Yo nunca.

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Lexa observaba lo interesante que se había vuelto aquel juego desde aquella nueva pregunta. Sus ojos seguían todos y cada uno de los movimientos de Clarke, tal vez porque su respuesta le intrigaba un poquito más de lo recomendable y su corazón le mandaba claros signos de que si seguía aguantando la respiración colapsaría en su pecho. Un gran desafío a la capacidad humana para aguantar sin oxígeno, en su opinión. Pero es que de verdad le interesaba saber si alguna vez se había sentido atraída por alguna mujer. Una. Un número tan simple y tan pequeño que el universo no podía fallarle en esta ocasión.

Por el rabillo del ojo captó los movimientos de Raven, Echo y Octavia, que tomaron sus respectivas cervezas sin vacilar, riendo y haciéndose bromas entre ellas. La reacción de Clarke era lo que la abogada esperaba con ansías. Su mirada se posó brevemente sobre la de la rubia y parecía pensativa. También bastante avergonzada, pero es que a aquella chica toda la gama cromática parecía quedarle de puta madre y aquellas mejillas teñidas de rojo era algo nuevo que también le fascinaba.

Por fin, la decisión se apoderó de la fiscal y desvió desafiante su mirada hacia Octavia, llevando su cerveza hacia sus labios y bebiendo. Depositó con brusquedad el botellín de cerveza sobre la mesa y Lexa lo sintió como una extensión de sus latidos. De repente le dieron ganas de saltar, gritar y darle las gracias enteras al universo porque podía no ser un homerun, pero aquel gesto sin duda eran al menos 4 yardas del tirón. Y qué bien quedaban aquellos labios sobre aquella cerveza y qué gesto tan trascendental en tan poco. Porque parecía que durante ese tiempo su organismo se había empeñado en saltarse unos cuantos latidos para retomarlos a un ritmo demasiado vertiginoso. Pero le daba entre 0 y nada de igual, porque para ella solo había un letrero luminoso que se había encendido sobre aquella mesa, confirmándole que al menos en alguna ocasión Clarke Griffin se había sentido atraída por una mujer. Y 1 es mejor que 0. Y quien dice una vez no puede cerrarle la puerta en un futuro a una segunda, o eso decían las estadísticas de Echo.

Raven, que había estado observando la interacción, dejó su gesto de sorpresa de lado y estalló en risas.

-Ahora si que estás de coña, Griffin, y me siento realmente herida en nuestra amistad. ¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Octavia? ¿Tú lo sabías? ¿Por qué nuestro baluarte, nuestro pilar, nuestra piedra de la heterosexualidad se ha sentido atraída por una mujer y nunca he sabido nada?

La morena parecía estar hiperventilando y Lexa aprovechó para examinar a Clarke a conciencia. Se había dejado caer hacia atrás en la silla y jugaba entre los dedos con aquella cerveza, con una sonrisa desafiante que no dejaba lugar a saber que se escondía detrás de ella. Porque sí, por favor y gracias, ella también necesitaba saber las respuestas a aquellas preguntas y quizás Raven se había convertido de repente en su persona favorita de todo el Atrium.

-¿Quién? ¿Cómo? ¿Dónde? Vamos Reyes, parece que estás investigando un crimen y estoy un poco cansada del rollo FBI. No voy a soltar detalles de mi vida privada sin que me invites a una copa antes.

La agente abrió la boca de forma exagerada y un poco molesta con su amiga, ya que había un episodio de aquella heterosexualidad Griffiniana que se le había escapado. Lexa esperaba que la insistencia que había demostrado durante toda la noche con Echo siguiera en esos momentos con Clarke, porque, joder, vale que era su vida privada, pero es que gran parte de la comunidad lésbica y bisexual dependía de esa revelación.

-Vamos, Clarke, a todos nos ha dado por experimentar, no serías la primera en esta mesa.

La abogada casi se atragantó con su bebida al oír el comentario de Octavia, ganándose una mirada llena de diversión de Echo. Clarke, por su parte, no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer y aquel rojo había desaparecido de sus mejillas y ahora estaba cruzada de brazos con aire desafiante. Un cambio de actitud envidiable y que le quedaba también como un guante, en la humilde opinión de la abogada.

Quid pro quo.Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum