Capítulo 28

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CAPÍTULO 28

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CAPÍTULO 28

1 de Mayo, 1639

Mihrişah cargó entre sus brazos a su hijo Ibrahim, quién mantenía sus ojos abiertos mirando a su madre.

Sin duda alguna, su melancolía se veía reflejada en su vestido color violeta con detrás rosas.

─Sultana, su majestad ha solicitado verla.─le informó un guardia

Soltó un suspiro, miro a su criada Meryem y está se acercó.

─Lleven a los príncipes y a la Sultana al Harem, que pasen tiempo con las muchachas.─le dijo

─Como ordene.─sonrió alegre.─Mis amigas siempre han querido cargar a los hijos del Sultan.

─Hoy tendrán ese privilegio.─soltó una risita, fue hacia su armario y se puso un abrigo rojo

Camino por los tantos pasillos, hasta que finalmente llegó, se encontró con un hombre que nunca había visto. Era joven, más o menos de la edad de Murad.

─Sultana Mihrişah, es un placer conocerla.─el hombre pareció saber quién era

─¿Quien eres tú? ─entrelazó sus manos sobre su vientre

─Soy Akar Bey, un aliado de su majestad, lo ayudo a patrullar las calles cuando sale se incógnito.

─Fue un gusto conocerlo. Espero volver a verlo por aquí.

─Con su permiso.─realizó una reverencia y se fue

Mihrişah entro en los aposentos y encontró a Murad ya esperándola.

─Su majestad, ¿me ha llamado? ─dijo mientras hacia una reverencia ante el

─Debo hablar contigo.─se sentó en su trono

─¿Hablar de que? ─ladeó su cabeza

─Mi amado hermano Ibrahim, me siento tan culpable.─cubrió su rostro con sus manos

─Mi Murad.─Mihrişah se arrodilló frente a el.─El Şehzade Ibrahim está en un lugar mejor ahora, ya no sufrirá en este palacio, ¿recuerdas que le pusiste su mismo nombre porque nuestro hijo te recordaba a el? Pero tanta crueldad no es buena para tu corazón, no es buena para nuestros corazones, me rompe el alma cada vez que me dicen que usted ejecutó a alguien y yo no poder defenderlo porque lo hizo por simple placer, o producto de alguna ira.

─Mi amago ángel.─beso sus labios con todo el amor dentro de su corazón.─Sin duda este palacio me ha echo cambiar.

─También me cambió a mi, aún recuerdo cómo jugaba y reía sin preocupación alguna. Este palacio es solo para los valientes, pero todo este palacio y lo que contiene, te pertenece.

Murad soltó un suspiro y alzo a Mihrişah sentandola a su lado en el trono. Ella puso su mano y la entrelazó, dando una leve presión, tratando de hacerle saber que estaba apoyándolo.

Su mirada rápidamente se fijó en una botella quebrada en el suelo, era alcohol. Pero se quedó callada.

─Muchos creen que soy un alcohólico, ¿tu crees lo mismo? ─la miro esperando una respuesta

─Tampoco lo niego.─su mirada se fijó en la botella.─No sabes el daño que hace eso.

─Te pareces a mi madre.─dijo Murad sin pensar

─Murad, Murad, ¿que voy a hacer contigo? ─soltó una risita, luego apoyo su cabeza en su hombro.─Tenemos cinco hijos, Selim, Ekrem, Serhan, Özlem y Ibrahim.

─Aún faltan los hijos venideros.─habló

─¿Cuántos cree que falte? ─mostró una sonrisa

─Al menos otros diez hijos, por lo menos.

─¿Por lo menos? ─repitió soltando una carcajada.─Si doy a luz otra vez, van a matarme... Aunque, por otro lado.

Murad se puso de pie y Mihrişah repitió su acción, ambos se dirigieron al balcón, dónde se apoyaron en el barandal.

─Mía.─el la abrazo por la espalda y beso su cuello

Pocos hablan de la personalidad de Murad cuando estaba con su consorte, dicen que en público, era frío, pero no distante, en privado, era como si fuera un niño otra vez, podía hablar de cualquier cosa con ella, podía contar algún problema que tuviera y ella le daba una solución.

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