SEGUNDA PARTE: ÓDIAME - Prólogo

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S E G U N D A P A R T E

Óԃιαɱҽ

pero ódiame, si así me olvidas tú antes, ódiame

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...pero ódiame, si así me olvidas tú antes, ódiame. Ódiame hasta que te canses y veas que me alejo de ti pa que avances y aprendas a quererte sin necesitar a nadie...

🪐

Quedarse con todo aquello que le hacía feliz, soltar lo malo y seguir viviendo como si nada. Deshacerse de lo único bueno que sentía que tenía, olvidar como su corazón latía, borrar sus labios sobre su piel, imaginar su presencia, inhalar su aroma. Nada quedaba de aquello que un día le hizo vibrar el alma, suspiraba por los rincones tratando de recomponer su alma, el alma, aquello que nunca muere y duele eternamente. Correr hasta precipitarse al vacío, sentir que todo era como un sueño, volar sin alas temiendo a caer para siempre. Renunciar a su vida, renunciar a lo que él le hacía sentir. Navegar a contra marea sintiendo que la tormenta estaba a punto de hundirla. Seguir como si nada, recogiendo cada pedazo roto sin molestarse en repararlo. Verlo a lo lejos, sentir que aunque ya no fuera como antes, todo seguía igual. Correr sin mirar atrás, avanzando poco a poco sin sentir miedo. Cerrar los ojos y escucharse a sí misma, verse bien, mirarse y quererse. Sin él, todo parecía cobrar sentido, sin él todo seguía igual, sin él no era la misma, pero nunca pretendió serlo. Sentir los puñales clavarse hondo, sentir la sangre sobre su piel, sentir que el dolor era más fuerte si no pensaba en él. Culpabilidad y odio, alejarse para sobrevivir. Envuelta en un mar de llamas, temiendo a pincharse esquivando las espinas. Aquel último tulipán, marchito sobre su mesita de noche. Cada promesa que se perdió en el aire, cada noche mirando el firmamento soñando con el mismo cielo. El alma, su alma ardía presa de todos los deseos que se quedaron a medio camino. Su alma estaba condenada enteramente a sufrir en silencio, a doler si él no estaba a su lado.

- Y cuatro McFlurrys de Oreo con extra de chocolate blanco, por favor -voceó Cata desde el asiento del copiloto.

- Perfecto, serán veinticinco con noventa y cinco, pasen por la primera ventanilla por favor.

Aina movió a Gala, la cual tenía la cabeza pegada al volante. El día se le estaba haciendo eterno, los días pasaban y ella estaba más cansada, vivía por y para el trabajo. Si no era una cosa, era otra. Sus amigas la agotaban hasta el punto de inventarse mil excusas con tal de no verlas. Pero de nada servía, Cata y Aina la conocían tan bien que sabían exactamente lo que le estaba pasando.

Gala suspiró, quitó el freno de mano y tras meter primera el coche comenzó a moverse. Recogieron su pedido y se fueron a casa de Cata a cenar. Podría ser un plan cualquiera, pero aquel día era especial. Y no porque su libro acababa de publicarse, sino porque era el cumpleaños de una persona que le marcó para siempre.

- ¿Hace cuánto que no lo ves? -preguntó Aina en cuanto llegaron a casa de Catalina.

- ¿A Misho? -Gala arqueó una ceja, su amiga asintió con la cabeza.

- Desde aquel día -suspiró -. Bueno, realmente esa fue la última vez que intercambiamos palabras. Lo he visto alguna que otra vez en la urbanización, pero de lejos -confesó -. Hoy es su cumpleaños, ¿sabéis?

Las tres se sentaron en la mesa de la cocina y sacaron la comida mientras Cata y Aina miraban con expectación a Gala.

- ¿Le has felicitado? -fue Aina la que abrió el tema de conversación.

Gala negó con la cabeza mientras suspiraba. Lo cierto era que no sabía nada de él. Aquel tiempo que iba a ser un par de semanas se convirtió en dos meses y medio y aunque ella lo echaba en falta, no quiso agobiarlo. Gracias a Aina y a Nil pudo saber en todo momento como se sentía el búlgaro y aunque ella sabía que no estaba atravesando un buen momento, no quiso agobiarlo. Al final él no le había dicho nada, pero igualmente se sentía culpable por no estar ahí cuando él la necesitaba.

- He hecho algo peor -Gala se tapó la cara con las manos y fue a agarrar una hamburguesa.

- No puedes comer esto, Gala -la advirtió Catalina.

- Un día es un día y lo necesito -insistió la morena.

- Luego no vengas con que te duele la barriga -Catalina la miró con preocupación -. ¿Qué pasa? Llevas todo el día rara y ausente.

- Le he enviado un ejemplar del libro a su casa, con dedicación incluida. Le he dicho que le quiero y que ojalá podamos vernos pronto -soltó Gala mirando fijamente al suelo.

- ¡¿Qué has hecho qué?! -exclamó Aina dejando la vaso de Fanta de Limón sobre la mesa -. ¿Por qué?

- Porqué sí, no hay ningún motivo detrás. Me apeteció y lo hice. Ahora me arrepiento un poco, no sé cómo va a ser su reacción y eso me preocupa por cómo me pueda afectar -agarró un par de patatas fritas y se las metió en la boca.

- Lleva en directo hace media hora -dijo Catalina mostrando su móvil -. ¿Quieres que lo ponga?

Gala se encogió de hombros, ella de vez en cuando se metía en sus streams, verlo aunque fuera a través de una pantalla le hacía bien. Recordaba cada segundo que pasó con él y como gracias a Misho fue dejando atrás toda la mierda que la rodeaba. Con él dio el pasó, él la ayudó a curarse de todos sus males y aunque sabía que nunca lo olvidaría, poco a poco estaba empezando a sentir que lo estaba superando.

Cata encendió la tele y puso el directo de Misho. Las tres prestaron atención mientras que Gala sentía que su corazón estaba a punto de salirse del pecho.

- Hoy os traigo un unboxing-dijo él -. Tengo varios paquetes que me apetece abrir con vosotros.

Misho se agachó y rescató del suelo uno de ellos. Lo miró frunciendo el ceño confundido, se aclaró lo voz y dijo:

- Este no tengo ni idea de lo que es -procedió a romper el envoltorio.

El búlgaro se quedó callado en cuanto vio el libro. Sus ojos se perdieron en aquel título que relucía y predominaba en la portada Misoginia victoriana. Su dedo acarició las letras de su nombre, aquel nombre, Gala Valero le marcó. Inconscientemente sonrió, no pudo evitarlo, abrió el libro y apretó los labios al ver que venía dedicado. A puño y letra, sus ojos se emocionaron en cuanto leyó lo siguiente:

"Para ti, Misho. Feliz Cumpleaños y Feliz Vida. Gracias a ti este libro está viendo la luz, solo tú me diste la fuerza para seguir con la historia y acabar publicándolo. Han pasado tantas cosas en tan poco tiempo que tendría que ocupar miles de páginas para poder explicarte. Sé que ya nada es como antes, pero tú formas parte de esto y quería que lo tuvieras contigo. Gracias por todo lo que hiciste por mí, ojalá algún día podamos vernos y retomar lo que un día dejamos a la mitad. No me olvido de ti, te quiero vikingo.

Gala".

...

El lunes subiré el primer capítulo de esta segunda parte. Espero que os guste y que sigáis leyendo la historia de Misho y Gala. Muchísimas gracias por el apoyo❤️‍🩹

Cúrame ▪︎ MISHO AMOLIWhere stories live. Discover now