Solo es un comienzo.

339 47 9
                                    

Clarke abrazó a Lexa como si estuviera tratando de fundirse con ella, y por un momento, todo pareció estar donde tenía que estar. Como si la abogada tuviera una tesis doctoral en "Hacer que Clarke Griffin se sienta como si fuera el único ser humano en el planeta". Se apartó lentamente, como si romper el contacto pudiera ser considerado un sacrilegio porque, a ojos de la fiscal, abrazar a Lexa Woods y separarse debería ser considerado como uno de los pecados capitales. Sus ojos encontraron a los de Lexa y Clarke supo que siempre tendrían todas las respuestas que la fiscal había estado buscando. Lexa sonrió, como si pudiera leer todos los pensamientos y emociones de Clarke en ese abrazo.

Pudo sentir cómo Lexa está a punto de decir algo, probablemente algo tan agudo e inteligente que le sacaría una risa incluso en el peor de sus día, pero Clarke no estaba para palabras. No ahora. Con una determinación que bordea la desesperación, Clarke tomó la cara de Lexa entre sus manos y la besó con ganas. Sus labios encontraron los de la abogada en un beso que canalizaba todo el deseo, toda la tensión y toda la emoción acumulada en las últimas horas. Sus labios se movían sincronizados y en cuanto se encontraron una chispa recorrió la columna de Clarke y le devolvió la vida a cada nervio de su cuerpo. Porque Lexa había cursado todas las asignaturas de cómo besar a una persona y había sacado matrícula de honor con Cum Laude, y Clarke quería recibir todas las clases. Es que por un momento, Clarke no necesitaba respuestas ni planes, ni siquiera necesitaba aire. Todo lo que necesitaba estaba justo ahí, en ese beso.

En la emoción del momento, el bolso de Lexa se resbaló de su hombro y cayó al suelo con un golpe sordo. Sin soltar a Clarke, Lexa levantó la pierna y golpeó la puerta con su tacón, cerrándola de un golpe. Fue un movimiento tan elegante y tan torpe al mismo tiempo que Clarke no pido evitar sonreír en medio del beso.

-Pensé que necesitabas saber que te necesitaba - musitó Lexa al oído de Clarke mientras la abrazaba de nuevo - Así que aquí estoy.

-Siete horas de avión para "estar aquí" - susurró Clarke de vuelta - Y yo preocupada por si mi planta y yo estábamos yendo demasiado rápido.

-Clarke...¿tienes una relación con una planta?

Clarke estaba tan atrapada en la emoción del momento que no podía dejar de besarla, dirigiéndose hacia aquel sofá que le parecía demasiado lejano. Agarró a la abogada de su blusa, tropezándose y desequilibrando a Lexa un poco. En un movimiento casi coreografiado, la abogada la sostuvo y volvió a besarla entre la risa de Clarke.

-Definitivamente. Es una relación seria. Hasta he pensado en llevarla a cenar - contestó Clarke divertida.

—Con lo bien que estábamos tú y yo, ahora tienes que romper mi corazón hablando de otra mujer. ¿Y encima una planta? —murmuró Lexa, haciendo una pausa para mirar a Clarke con sus intensos ojos verdes.

—Ella nunca podría competir contigo, en realidad es solo mi forma de decorar tu ausencia —respondió Clarke, su mirada encontrando la de Lexa mientras sus manos, cada vez más seguras, empezaban a desabotonar la blusa de Lexa.

Sus dedos trazaron líneas invisibles sobre la piel de Lexa, cada toque elevando la temperatura en la habitación unos cuantos grados más y Clarke sentía que jamás había hecho tanta calor en New York. Clarke pudo sentir el ritmo cardíaco de Lexa acelerado, sincronizado con el suyo en un tamborileo frenético que parecía resonar entre ellas. Era como si su cuerpo entero estuviera gritando, implorándole que rompiera todas las barreras que las separaban, que se sumergiera por completo en ella. Clarke sintió como si cada átomo de su ser hubiera estado esperando que la abogada apareciera por esa puerta. Lexa estaba allí, en su espacio, en su vida, llenándolo todo de una forma que nada ni nadie más podía.

Al fin, sin dejar de besar ningún momento a Lexa consiguió tumbarla en aquel sofá. Clarke sintió como si una corriente recorriera su cuerpo, cada punto de contacto con Lexa enviaba chispas a través de su sistema nervioso.Terminó quitándole la blusa de Lexa, permitiéndose un segundo para admirar la belleza que tenía ante ella. Quizás algún día terminara de acostumbrarse a aquella visión. Su mirada se posó en Lexa, quien la observaba desde el sofá con una mezcla de deseo y vulnerabilidad que casi hizo que Clarke se sintiera morir de nuevo. Clarke solo podía pensar en lo cerca que estaba de Lexa, y cómo cada fibra de su ser anhelaba la conexión más profunda posible con esta mujer. Sus ojos se bloquearon, y todo lo demás se desvaneció. No había más casos legales, no más dramas familiares. Lexa en sujetador parecía una diosa a los ojos de Clarke, y cada fibra de su ser ansiaba no dejar de tocarla. Comenzó a moverse contra ella mientras apoyaba una de sus piernas contra el suelo de manera que le sirviera de apoyo y gimió de placer contra Lexa. La abogada dejó escapar un gemido suave, arqueando su espalda para acercarse más a Clarke. Cada célula en el cuerpo de Clarke gritaba desbordada, clamando más, más, más. Y Lexa estaba allí para dárselo.

Quid pro quo.Where stories live. Discover now