápidamente, colocó su mano en el pecho de su Sultan.─Enviarla a Bursa, con la Sultana Kösem. A quien cree su madre.
─Estoy de acuerdo.─asintio
─Me agrada que piense así.─se acercó más, como si intentará provocarlo, algo que funcionó
Los ojos del Padişah estaban fijos en sus labios, deseando poder besarla. No se quedó con las ganas, paso velozmente su mano en la espalda de su Consorte y la atrajo hacia el, impactando sus labios, uniendolos en un apasionado beso.
─Debería irse...─murmuró ella
El Sultan impacto nuevamente sus labios, callando sus palabras. La llevó a la cama para acostarla suavemente, antes, desabrochó su vestido con desesperación.
─Está dinastía desea más hijos ─ Murad dijo, mientras besaba el cuello de su esposa
Se poscisiono entre sus piernas, Mihrişah cerró sus ojos, al sentir como el miembro del Sultan entraba en su intimidad.
─Mmm...─gimió un poco, comenzando a sentir placer.─Más... Murad.
14 de Enero, 1643
Mihrişah observo como Atike Sultan se iba del Palacio, y para su mala suerte, tenía a Turhan Hanım entre sus brazos.
Antes de poder irse, Atike se dió la vuelta y miro a la Haseki del Imperio. Ella al notar eso, se colocó derecha, reflejando lo firme que era.
Sintió como le dieron un jalón a su vestido, y vio como su hija Özlem estaba allí.
─Mami ─estiró sus brazos, con el deseo de ser cargada
─Mi amada hija ─no se pudo negar y la sostuvo entre sus brazos
─¿Por qué la tía Atike se va, mamá?
─Tu tía no tiene permitido estar aquí, Özlem.─explicó y luego añadió.─Atike hizo cosas que estaban muy mal.
─¿A dónde va?
─Estará al lado de tu abuela Kösem.
Muchos hablan de que Özlem Sultan era una bella niña a comparación de otras princesas, sus ojos eran color verde y su cabello dorado como el de su padre.
Y también de su hijo mayor, que poseía un cabello casi rojizo. El Şehzade Selim parecía ser la reencarnación del difunto Sultan pacífico y también conocido como el borracho.
