Capítulo 14

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...Tragando mi orgullo, para evitar los males. Ahogando mi pena, como tu no sabes. Corazón mal herido, no entiendes de modales. Y es mi perdición, tenerme que aguantar las ganas de volver. Es mi perdición, tu pelo, tu cara, tu forma de ser...

🪐

- Pues tampoco lo veo para tanto -Cata se echó hacia atrás y miró hacia ambos lados de la calle -. Lo que no entiendo es su actitud.

- Creo que le molestó que le dijera que no éramos nada -dejé la copa sobre la mesa y me levanté las gafas de sol -. A raíz de ahí su actitud cambió.

- Pues eso significa que le importas más de lo que tú te pensabas, Gala -Aina me agarró la mano y le dio un ligero apretón.

- No sé -le resté importancia -. Es todo muy raro. A parte que lo último que me dijo me descolocó -arrugué la nariz y volví a ponerme las gafas de sol.

- Joder tía -Cata levantó las manos como si lo que hubiera dicho estuviera fuera de lugar -, es bonito.

- No, no lo es -la miré fijamente -. Si resulta ser verdad, a mí no me hace gracia. ¿A ti no te han dicho la frase de "como lo conoces es como lo pierdes"? Si se lo ha hecho a ella puede hacérmelo a mí perfectamente.

- A ver -Aina nos miró poniendo algo de paz, agradecí tenerla en aquel preciso instante, sin ella Cata y yo habríamos terminado peleadas -, ni un extremo ni otro. Puede que no se repita, Gala.

- No lo sé, con esto me he dado cuenta de que quizás no estaba tan pillada como pensaba. Me molesta, claro que me molesta, pero no siento nada. Creo que lo de Eric definitivamente me traumó.

- Aquí lo que pasa es que te gusta mucho, pero no estás enamorada -afirmó Cata y yo asentí dándole la razón.

- Obviamente me jode, pero aquí no se acaba el mundo. Si quiere hablaremos y supongo que tendremos que aclarar muchas cosas, posicionarnos e intentar saber en qué punto estamos -le di un trago al tinto de verano y me volví a apoyar en el respaldo de la silla.

- Lo importante, ¿estás bien? -Cata se quitó las gafas de sol y puede ver en sus ojos preocupación.

- Sí -sonreí -, estoy algo rayada por lo que me dijo Lorena anoche, pero por lo demás bastante tranquila, creo que esto solo es un bache.

- Entonces -Aina alzó las cejas y me miró con picardía -, ¿mañana vamos a verle?

- Aunque me joda, sí, vamos a ir y a ver que pasa. Quizás no quiera ni verme, pero necesito estar ahí y apoyarle. Sé que es importante para él y si me tengo que tragar el orgullo e ir, lo voy a hacer. A mí esta oportunidad no se me escapa.

Mis amigas y yo brindamos mientras reíamos. Las últimas cuarenta y ocho horas fueron una locura. Al salir de casa de Misho se me pasaron tantas cosas por la cabeza que no fui capaz de razonar. Me sentí culpable porque aunque él dijera cosas que no sentía, todo lo empecé yo. Pero lo sentí así, no estábamos juntos, tampoco habíamos hablado nada, no me hacía falta que me pidiera salir porque no lo veía necesario, pero yo no sentía que fuéramos pareja. A veces los actos dicen mucho más que las palabras y aunque él se portó de diez conmigo sentí que todavía faltaba algo para acabar de coronar. Me gustaba y mucho, pero no sentía más allá y estaba segura que con el paso de los días mis sentimientos hacia él irían en aumento. El se calentó, se enfadó y comenzó a decirme cosas que era consciente que no sentía y ya coronó con lo peor que me pudo decir aquella noche. Volvió a entrar en el edificio, lo perdí de vista y no supe nada más de él.

Me quedé esperando a que Cata y Aina llegaran a por mí y mientras esperaba Lorena apareció como si me hubiera estado esperando. Me empezó a comer la cabeza y acabó rayándome más. Me dijo que Misho mentía y que no la dejó por mí y aunque pareciera muy loco logré entenderlos a los dos. Ella me hizo ver que estaba súper feliz de que yo fuera la chica con la que Misho la echó de su vida. Y aunque me dio algo de miedo su actitud tan cercana, me di cuenta de que no era mala chica. Llegué a la conclusión de que entre ellos pasó algo, pero no llegaron a formalizarlo. Vivían juntos y de vez en cuando mataban la tensión, Lorena se marchó porque se fue a vivir con una amiga y en alguna que otra ocasión le visitaba, pero esas visitas se acabaron cuando Misho me conoció. Él le dijo que había conocido a alguien y que quería hacer los cosas bien, ella aceptó sin ningún problema, al fin y al cabo no había sentimientos de por medio. Pero lo único que le pidió fue que no la dejara sola en el hospital y lo acabó haciendo. Entendí las dos partes y sus puntos de vista, al final era la misma historia, pero contada desde diferentes perspectiva.

Cúrame ▪︎ MISHO AMOLIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora