Mi momento decisivo.

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Clarke abandonó el estrado con una combinación de sensaciones nada buenas. Observó a Lexa pensativa, seguramente dándole vueltas al interrogatorio, pero esta se acercó rápido, rodeándola con sus brazos, y la sala del tribunal pareció desaparecer. La prensa se agolpaba con sus cámaras disparando sin cesar. Clarke intuyó los titulares del día siguiente: "Romance en el juzgado", "La hija de Jake Griffin vuelve a enamorar", "Estrellita Griffin encuentra el amor en una joven abogada". Pero nada de eso importaba en ese momento. Su vida era suya, y su única pena residía en no haber compartido su felicidad con su familia, debido a la complicada situación de su padre.

Sabía que le debía explicaciones a su madre, sabía que debía hablar con Ethan, su hermano mayor, que seguía sin responder a sus llamadas. Su madre seguía intentando mediar, y Oliver, igualmente distante. Ahora que Adrienne lo había mencionado en el interrogatorio, sabía que incluso sus comunicaciones podrían estar siendo vigiladas. Sabía que tenía que hablar con su familia, pero no sabía cómo. Su imparcialidad era su única salvación. Eso era todo lo que sabía.

En aquel abrazo con Lexa, Clarke sintió la seguridad dentro de un mundo que le era demasiado difícil. Se encontraba muy lejos de todo, sintiendo solo el aroma de Lexa y los destellos de los flashes a su alrededor. La emoción luchaba fuertemente contra su razón y hundió su rostro en el cuello de Lexa, luchando contra las lágrimas. En ese momento, Clarke se dio cuenta de lo que Lexa significaba para ella, más allá de cualquier caso o juicio. Y aunque las cámaras seguían disparando y el mundo seguía girando, en ese instante, en los brazos de Lexa, Clarke supo que había encontrado su constante. De repente, alguien las tomó del brazo y las guió fuera de la sala, por una puerta lateral reservada para los empleados del juzgado. Era Echo que habría terminado aquel juicio que la había retenido desde primera hora y había llegado volando hasta allí. Clarke lo agradecía en silencio, ahora que sabía que no podía contar con el apoyo de Octavia si no querían poner en tela de juicio su trabajo.

—Lexa... -murmuró Clarke.

—Todo lo que quieras, Clarke— respondió Lexa, mientras una lágrima se deslizaba por la mejilla de la fiscal.

Su teléfono vibraba con fuerza en su bolso y al sacarlo tuvo que sentarse. Tenía cuatro llamadas perdidas de su madre. Con lágrimas en los ojos, se volvió hacia Lexa, buscando consuelo de nuevo en su abrazo. El interrogatorio había sido una tirolina emocional, dejándola con una combinación punzante en el pecho de culpa y vulnerabilidad. Lexa, percibiendo su angustia, se arrodilló junto a ella, abrazándola con fuerza.

—Clarke, ha salido mejor de lo que esperábamos — dijo Lexa de forma suave y reconfortante.

Echo, que se había acercado, preguntó con preocupación qué había sucedido.

—¿Os acordáis que os dije que Adrienne había caído en su propia trampa? No era una trampa — continuó Lexa —Adrienne es más inteligente que eso. Creo que sé lo que está sucediendo.

Clarke y Echo la miraron confusas, esperando una explicación, pero Lexa, con su mirada fija en Clarke, tan solo le hizo una promesa.

—Dadme tiempo, lo voy a solucionar.

—¿Hay acusación formal contra el padre de Clarke?

La pregunta llegó como un golpe más a la fiscal. Clarke, luchando por mantener la compostura, respondió entre los brazos de Lexa.

—Después de hoy, es cuestión de días. ¿Podemos irnos a casa? Necesito salir de aquí — suplicó Clarke a Lexa, quien asintió comprensivamente y la besó suavemente.

Echo se ofreció a ir a ver a Octavia, y Clarke, con una voz temblorosa, le pidió que le dijera lo orgullosa de ella y que la consideraba la mejor fiscal que había conocido.

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⏰ Son güncelleme: Dec 15, 2023 ⏰

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