Promesas

311 49 4
                                    

El sonido de su teléfono móvil interrumpió los pensamientos de Lexa. Al ver el nombre de Echo en la pantalla, rápidamente respondió.

-Echo, estaba preocupada. ¿Qué pasa?

-Lexa, necesitamos que vengas al despacho de Octavia. Hay algo que tenemos que discutir contigo de forma urgente - respondió Echo con una seriedad inusual en su voz. Lexa frunció el ceño, una corriente de preocupación recorrió su espalda.

-¿Con Octavia? ¿Es por eso que...? ¿Qué pasa Echo?

-Tenemos que hablar de esto en persona. ¿Puedes venir? - la urgencia en la voz de Echo hizo que Lexa acelerara el paso por los pasillos del juzgado, dirigiéndose hacia el despacho de Octavia. Al llegar, encontró a Echo ya allí, con su rostro tenso y serio. Octavia, sumida en una pila de papeles en su escritorio, apenas levantó la vista cuando Lexa entró. La seriedad del ambiente le confirmó que la situación era más grave de lo que pensaba.

-Lexa, sabes que no te haría venir sino fuera algo realmente importante...

-¿Estáis las dos bien? – la pregunta las tomó a ambas por sorpresa, arracándoles una ligera sonrisa.

- Claro, Lex. Es sobre Alice, tienes que ver esto – Echo le acercó algunos de los folios que descansaban sobre el escritorio - Octavia y yo hemos estado investigando algo por nuestra cuenta. Hemos encontrado algunas... irregularidades.

-¿Irregularidades? - preguntó Lexa, sintiendo cómo su estómago se contraía ante la palabra.

-Sospechamos que podemos encontrarnos ante una trama de corrupción y blanqueo de capitales a gran escala y que han usado a tu clienta como salvoconducto - zanjó Octavia, levantando finalmente la mirada de los papeles en su escritorio. Las implicaciones de lo que acababa de escuchar golpearon a Lexa de lleno.

-Pero, esto... esto podría afectar el caso de divorcio de Alice e incluso a la propia Alice – una ansiedad aún mayor se apoderó de ella cuando terminó de sopesar el último elemento al que acabaría por salpicar todo aquel asunto. Una sonrisa triste y un azul nublado se le vinieron a la cabeza atravesándola- ... y a Clarke.

Octavia asintió gravemente.

- Lo sabemos, Lexa. Es por eso por lo que te lo estamos contando. Necesitamos tu ayuda para dar forma a todo esto y aclarar que está sucediendo.

Lexa se derrumbó en una silla del despacho y esta vez fue su torno de hundir su cabeza entre las manos. Sentía que le faltaba el aire: su trabajo, Alice...Clarke. No sabía cuánto podía afectarle a Clarke toda aquella trama, pero por lo poco que había visto las trascendencias podrían ser realmente catastróficas, tanto a nivel personal como profesional.

-¿Estáis seguras?

Echo se arrodilló frente a ella mirándola directamente a los ojos.

-¿Desde hace cuánto que nos conocemos, Lex? – la aludida entornó los ojos.

-Desde que tenemos uso de razón, Williams.

Echo se encogió de hombros mientras le acariciaba el rostro. Lexa suspiró y dejó caer su mejilla contra la mano de su amiga, buscando su calor y su seguridad.

-Estamos realmente jodidas – concluyó Lexa – pero está bien. Vamos a llegar al fondo de esto.

Octavia le ofreció una sonrisa de alivio y Echo se relajó un poco. Lexa se dispuso a trabajar, ojeando los documentos que se desplegaban encima de la mesa. Las horas fueron pasando y las tres mujeres sentían como la adrenalina de los hechos que se iban revelando les impulsaba a continuar.

Quid pro quo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora