Capitulo 33

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8 de Octubre, 1639

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8 de Octubre, 1639

─¡Atención! Su excelencia, Mihrişah Sultan.─un Eunuco la anuncio, para luego inclinarse ante su presencia

Mihrişah lo observó todo, habían nuevas mujeres traídas desde diferentes lugares.

─Gracias a Allah, mis hijos, el Şehzade Selim y el Şehzade Ekrem, han regresado a su hogar, dónde pertenecen.─sonrió de manera momentánea.─Para desgracia de algunos, Aynur Kadın será ejecutada públicamente por lo que ha hecho en contra de la dinastía.

─¿Que paso, Sultana?

─No soy tonta, Hatun. Todas sabían sus intenciones, sé su odio hacia mi persona. Soy la consorte principal del Sultan Murad, madre de sus cinco hijos, y espero uno próximo.─tocó su vientre de cuatro meses.─Por sobre todo, soy la directora del Harem, nadie está por encima de mi, excepto el mismo gran Sultan.

Sonrió ligeramente y se dió la vuelta para irse, Süleyman Agha la siguió.

─Sultana ─un guardia se hizo presente.─Aquí están los Şehzades.

Dos pequeños niños entraron con una inmensa sonrisa.

─Mis gemelos ─Mihrişah los abrazó fuertemente. Al separarse, puso sus manos en sus mejillas.─Selim, Ekrem. Mamá los extraño mucho, mucho.

Beso sus frentes, luego los abrazó de nuevo con fuerza.

─Mamá, te extrañe mucho ─dijo Ekrem

─Yo también te extrañe, mamá.








11 de Octubre, 1639

Mihrişah caminaba por los pasillos, en dirección al jardín principal.

─Sultana Mihrişah ─un niño apareció enfrente de ella.─Soy Huseyn.

─¿Eres hijo de la Sultana Fátma?

─Sí, escape de sus aposentos para conocerla a usted.─dijo alegre.─Mi madre no me deja verla, dice que usted es mala.

─¿Tu le crees? ─se agachó para quedar a su altura

─No, sé que usted es buena.

Mihrişah le mostró una sonrisa de labios cerrados, una de sus manos se posó en la mejilla del Sultanzade.

─¿Cuántos años tienes? ─preguntó

Huseyn se puso a contar con sus dedos y luego le respondió.─Tengo seis años.

─Vuelve con tu madre, debe estar preocupada por ti ─beso su frente y luego tomo su mano.─Bahar, llévalo con su madre.

─Sí, Sultana.

La joven Sultana observó como el Sultanzade se iba, era un apuesto niño con buenas cualidades, que sin duda no se parecía en nada a su madre.







20 de Octubre, 1639

Mihrişah se despertó en medio de la noche, cuando vio a su alrededor, el Sultan estaba a su lado, mientras tomaba vino de una copa.

─Majestad...─se removió entre su cama.─¿Por qué está aquí?

─Muchos me alaban por ser valiente y fuerte, sin embargo, temo por la vida de la persona que amo, tengo miedo de perder a la madre de mis hijos.─finalmente el la miró, tenía los ojos llorosos.─Me desperté agitado luego de soñar con tu muerte y la de nuestros hijos, el temor me invadió.

─Mi Murad...─Mihrişah se levantó de la cama y se acercó al Padişah

El Sultan se puso de pie y la diferencia de altura se hizo notar. El posó su mano en su mejilla y luego la beso suavemente, al separarse la abrazó, soltando un suspiro de alivio.







Al día siguiente, muchos buscaron al Sultan, se sorprendieron al verlo aferrado al cuerpo de su Consorte.

─¿Que crees que sea? ─preguntó mirando al Padişah, luego tomo un sorbo del jugo de manzana

─Deseo que sea una niña, una bella Sultana como su madre ─contestó

Mihrişah sonrió ante sus palabras, colocó una de sus manos sobre su vientre, se sentía algo abultado.

─Los embarazos me hacen comer como si nunca hubiera tocado la comida.─dijo luego de tragar un pedazo de carne.─También me enferman un poco.

Murad soltó una suave carcajada ante las palabras de la mujer a su lado.





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