Capítulo 27

1.4K 152 15
                                    

...se fueron todas esas flores que me prometiste, todas las palabras que nunca dijiste, se volvieron besos que nunca te quise dar...

🪐

Me coloqué el pelo detrás de la oreja, sintiendo unos pasos acercarse. Misho dejó un par de botellas de agua y dos cajas de pizza sobre la mesa. Se sentó al otro lado y me miró fijamente. Me resultó raro tenerlo tan cerca y no saber cómo actuar. Me sentí como al principio, cuando nos conocimos y todo era tan distinto. Me aclaré la voz mientras él seguía mirándome.

- Te he traído algo de comer -abrió la caja y yo negué con la cabeza.

- No puedo -murmuré bajito, ni siquiera sé como pudo escucharme.

- Lo sé -se agachó y sacó un plato cubierto de papel albal -, por eso te he traído esto.

Le quitó el envoltorio y sonreí al ver que se trataba de una pizza casera, sin gluten, sin lactosa y de atún. Misho fijó su mirada en mí de nuevo, me miró de aquella forma en la que el mundo se detenía en el momento en el que mi respiración comenzaba a fallar.

- La he hecho yo -se acomodó en la silla, se sirvió una porción de pizza. Yo traté de dar el paso, pero las palabras no consiguieron salir de mi boca. Y eso que nos separamos del resto para poder hablar tranquilamente.

- Gracias, no tenías porqué -murmuré.

- Sabía que Aina te avisaría, sois tal para cual. He visto que muchas veces te has quedado sin comer y no quería que esta vez fuera igual. Te callas demasiado -rodó los ojos, asentí con la cabeza dándole la razón -. ¿Qué tal la primera semana de clase? ‐agradecí que cambiara de tema. Él también trató de evitar el tema. Fue como si hablar de algo que hubiera podido ser y al final no resultó, nos fuera a hacer daño.

Me acerqué a la mesa y me serví un poco de agua antes de explicarme. Tenía tantas cosas que decirle que no supe por donde empezar. Solo pasaron dos semanas, pero a mí me parecía que había pasado mucho más tiempo. Las horas se ralentizaban si él no estaba, me pasaba los días escribiendo o incluso pintando. Me bajaba cada tarde a casa de Lourdes a cuidar de Jimena o ensayaba nuevas coreografías. Necesité tener la mente ocupada para no estar pensando constantemente en él. Pero daba igual lo que hiciera, siempre había algo que me recordaba a Misho.

- Bien, bueno normal. Nada nuevo, ha sido tranquila la semana -me encogí de hombros y le di un bocado a la pizza -. Lo de Madrid -hice una pausa en cuanto él levantó la mirada y me observó con determinación -, necesito explicártelo. El tiempo que pasé en tu casa me hizo pensar que igual si estábamos más cerca todo sería más fácil. Estos meses atrás la distancia funcionó porque no estábamos juntos, pero en aquel momento yo necesitaba más. Pensé que igual era buena idea mudarme a Madrid, no sé llámame loca. Cuando iba al gimnasio por las mañanas, al salir iba a dejar el currículum. Gracias a que me dejabas el coche todo fue más fácil. No me llamaron así que opté por no contártelo. Al final yo sabía que mi destino era seguir aquí en Barcelona. No quería dejar mi centro, este es mi cuarto año y aunque a veces quiera mandarlo todo a la mierda, no me gusta empezar de cero. Prefiero lo malo conocido a lo bueno por conocer. Esta mañana no paraban de llamarme, pensaba que era publicidad, pero ha resultado ser un instituto. No voy a aceptar la oferta de trabajo, estoy muy a gusto aquí y no quiero tirar todo por la borda.

- Has tomado la decisión correcta -sonrió -. De verdad te lo digo, creo que tú sitio está aquí. Tienes un trabajo que te encanta, tienes a tus amigas y tienes tu vida aquí. Valoro muchísimo lo que has hecho, de verdad, pero no me perdonaría que renunciaras a tu vida por mí -se chupó los labios y miró hacia abajo -. Jamás imaginé que se te pasaría por la cabeza renunciar a todo. Aunque suene loco, me parece bonito.

Cúrame ▪︎ MISHO AMOLIWhere stories live. Discover now