La Doble W.

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El amanecer inicial se colaba por las cortinas, bañando a San Francisco con su luz. Clarke, con su cabeza entre las manos, aceptó a regañadientes que la ciudad seguía existiendo, justo lo contrario a lo que su resaca necesitaba. El tormento post-celebración se estaba asentando en su cerebro de forma ruidosa y, si era sincera, de una forma bastante desagradable, como un invitado que no se marcha después de una invitación. Volvió a cerrar los ojos deseando un momento más para mantenerse sumida en el sueño y desvanecerse en las sábanas que aún retenían el calor de otro huésped que, para variar, ya estaba ausente. Como siempre y como todas las mañanas desde que entró en el dichoso FBI, Bellamy ya no está. A Clarke ya ni siquiera le sorprende, como una guerra que da por perdida incluso antes de volver a sacar los tanques.  Su lugar en la cama era ese hueco que confirma la partida silenciosa de lo que fue su relación y una certificación de cada promesa que el joven vuelve a romper cada amanecer. La fiscal suspiró con tristeza, más por estar acostumbrada a la decepción que supone saber que su expareja nunca cambiará. O que quizás ella tampoco debería obligarlo a ello.

Casi cuando se encontraba a punto de caer en la tentación de hundirse en el olvido del sueño, algo perturbó la quietud de su cuarto. La luz intermitente de su móvil la devolvió a la realidad y  Octavia era su mensajera, como una Hermes inesperada. Su amiga, siempre atenta y tan diferente a su hermano, la que siempre está presente incluso cuando este debería estar y, como siempre, nunca está. Sin embargo, la idea de hablar de la celebración le provoca un remolino en el estómago, una ansiedad indeseada en forma de recuerdos bañados por el alcohol que le recuerda la cantidad de decisiones mal tomadas durante la pasada noche. Aún así, Clarke sabía con certeza que su amiga no lo dejaría pasar, ni siquiera la resaca más pesada del mundo podría hacerlo. "Por favor, San Francisco, desaparece y dame un respiro". Aunque cada fibra de su ser deseaba hundirse en las sábanas, sabía que debía ser una adulta funcional, levantarse, responder a ese mensaje y  confrontar a aquella ciudad que, para su desgracia nuevamente, sigue en pie.

Joder. La fiesta. Es que Lexa. La fiesta. La fiesta y Lexa. Es que la fiesta sigue ahí y todo vuelve a esa maldita fiesta como un retorno inevitable a casa tras un largo viaje. ¿Habrá roto su casi reciente y muy conveniente amistad con la abogada por culpa de su impulsividad? ¿Podrá mirarla Lexa a la cara? ¿Y si ya no quiere volver a salvar sus noches? ¿Y si ahora que empezaban a entenderse se acaba antes de empezar algo que ni siquiera entiende?

Los recuerdos fragmentados vuelven a su mente encajando como piezas de un rompecabezas: el acercamiento con Lexa, el encuentro posterior con Bellamy, la mirada de Lexa, la huida de Lexa... Se puso en pie sintiendo cómo la cabeza le daba vueltas, pero con la necesidad de acallar sus pensamientos.  Consiguió llegar medio a rastras al salón de Octavia en ropa interior, llevando solo una camiseta de Bellamy que le quedaba bastante grande.

Oyó el crujido característico de la puerta al abrirse y cerrarse, anunciando la vuelta de su amiga al apartamento. Aún con los ojos cerrados, se dejó caer hacia atrás en el sofá, hundiendo su cabeza en un cojín blando, en un intento por aplacar el constante latir en su sien. El sonido de los pasos de Octavia se aproximó, seguido del aroma de café recién hecho que llenaba el aire. A pesar de su malestar, Clarke no pudo evitar una sonrisa de gratitud. Octavia siempre parecía tener café listo en los momentos más críticos.Octavia siempre estaba ahí. Siempre su Blake favorita. "Bellamy 0 - Octavia 1".

-La resaca y Clarke Griffin, dos enemigos enfrentados desde que el mundo es mundo. ¿Cómo te encuentras?

Clarke gruñó en respuesta con el rostro aún oculto en el cojín. Octavia soltó una risa suave.

-Se me olvidaba como la resaca te hace perder todo el estilo, así que podemos deducir que no muy bien...pero por lo que parece alguien tuvo un final de noche de lo más agitado.

Quid pro quo.Where stories live. Discover now