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J | JAMES BYERS.

Anoche llegue a casa muy cansada, así que en cuestión de segundos me dormí.

Ya era otro día, otro día de clases. Pero yo había decidió faltar a las dos primeras.

—Malditos estudios.-Maldecí. Me levante de la cama me cambie, fui al baño a lavarme el rostro y los dientes y después fui hacia la cocina.—¿Will?-Mire a Will a quien le estaban tomando la fiebre.

—Déjame ver...-Le quito el termómetro.

—¿Tiene fiebre?-Pregunte.

—No. A decir verdad, esta frío.

—¿Frío?-Mire a Will.—¿Sientes frío?

—No. Solo algo extraño. Cómo si todavía no me hubiera despertado.-Miro a mamá.—Médico no, lo prometiste.

—Y cumpliré mi palabra, medico no.

—¿Está bien si voy a clases?-Mi madre me miró.—Me puedo quedar aquí, por cualquier cosa.

—No.-Dijo Will.—Ve a clases, Jimmy.

—¿Estás seguro, cielo?-Asintió.—¿Mamá?-Mire a mi madre.

—Ve tranquila, yo lo cuidaré.-Sonrió.—Vamos a darte una ducha caliente, ¿si?-Le dijo a Will.

—Los veré más tarde.-Tomé mi mochila y salí de casa.

Tomé mi bicicleta y fui hasta la preparatoria.

—¡James!-Rosier grito a mis espaldas en cuanto entre al aula correspondiente a mi clase.

Me senté en los últimos asientos y ella se sentó frente a mi.

—Hola, Rose.-Salude a la chica.

—Billy te ha estado buscando.

—¿Cómo sabes eso?

—Preguntó por ti.

—¿Donde está ahora?

—No lo se.-Se encogió de hombros.—¿El y tú salen?

—Somos amigos.

—Hmm...-Entrecerró los ojos.

—¿Que?

—Nada.-Sonrió.

La clase dio por inicio, per en ningún momento entró Billy. Esta clase era corta, por lo que sólo estuve ahí quince minutos.

—Me toca artes y a ti matemáticas.-Le dije a Rosier, quien recién guardaba sus cosas.

—¿Te veo a la hora del almuerzo?-Preguntó.

—Por supuesto.-Sonreí.

Rosier salió del aula después de despedirse y yo hice lo mismo minutos después.

Estaba por entrar a mi siguiente clase, cuando alguien me tomó por el brazo y me llevo hacia los baños.

—¡¿Que haces, Hargrove?!

—¿Donde estabas?-Se cruzó de brazos.

—¿Donde estabas tú?-Hice el mismo gesto.

—Yo pregunte primero.

—No tiene nada que ver.

El sonido de la puerta de uno de los cubículos nos interrumpió.

—¡Billy!-Dijo Maddy al ver a Hargrove.—Gracias por aquello.-Se lavo las manos.

Yo mire a Billy, este fruncía el entrecejo.

—¿De que coño hablas?

—No te hagas, tontito.-Camino hacia el.—Se que te gusto.-Intento tocar el pecho de Billy, el cual estaba medio descubierto. Pero Billy la alejó.

YOU BELONG WITH ME | BILLY HARGROVEOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz